(Bloguero
Paúl Rosenberg)
["En este momento una ética
parasitaria reina sobre Occidente y la continuará dominando siempre que los
productores interpreten el papel de los incautos”]
Las grandes empresas y gobiernos le están cavando la tumba al
capitalismo, opina el bloguero Paul
Rosenberg, que destaca que la opresión a los fabricantes y pequeños empresarios
se transformará gradualmente en neofascismo de una élite superpoderosa.
"Voy a ser franco: nuestro sistema capitalista se acerca al fracaso. O
quizá sea mejor decirlo así: Nuestros sistemas de mercado marginalmente
capitalistas, parcialmente libres, se están acercando a un colapso
masivo", asegura Rosenberg en el blog Freeman Perspective. Rosenberg enumera nueve
factores que condicionan el declive del capitalismo, todos ellos relacionados
con el hecho de que los empresarios que crean nuevos bienes o servicios se han
convertido en esclavos de las grandes corporaciones y de los gobiernos.
1. Demasiadas
personas económicamente dependientes. El productor medio se encuentra en
condiciones de miseria. Por poner un ejemplo, el importe total de los impuestos
recaudados en EE.UU. no crece, pero cada vez son menos las personas que
realmente pagan impuestos. Durante las últimas elecciones presidenciales se
reveló que el 47% de la población activa no paga ni un centavo en impuestos
sobre la renta, lo que significa que la segunda mitad lo paga por todos,
incluyendo por los muchos millones de personas que utilizan cupones de
alimentos y discapacitados. "Los productores se ven castigados y
maltratados, se ven ridiculizados", explica Rosenberg.
2. Los ciudadanos no pueden
ahorrar. Ahorrar dinero se ha vuelto imposible. Hace cien años, los
mecánicos, carpinteros o comerciantes llenaban lentamente sus cuentas bancarias
con oro y plata, lo que les permitía gozar de una vejez cómoda, así como pedir
préstamos entre sí para el desarrollo empresarial. Pero ahora "el dinero
ha sido retirado de las manos que lo generaron, y se trasladó a las manos de
los no productores, mentirosos y destructores", denuncia el bloguero estadounidense.
3. Excesivo gasto de la
regulación estatal. Rosenberg cita como ejemplo EE.UU., que en 2008 gastó
el 14% de la renta nacional (1, 75 billones de dólares) en regulación estatal.
"El dinero simplemente se extrae de la producción y se desperdicia en la
psicosis política", afirma.
4. La empresa grande
"esclaviza" a la pequeña. Solo las empresas más grandes y más
estables son capaces de llamar la atención de las autoridades sobre sus
problemas. Las pequeñas empresas carecen de "libro de reclamaciones"
y se encuentran aplastadas por los altos impuestos y la regulación excesiva.
Según Rosenberg, Mussolini tenía razón cuando dijo que "el fascismo
debería más bien ser llamado corporativismo, ya que es la fusión del Estado y
del poder corporativo". Las corporaciones se están apoderando del comercio
en occidente:
5. Un complejo
militar-industrial ingobernable. El complejo industrial militar está fuera
de control. Su lobby, su alarmismo y sus gastos sólo pueden ser caracterizados
como "obscenos", afirma el autor. Billones de dólares y millones de
vidas productivas se gastan en las máquinas de guerra de Occidente. "Nunca
hay que olvidar que las guerras destruyen masivamente y no producen nada",
explica.
6. Burocracia inútil y costosa.
Todos los países occidentales tienen ahora una clase numerosa de burócratas,
cuerpos policiales, inspectores encargados de hacer cumplir la ley. Sólo en
EE.UU. suman varios millones, ninguno de los cuales produce nada y solo impiden
a los fabricantes producir bienes. "A millones de personas se les paga
para restringir el comercio", indica Rosenberg.
7. Los ricos no producen. El
bloguero destaca que apareció una casta de personas
muy prósperas que gana millones de dólares de forma agresiva. Y el problema es
que estos ingresos no son productivos, y el dinero invertido, en realidad, no
produce nada. "Resulta que reciben una gran cantidad de dinero, pero solo
generan residuos", concluye Rosenberg.
8. El altruismo es historia.
La ética de los negocios modernos se basa solo en adquisición y no en la creación.
En tiempos más ilustrados se trataba de procurar beneficios al mundo o de, al
menos, crear cosas nuevas y mejores. "Limitarse a agarrar todo lo que se
puede es una filosofía insuficiente para el capitalismo, y conduce a zonas de
sombra", opina Rosenberg.
9. Ricos con superpoderes.
Cada nación tiene una pequeña clase superpoderosa de élites de bancos centrales
que amasan fortunas en sus monopolios de divisas, y que son totalmente
desconocidos para los productores que, sin querer (y sin saberlo), compran aviones
y yates para ellos. "Nuestros sistemas monetarios se han vuelto
aristocracias; una clase oculta e inmensamente poderosa", indica
Rosenberg.
"En este momento una ética parasitaria reina sobre Occidente y la
continuará dominando siempre que los productores interpreten el papel de los
incautos. Si esto sigue así, lo que queda del capitalismo se detendrá y será
invadido por un arreglo neofascista, no de la variedad del dictador y la
esvástica, sino de una donde los intereses de las empresas estatales poderosas
se conviertan en una fuerza imparable e insaciable", vaticina Rosenberg.
Fuente: globedia.com/plagas-corroen-capitalismo