Al ‘pirómano’ de las Islas

 

Juan Pedro Rivero *

 

No sé si será capaz de leer esta carta, aunque -sinceramente- me da igual. Te juro que hago un esfuerzo serio para evitar el rosario de calificativos insultantes que me vienen a la mente cuando pienso en ti. ¿Cómo se te ocurre jugar a ser la “figura tenebrosa y destructiva” que estás siendo en los montes de estas Islas?

 

Te escondes detrás de disculpas. Te crees importante porque se movilizan muchas personas para corregir tu acción devastadora. ¿Te crees importante? Pues no lo eres. No eres creador de nada, sino destructor de todo. Esa es la diferencia entre lo humano y lo diabólico: el ser humano es imagen de la creatividad absoluta; y tú no eres más que una patética figura del odio inicial y envidioso de la obra del Creador.

 

Puede ser que los servicios y cuerpos de seguridad del Estado no te logren encontrar -ojalá lo hagan pronto-, pero ten en cuenta que ninguna de nuestras acciones quedarán impunes. Porque Dios -y me importa un pito si crees en él o no- se toma en serio la vida de las personas. Y no te quepa duda: o lo pagarás aquí o lo pagarás allá. Y te aviso que allá vas a saber lo que vale “un fuego”. Ese adecuado adagio que afirma que “recibirás de tu propia medicina” es adecuado para ti.

 

Con cuánta razón invitaba el anciano Juan Pablo II a crear una civilización de la vida y del amor. Y tú, con las acciones de tus manos, nos recuerdas que existe la civilización del egoísmo y de la muerte. Eres muy poco humano… Mejor: eres bastante inhumano. Eres el símbolo del lobo que tantas veces suele ser el hombre para el hombre. Me das pena.

 

Estas letras las escribo desde el Monasterio del Cister, en la Isla de La Palma, mientras por la ventana entra la imagen de una columna de humo en la cresta de los montes de Mazo desde hace tres días. He oído a siete monjas pedir insistentemente a Dios por que ayude a bomberos y militares, a voluntarios y servicios forestales. Y piden, además, que Dios te perdone. Sí, “pirómano de estas Islas”; que te perdone Dios, porque a mí me cuesta bastante…

 

* Director del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias, sede de Tenerife,

Istic / @juanpedrorivero