Pie
de cerdo, o pata de cochino
Padre
Báez *
Patas de
cochino... [1],
guisadas con tomates y pimientos. Me imagino se habrán dado cuenta, se trata de
una receta de esas que llaman fáciles, rápidas y económicas. Por supuesto, no
entraré en los ingredientes y mucho
menos les voy a decir -como otros- cómo se hace. Lo mío no va más allá de un
caldo macho, guisar jaramagos (no digo “Saramago”), y guisar coles con un
refrito de ajos...
Que si
vengo hoy con lo de los pies de cerdo es porque un servidor pensaba que eso de
los pies es cosa de humanos; y toda vez que uno desde niño, aprendió -no sé si
equivocado- que los animales no tienen pies, sino patas..., ¿qué pasa?; ¿qué
quieren humanizar tanto a los brutos (dícese “animales”), que ya no tienen
patas, sino pies?
Por supuesto,
este asunto trasciende y va mucho más allá de los cerdos (también en Canarias
conocidos por: guarros, cochinos, marranos, turres etc.), y así lo mismo te
hablan del “cuello” de los animales, cuando, según creo, se llama “pescuezo” y
así con otras partes de sus cuerpos, que los asimilan y hacen igual que el de
las personas. Craso o grave error.
¡Y
mira por donde, que, receta aparte, y terminología animal -también aparte- este
mi comentario viene bien de cara al Viernes Santo, donde, por precepto de la
Santa Madre Iglesia (Católica, Apostólica, Una y Romana), los católicos deben
abstenerse de la carne de cualquier parte del cerdo, ya sean patas delanteras o
traseras, sea el lomo, chuleta, chorizo, o la grasa del mismo.
También recuerdo
a mis amigos, que junto con la abstención de carne de dicho día -día de la
muerte de nuestro Señor Jesucristo- también hay que ayunar (es decir, comer un
poco menos), y cuanto se dice del Viernes Santo, es válido para el Sábado
Santo, si bien este día es recomendado, sin más (el ayuno y la abstinencia).
Ya después el
Domingo de Resurrección, ya desde la Vigilia y en esa noche -del Sábado Santo
ya Domingo-, en la que no se debe dormir, ya se permite comer del cochino todo,
y ¡ya se trincara -si la economía lo permitiera- una
pata asada, para con la Comunidad de fe, celebrar la Resurrección, fiesta de
las fiestas, solemnidad de solemnidades, y liturgia de liturgia.
Con verduras, o
con carne, celébrela comiendo al Cordero de Dios, que nos quita el pecado; es
decir, comulgando el Cuerpo de Cristo, siempre y cuando antes se haya usted reconcialiado (confesado).
Pues lo dicho:
lo pase bien estos días, y recuerde, lo que dijo el Sr. Obispo (nuestro Pastor
y Maestro en la fe): la Semana Santa se celebra en los templos; lo otro, si es
continuación del templo es válido, de lo contrario, se habrá quedado en la
cáscara (como si del cerdo, le dan el hueso, para que lo chupe y lo saboree).
Y volviendo al
guarro o cochino, marrano o cerdo, estará más limpio que usted -¡animalito de
Dios!-, a pesar que apeste, porque al menos él no ha pecado, ni tiene culpa
alguna; mientras que usted, por más que se bañe, duche y perfume, si no ha
pasado por el confesionario, el hermano cerdo -que dijera San Francisco de
Asís-, le gana en limpieza.