PESQUERÍAS
CANARIAS EN EL SAHARA
(I)
Por Antonio Rodríguez de León
LOS BARCOS DE PESCA ESPAÑOLES SE ADUEÑAN DE CANARIAS
PRIMERA
PARTE
Años
1.760 a 1.940
LOS
CALADEROS DE PESCA SAHARIANOS DESCUBIERTOS POR CANARIOS, FUERON UTILIZADOS POR
ESPAÑA PARA DECLARAR EL PROTECTORADO
ESPAÑOL SOBRE EL SAHARA OCCIDENTAL
I)
Descubrimientos del valor de las Pesquerías Canarias
II)
“Puerto de Hillsborough” EL
Proyecto de George Glass
III)
Disputas por la jurisdicción de Santa Cruz de Mar Pequeña
IV)
Objetivo de España: Convencer a Europa que tenía intereses en el Sahara
V)
Ingleses y Españoles se
disputan el Sahara
VI)
Alarma en Canarias: España negocia abandonar el Sahara
VII)
España rectifica: Quiere el Protectorado
del Sahara
VIII)
Falsa vinculación de Ifni con Santa Cruz del Mar Pequeña
IX)
Los barcos españoles se adueñan de Canarias
I
- DESCUBRIMIENTO DEL VALOR DE LAS PESQUERÍAS
CANARIAS
Los
pescadores canarios se trasladaban a las costas del continente africano, desde
Puerto Cansado hasta Cabo Blanco. Muchos años antes de la llegada del botánico
escocés George Glass, quién fue el que despertó la curiosidad y desconfianza
de los españoles.
La
curiosidad en ver como un inglés pretendía crear un emporio comercial con el
comercio de las pesquerías, aprovechando la influencia comercial de Inglaterra
que ejercía en los puertos canarios. Y desconfianza de temer perder la
influencia política sobre el territorio sahariano a favor de Inglaterra. Los
entonces nativos de la zona eran nómadas saharauis, que en grupos, acampaban
por temporadas entre Cabo Noúm y Cabo Juby.
Primera
y segunda frontera respectivamente. Era una zona muy conflictiva, pues el Sultán
de Marruecos, exigía que los nómadas saharauis pagaran tributos, y atacaban
los refugios que canarios y nómadas del desierto, tenía establecidos en las
playas al Sur de la fortaleza militar española
conocida por Santa Cruz del Mar Pequeña, lugar que el Sultán tenía por
aceptado territorio español.
Este
botánico llegó a Canarias en el año 1760, estaba interesado en investigar la
flora autóctona de las Islas Canarias, muy conocidas por los exploradores del
Reino Unido por sus excelentes cualidades curativas. Después de recorrerse
varias islas, observó (al margen de sus estudios botánicos), en sus paseos por
el puerto de Arrecife, que veleros de 9-10 metros de esloras, descargaban a
diario, enormes pescados de gran calidad parecida a la merluza que conocía en
los puertos pesqueros de Escocia.
Los
pescadores canarios llamaban a este pescado con el nombre de “corvinas”, que
capturaban a cordel, (a liña). Se embarcó para conocer en sito, de la inmensa
riqueza que ofrecía el caladero pesquero continental frente a las islas de
Lanzarote y Fuerteventura. Los pescadores canarios no tenían la posibilidad de
comercializar la pesca en Europa, y España se desentendía dejando el comercio
exportador a empresas inglesas. George Glass tuvo la intuición de un gran
negocio con el sector pesquero canario, trasladándose a la costa continental
del Sahara para construir una factoría de salazones de corvinas, y exportarlas
en buques ingleses a gran escala a Inglaterra.
El
lugar elegido fue un refugio para barcos, que los pescadores canarios pusieron
por nombre Puerto Cansado, el mismo lugar donde en el año 1.478 los españoles
construirían la Fortaleza de Santa Cruz
de Mar Pequeña.
II
- “Puerto de Hillsborough” -
EL
PROYECTO DE GEORGE GLASS
Como
hemos relatado anteriormente, George Glass se trasladó desde Puerto Cansado a
Lanzarote en 1.764 al objeto de poner en marcha su Proyecto, decidiéndo cambiar
de nombre, por el de “Puerto de Hillsborough”, de origen inglés, éste
hecho levantó sospechas al Reino de España, quien dio la orden de paralizar
dio proyecto. Tan pronto puso un pié en el puerto de Arrecife fue arrestado por
el comendador general español Diego Bernardi, quién le acusaba de “defraudar” a la Real Hacienda española. Fue condenado a
permanecer en la prisión militar de Tenerife. Durante el año en que permaneció
encarcelado, los nativos del lugar habían asaltado y destrozado la factoría,
además, desvalijando todas sus pertenencias, por la no presencia del inglés a
pagarles los trabajos realizados. Su mujer e hija pudieron ponerse a salvo,
pasando a Canarias.
Con
la destrucción en 1.765 de la factoría construida, George Glass siéndo puesto
en libertad fue enviado a Inglaterra junto con su familia en un navío británico.
Según comentarios mal intencionados, embarcaba con mucho dinero y joyas.
Durante la travesía, los marineros fueron tentados por la codicia de los
supuestos tesoros que suponían llevaba, se amotinaron, asesinándolo junto con
su familia. La tripulación echaron
el navio a pique frente a las costas
de Irlanda, “la Gaceta de Madrid” de 28 de enero de 1.766, publicó un
detallado relato de este hecho, la realidad era que, al salir de la cárcel
militar quedó sin dinero ni enseres y sin joyas.
Para
los españoles George Glass fue un atrevido aventurero y estafador, que suponían
estaba a los servicios del Reino de Inglaterra. Así se relató la historia del
pionero George Glass en la comercialización de la pesca canaria. Estos hechos
fueron divulgados por toda la geografía europea. Los nativos saharauis, que no
reconocían la autoridad del Sultán de Marruecos, se negaban a pagar tributos
por ocupar los saharauis la zona entre Cabo Jubi y Cabo Noúm. Lugar que los
saharauis consideraba suya. Las diferentes tribus de nómadas saharauis se
desenvolvían libremente por el Sur de Cabo Jubi hasta Cabo Blanco, hacían
trueques comerciales con los pescadores canarios, antes de la llegada de George
Glass.
Los
españoles que habían abandonado la fortaleza militar de Santa Cruz de Mar
Pequeña en el año 1.524 en que fue asaltada y tomada por el Sultán de
Marruecos, el Reino de España se obsesionó con el recuerdo de la desaparecida
Santa Cruz de Mar Pequeña, levantando
pasiones entre los españoles para su recuperación, el objetivo por su
reconquista desencadenó continuos enfrentamientos militares entre España y
Marruecos. En un primer intento de llegarse a un acuerdo que pusiera fin a los
enfrentamientos fue el 28 de mayo de 1.767, en que se firma en Marraquex, el
Tratado de Paz y Comercio por el que se establecieron las condiciones de
relaciones comerciales entre Marruecos y España por las costas mediterráneas y
las atlánticas hasta llegar al lugar del antiguo establecimiento de Santa Cruz
del Mar Pequeña, los españoles y marroquíes consideraban que Santa Cruz de
Mar Pequeña, era la frontera Sur Marruecos con el Sahara.
III
- DISPUTAS POR LA JURISDICCIÓN DE SANTA CRUZ DE MAR PEQUEÑA
La
fortaleza española que construyeron los españoles en 1.478, tenía como
principal objetivo, apoyar a las fuerzas conquistadoras, a las entradas
practicadas por los primeros conquistadores de las islas Canarias, en
busca de alimentos y de esclavos para su comercio. Recuperar
Santa Cruz de Mar Pequeña fue el objetivo de los Gobiernos de España. Su
ansiada reconquista desencadenó continuos enfrentamientos militares entre España
y Marruecos. Durante el reinado de Carlos III, comenzada la recuperación negociadora, el Rey
quería ocupar un establecimiento en la costa atlántica del continente
africano frente a las Islas Canarias, haciendo la siguiente reflexión:
“que el beneficio es nulo ya que, aunque como resultado de los enfrentamientos
se toman esclavos para trabajar en España, a éstos hay que vestirles y
alimentarles” y que, “el
fin es hacer un establecimiento en el paraje de la Costa de África que más nos
convenga”.
El
monarca español a través de la diplomacia, acudió a los franceses para que
convenciera al Sultán a firmar un acuerdo de paz que terminara con los
enfrentamientos por la disputa por la ubicación de Santa Cruz de Mar Pequeña.
El 28 de mayo de 1.767 se firmó el Tratado de Paz, por el que se establecieron
las condiciones en las relaciones comerciales por las costas mediterráneas y
las atlánticas hasta llegar al lugar del antiguo establecimiento de Santa Cruz
del Mar Pequeña. El artículo 8º del Tratado decía
que “solo se podrán pescar en las inmediaciones de los puertos, llevando
licencia para ello. El pescador se presentará al alcalde del mismo puerto y éste,
designará los límites en que deba ser”. Declaraba además en carta
explicativa: “La costa de Santa Cruz al Sur, no siendo de mi jurisdicción, no
puedo franquearla ni ser responsable
de los acasos que en ella sucediesen”. De esta forma. El Sultán de
Marruecos reconocía que las tribus de nómadas, eran dueños absolutos al Sur
de Santa Cruz de Mar Pequeña.
El
problema de interpretación en donde se encontraba Santa Cruz de Mar Pequeña, (las
partes firmantes no se ponían de acuerdo) en su ubicación geográfica
exacta. Los españoles ubicaba la
fortaleza de Santa Cruz de Mar Pequeña, en Agadir, Ifni, o Xibica, según
informes de un historiador y capitán de navío, y otros dos de la Sociedad
hidrográfica española. Esta inseguridad fue motivo suficiente del
incumplimiento del Tratado por parte de Marruecos. El Sultán mantenía
que la ubicación correcta de la fortaleza militar española estaba en Cabo Juby
y no en los lugares que reclamaban los tres expertos españoles. El Reino de
España no pidió información a los “expertos” pescadores de la Isla de la
Graciosa, quienes fueron los primeros en frecuentar y comercializar con los
nativos.
A
pesar de haberse firmado el pacto de paz, la
inconcreción de los españoles por no acordar donde se ubicaba Santa
Cruz de Mar Pequeña provocaría la irritación del Sultán, y que los
enfrentamientos perduraran en los tiempos venideros. Marruecos advertía que
continuarán con los ataques contra quienes pretendiera asentarse al norte de
Cabo Jubi. Ante la peligrosidad
que conllevaba buscar refugio, o montar factorías por dichas zonas, los
pescadores canarios fueron trasladándose al Sur de Cabo Bojador. No se sentían
protegidos, a pesar de tener acuerdos con los jefes de Kabilas del lugar.
93
años después del primer Tratado de Paz, con la guerra de Wad-Ras, el Sultán
aceptó Ifni, como lugar donde se construyó Santa Cruz de Mar Pequeña.
Marruecos había perdido la guerra.
I
V - OBJETIVO DE ESPAÑA: CONVENCER A EUROPA QUE TENÍA
INTERESES
ECONÓMICOS EN EL SAHARA
Los
españoles aprovecharon su victoria en la guerra de Wad-Ras, para recuperar
Santa Cruz de Mar Pequeña, y como “botín de guerra”,
a Santa Cruz de Mar Pequeña, en Ifni. El 26 de abril de 1.860,
se firma el 2º Tratado de Paz, reclamando a Marruecos un territorio entre
Agadir y Xibica, incluido en el texto que España y Marruecos, acordaron en el
Tratado de Paz del 28 de mayo de 1.767, que decía:
<<Su Majestad Marroquí se
obliga a conceder a perpetuidad a su Majestad Católica, en la costa del océano
y junto a Santa Cruz de Pequeña, el
territorio suficiente para la formación de un establecimiento de pesquería
como el que España tuvo allí antiguamente. Para llevar a efecto lo convenido
en este artículo se pondrán previamente de acuerdo los gobiernos de Su
Majestad la Católica y Su Majestad Marroquí, los cuales deberán
nombrar comisiones por una y otra parte para señalar el terreno y límites que
debe tener el referido establecimiento>>.
España
como vencedora, buscaba el mayor espacio territorial posible. Y reclamar la
localización de Santa Cruz de Mar Pequeña en Ifni, era la mejor opción que
interesaba al Reino de España. El objetivo era ampliar su dominio colonial al
sur de Ifni, y hacía el interior lo máximo posible. Por esas fechas, en Europa
se empezaba a debatir el reparto colonial de África y cuáles serían las
condiciones que cada País europeo debería tener para acceder a una parte de
territorio en África. La justificación de tener intereses económicos en África,
era el primer requisito inexcusable. La elección de Ifni por los españoles,
estaba planificada antes de iniciar la guerra de Wad-Ras. El Sultán derrotado,
aceptó no convencido del lugar elegido por los vencedores, aseguraba el Sultán,
que se encontraba a pocos kilómetros al norte de Cabo Juby. La comisión española
encargada de buscar el lugar donde se construyó Santa Cruz de Mar Pequeña,
buscaba que fuera definitivo, no dando respuesta satisfactoria para convencer al
Sultán. Las respuestas ambiguas e inseguras que mostraban sobre el lugar
elegido por los españoles, dieron motivos suficientes al Sultán para la
ruptura del Tratado y volver a las guerras.
España
bien podría haber solicitado un informe a los pescadores de la Isla de la
Graciosa. Y si lo solicitó, no hicieron caso. La ampliación del territorio de
Ifni, era la aspiración de los colonialistas españoles, que una vez
conseguido, necesitaba asegurar las condiciones económicas que España tendría
en el Sahara para lograr el beneplácito de los Países europeos. Los únicos
intereses económicos en el Sahara los ejercía la Sociedad de Pesquerías
Canaria Africana y España le negó en el año 1.881 el derecho a inscribir los
pactos comerciales realizados con diversas tribus de saharauis. Esto restaba méritos
a las aspiraciones ante Europa. No podían aceptar que una Colonia se subrogara
sobre otra.
En
el año 1883 se creó en Madrid la
Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas, como resultado del Iº
Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil. En marzo de 1.884, Joaquín
Costa presentó un plan orientado a empresarios españoles, a introducirse en
sus negocios colonialistas, en un definitivo Sahara español.
Más adelante hablaremos del plan propuesto por Joaquín Costa, que fue
fundamental para que el gobierno dictara el Real Decreto del 15 de junio de
1.885, autorizando a Emilio Bonelli, representante de la Sociedad Española de
Africanistas-Colonialistas, a crear negocios
españoles en Bojador, Río de Oro y la Güera, utilizando las
experiencias de los pescadores canarios.
Durante
las sesiones de las Conferencias de Berlín, (1.884-1.886), las naciones
europeas debatían repartirse África, el Sahara entonces, era una tierra infértil
con un enorme territorio desértico, era el trozo de tarta menos deseado de áfrica.
Francia dominaba Marruecos y Argelia y España que tenía varias posesiones al
norte y sur de Marruecos, que defendían con continuas guerras con Marruecos.
Por otro lado, la guerra en Cuba entraba en las decisiones españolas que iba a
tomar en dicha Conferencia. España tenía decidido años antes, ocupar el
Sahara y desalojar los intentos de los ingleses de las pesquerías. Como hemos
dicho anteriormente, fue desalojado el inglés George Glass en 1.764 y España
no cogió el testigo de crear factorías en el Sahara. Fueron los pescadores
canarios que continuaron en la península de Rio de Oro. En 1.870 se
constituyeron en la Cofradía de Mareantes de San Telmo, más adelante, crearon
la Sociedad de Pesquerías Canario Africana, proyectada a dar forma societaria a
la construcción de factorías pesqueras en las costas del Sahara. En 1876 el escocés Donald Mackenzie
con apoyo del gobierno inglés se instala en Tarfaya (Juby),
negociando directamente con el jeque del territorio. El gobierno inglés
aducía que este enclave no pertenecía al reino alauita, por lo tanto, tenían
los mismos derechos a la colonización.
En
1.880 la recién creada Sociedad Pesquera Canario-Africana, aglutinaban a
decenas de familias que invertían
su capital, alguna empresa familiar llegó a tener un número de 3.000
trabajadores canarios dedicados a los trabajos en el Sahara y en Cabo Blanco.
Compraban trozos terrenos a los jefes de las Kabilas, construyendo sus casas,
sus negocios en almacenes con grandes espacios para los salazones y secaderos de
la pesca. Las actuaciones más importantes de dicha sociedad pesquera canaria,
fueron los asentamientos primero en Rio de Oro y seguidamente en Cabo Blanco.
Durante
los años 1.881-1.884, el gobierno de España dudaba si valía la pena luchar
por el Sahara, o negociarlo por algo que consideraban mejor para la defensa de
la península española, la costa norte de Marruecos. Este hecho sublevó a la
burguesía empresarial canaria, quienes acudieron al prestigioso colonialista
español Joaquín Costa, para que les ayudaran a evitar que el gobierno español
intercambiara el trueque de territorios, motivo por el que se provocaron las
alarmas en el comercio interior canario, especialmente el pesquero, que por esas
fechas iniciaba una nueva trayectoria empresarial. Cuestiones éstas, que se
detallarán más adelante.
En
el mes de octubre de 1.884 hubo noticias de que los ingleses, establecidos ya en
torno a Cabo Juby, tenían planes de instalar una factoría en la península de
Rio de Oro. Este hecho coincide con la anunciada celebración de la Conferencia
de Berlín, donde se acordarían el
reparto de África a los Países que tengan intereses económicos en el
continente. Las bases a debatir eran conocidas por las naciones participantes.
Por esas fechas, en España se crea una sociedad mercantil privada de
africanistas, que presionan al gobierno para que se decida a desplegar una política
de expansión colonial en el Sahara, el movimiento empresarial español de
Africanistas, era conocedor de las intenciones del gobierno español de
intercambiar el Sahara por la costa norte de Marruecos, dicho movimiento
colonialista informó al gobierno que el escocés Mackenzie quién había
instalado cerca de Cabo Juby una factoría pesquera en 1.875,
pretendía instalarse en Rio de Oro, lugar en que los canarios ya estaban
tenían acuerdos con los nativos del lugar. Informaron además, que las
intenciones de los ingleses era introducirse en el comercio sahariano. España rectificó sus actuaciones en el
Sahara, consolidando el Protectorado de África Occidental Española, cuestión
que determinó el final de la factoría de pesca que en 1.876 construyó
Mackenzie en Tarfaya, teniendo que abandonarla en 1.895. Antes se la vendió al
Sultán de Marruecos por cuarenta mil libras.
VI
- ALARMA EN CANARIAS: ESPAÑA NEGOCIA ABANDONAR EL SAHARA
En
el año 1.882 España estuvo a punto de no lograr el Protectorado del Sahara,
como consecuencia de una propuesta adoptada por el Ministerio del Estado español,
quién
sugirió: abandonar el
derecho español sobre la plaza de Santa Cruz de Mar Pequeña, por otros
lugares marroquíes en la costa mediterránea, desde Melilla hasta la frontera
con Argelia, con la ciudad marroquí de Nador (frente a las islas Chafarinas). Las
razones eran impedir el avance colonial francés procedente de Argelia.
El
gobierno español envió una representación para abrir una nueva negociación
con Marruecos para abandonar el Sahara, a cambio de un territorio en la costa
mediterránea de Marruecos. El Sultán marroquí asesorado por los franceses,
rechazó el intercambio de los mencionados territorios. La unificación
fronteriza Argelino-Marroquí, era de sumo interés para Francia, ambos
territorios eran sus colonias.
Esta
idea de intercambio del Sahara por otro terreno marroquí levantó una enorme
protesta en la Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, que
argumentaba la necesidad de contar con un territorio en la África continental,
que salvaguardarse los intereses de Canarias,
frente a la voracidad del colonialismo europeo. “Se temía que la expansión de
los comerciantes ingleses, a través
de lo que tenía conquistado el inglés Mackenzie frente a las costas de
Fuerteventura, se introducirían desde el archipiélago hacia Tarfaya, y desde
ahí por toda el África Occidental, perjudicando los intereses de España para
colonizar el Sahara, además, dejando en peligro la seguridad de las Islas
Canarias”. Las pesquerías y el comercio entre canarios y saharauis
era una realidad que nadie dudaba en Europa, precisamente esos intereses económicos
era el argumento principal para colonizar el Sahara.
La
burguesía canaria estaba dividida en dos partes: una favorable a que el Sahara
fuese para Inglaterra por las ventajosas relaciones comerciales que tenían con
empresarios canarios, éstos prefieren un Sahara inglés, que entregárselo a
Marruecos.
La
otra parte de la burguesía se oponía que España abandonara el Sahara por otro
territorio marroquí, argumentando que, teniendo en cuenta que Inglaterra ejerce
de hecho el poder económico sobre Canarias, en empresas de exportaciones agrícolas,
eléctricas, en el comercio marítimo y el tráfico portuario. Por lo que si
España entregara el Sahara a Marruecos, Inglaterra se quedaría con el comercio
sahariano. Y tanto uno como el otro, obtendría mayor poder de pertenencia de
las Islas Canarias. A partir de esos momentos, las continuas conferencias de
Joaquín Costa favorables a un Sahara español fueron determinantes para que el
gobierno de España rectificara en su política exterior en el Sahara.
La
realidad histórica de los pescadores canarios, durante cientos de años, fueron
los argumentos principales que utilizó España para convencer a Europa, que tenían
intereses económicos en África, especialmente en el Sahara, al que los
pescadores “españoles”, intercambiaban el comercio. Por lo tanto aspiraba
con más méritos que Francia e Inglaterra para declararlo Protectorado español.
VII
- ESPAÑA RECTIFICA: QUIERE EL PROTECTORADO DEL SAHARA
La
realidad del trueque territorial hispano-marroquí, que intentó realizar el
gobierno español, fue aprovechado por el influyente abogado y político Joaquín
Costa, quién inició una serie de conferencias en Madrid, Barcelona y Canarias,
con discursos de gran contenido colonialista. La que hizo eco nacional, fue la
celebrada el 11 de mayo de 1.882, en el Círculo Mercantil de Madrid:
“era
prioritario que existiese un desarrollo industrial y comercial que impulsase la
acción colonial sobre el Sahara. Y
sería una insigne torpeza renunciar a Santa Cruz de Mar Pequeña, libre el
campo Inglaterra de la costa de Berbería, a cambio de un establecimiento o de
un territorio en Cabo Aguas (Nador), bajo el pretexto de contener los avances
posibles de Francia sobre Marruecos”. Añadió; “antes que las armas y la
diplomacia conquisten un País, tomen posesión de él y sus riquezas los
industrial, por el medio lento, pero irresistible del comercio, como instrumento
de una acción colonial; abogando por una gran acción comercial y colonial en
África, tanto mediante la creación de factorías como adquisiciones
territoriales”.
Al
año siguiente, noviembre de 1.883, Joaquín Costa participó en el I Congreso
de la Sociedad Española de Geografía Comercial y Colonial, donde expuso su
ambicioso plan de acción en el Sahara, a través de una Sociedad Española
Colonialista, que se crearía al año siguiente, y que bajo la presidencia de
Emilio Bonelli, nacería la Sociedad Española de Africanistas y Colonial. Joaquín
Costa propuso de sobremanera, que la Sociedad a crear,
fundara con el apoyo logístico del gobierno español, para establecerse
en los lugares donde estaban establecidos los pescadores canarios, y construir
almacenes y factorías de pesca, con objeto de canalizar directamente desde
Madrid, las pesquerías canarias, como elemento esencial e indispensable para
introducirse en actividades comerciales con los nativos. Seguidamente desapareció
la Sociedad de Pesquerías Canaria Africana. El ejecutivo español ocupó
inmediatamente tres puestos militares en el Sahara; al norte Bojador, al centro
Rio de Oro, y al sur La Güera. La primera actuación política, fue convencer a
Cánovas del Castillo, presidente del Consejo de Ministros, para que una vez
ocupado el puesto principal, la península de Rio de Oro, extendiera el
protectorado español sobre los terrenos de la costa occidental de África,
hasta las fronteras de la Mauritania Francesa.
El
plan que proponía Joaquín Costa, tenía como base fundamental,
“la labor efectuada por los canarios que habían abierto el comercio con
los nómadas del desierto, quienes transportaban los productos canarios desde
las costas hasta el interior del continente africano: Explorando los caladeros
de pesca desde Cabo Juby hasta Cabo Blanco, amistándose con los nativos,
comprando terrenos e instalándose con sus familias de norte a sur en todo el
territorio del Sahara, son suficientes”. Joaquín
Costa fue recibido por Cánovas del Castillo, quién asumió que lo creado y realizado por
los canarios en cientos de años, es válido para que España se introduzca en
la colonización del Sahara, considerando que solamente los países europeos
podrían participar en el reparto de la colonización de África, y teniendo en
cuenta que Canarias no es un país europeo, sino
una posesión española en África, desde que fue conquistada en el siglo
XV. Las conferencias de Joaquín Costa, desde mayo de 1.882 a marzo de 1.884, en
Las Palmas, Madrid y Barcelona, fueron determinante para que el gobierno de España,
cambiara definitivamente su política exterior en Marruecos, obteniendo con
ello, el Protectorado sobre el Sahara.
VIII
- FALSA VINCULACION DE IFNI CON SANTA CRUZ DE MAR PEQUEÑA
Después
de largos enfrentamientos por ocupar el territorio de Ifni, el gobierno español
tomó la ciudad en abril de 1.934, en función de los artículos III y IV del
Convenio hispano-francés, firmado en Madrid, el 27 de noviembre de 1.912, en
aplicación del artículo 8º del Tratado de Paz de 1.860. A pesar de haber sido
tomada la ciudad, los ataques a los puestos militares españoles no cesaron,
el 30 de julio de 1.956 Marruecos obtiene la independencia de Francia.
Con un Marruecos Estado, bajo el reinado de Mohamed VI, se reinician los ataques
más virulentos a la ciudad de Ifni. España que se oponía a entregar “una
provincia” española, se defendía internacionalmente justificando la posesión
del citado territorio colonial por los acuerdos mencionados anteriormente.
El
30 de junio de 1.969 España abandona la ciudad y todo el territorio de Ifni,
argumentando que frente a lo que se mantenía por el gobierno desde 1958, de que
Ifni era una provincia más equiparable a las peninsulares o insulares, y que
sin embargo, el Consejo de Estado se vio obligado a reconocer que únicamente
era una provincia de naturaleza «funcional». Pero
la principal labor de desmitificación de los vínculos históricos estaría a
cargo del ministro de Asuntos Exteriores, José María de Castiella, que en
reunión secreta de la Comisión de las Cortes, dictaminó: “que la existencia de las antiguas pesquerías españolas de Santa
Cruz de Mar Pequeña, en realidad se trataba de un fortín español en la costa
africana construido en 1478 por Diego García de Herrera para comerciar y
realizar razzia que obtendrían
mano de obra para las azucareras canarias”. Además, no constaba en
ningún documento que tal emplazamiento se situara precisamente en el actual
Ifni. España no podía sostener indefinidamente la defensa de Ifni, por lo que
después de miles de bajas españolas en las guerras interminables de la ciudad,
era necesario de una justificación
al entregar Ifni a Marruecos, sin que menoscabara la honra de los españoles caídos
por defender lo que ya era indefendible.
Para
justificar la salida española de Ifni, el ministro Castiella recurrió a
argumentos estratégicos y económicos. En primer lugar, que las comunicaciones
con la capital resultaban penosas, lo cual, en caso de hostilidades, hacía que
el mantenimiento del territorio supusiera unos gastos materiales y humanos
desmesurados. Además, no constaba en ningún documento, que tal emplazamiento
se situara precisamente en el actual Ifni, se
había hecho de modo unilateral, sin contar con los franceses y con
una extensión superior a la que correspondía. Igualmente, el enclave era «una
mera cabeza de puente inviable e ineficaz», en la que resultaba imposible la
pesca, lo que contradecía la concesión hecha por Marruecos en 1860, en que se
cedía a perpetuidad un “territorio
suficiente para la formación de un establecimiento de pesquería como el que
España tuvo allí antiguamente”. Así justificaba el gobierno español
en documentos internos de su salida de Ifni, (en aquel entonces, Ifni era
secreto de Estado). Cuando España se retiró de la ciudad de Ifni, abandonó
también los territorios de Xibica y Juby, replegándose al Sur de Cabo Bojador.
Hubo un hecho que por lo relevante, es sospechoso. El gobierno español
también justificó la salida de Ifni con un Acuerdo de Pesquero de máximo
interés para los pescadores españoles, especialmente andaluces, con una duración
de diez años, prorrogables. Se había acordado con anterioridad a la entrega de
Ifni a Marruecos. El Acuerdo permitía a todos los pescadores españoles
efectuar las pesquerías en el litoral marroquí
en el mediterráneo y en atlántico, hasta la frontera con el Sahara Occidental
Español (Bojador), sin pago de canon alguno. A los siete días de bajar de
bandera de la ciudad de Ifni, y posterior retirada de los españoles, Marruecos
anuló el Acuerdo de Pesca, expulsando de sus caladeros a todos los barcos españoles.
IX
– LOS BARCOS DE PESCA ESPAÑOLES SE ADUEÑAN DE CANARIAS
(Comienzo
del fin del sector pesquero canario)
La
Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas, fue creada a instancias de
Joaquín Costa, para llevar a cabo tres objetivos: Primero: Conseguir el
Protectorado del Sahara Occidental para colonizarlo. Segundo: Neutralizar las
actividades pesqueras y comerciales de la Sociedad de Pesquerías
Canario-Africana. Tercero: Apropiarse de las históricas y buenas relaciones
entre los pescadores canarios y los nativos del Sahara, y canalizarlas en
beneficio exclusivo de empresas pesqueras peninsulares. Una vez logrado el
protectorado de España sobre el Sahara en 1.886, se impedirá a las empresas
canarias, que dominen el comercio y las pesquerías en el Sahara, vigilar y
controlar que los canarios crecieran en nuevas tentaciones empresariales.
La
inestabilidad de los gobiernos de España de principio del siglo XX, llevaron a
los españoles a una crisis profunda. La economía canaria por aquel entonces
era de soberanía inglesa, (excepto el Sahara), gracias a ello, se puede decir
que en Canarias se vivía mejor que en la península. Con el final de la primera
guerra mundial y la posterior crisis económica de los años 20, España seguía
con grandes dificultades de gobierno. En la década de los años 30, llegaron
mayores libertades sociales con la llegada de la Segunda República, mejoró
sustancialmente el crecimiento de la pesca artesanal canaria en el Sahara,
especialmente en Cabo Blanco. Lo que iba a suponer la recuperación por los
canarios de lo perdido en los caladeros de pesca en el Sahara y Mauritania, se
truncó con el golpe protagonizado por los militares, que eliminó los deseos de
la república. El golpe de Estado fue organizado desde el primer día de la República
con el dinero que aportaban las grades familias adineradas, y los oportunistas
del momento; contrabandistas sin escrúpulos y como no, las grandes empresas
conserveras, que enviando dinero a Londres como centro neurálgico, para
convencer a los militares a ejecutar la rebelión contra la República. Fueron
los ingleses quienes sacaron de Canarias al general arrestado por conspiración.
Finalizó
la guerra civil española en 1.939, y los vencederos estaban comprometidos con
quienes les ayudaron económicamente, al principal valedor, le adjudicó los
derechos del transporte marítimo de pasajeros entre los puertos españoles, a
los empresarios de empresas pesqueras conserveras, les otorgó los derechos de
las pesquerías en los caladeros del Sahara, tomando como base de operaciones
los puertos canarios. De esta manera se cimentaron las bases de apoderamiento
del decaído y casi desaparecido, sector pesquero canario. Iniciándose con
ello, el principio del fin de la flota de barcos pesqueros construidos por los
canarios. A partir de 1.940, empezaron a llegar a Canarias empresas pesqueras
españolas, trajeron decenas de barcos con avanzadas técnicas en las pesquerías,
montaron factorías de salazones y fábricas conserveras. Los pocos barcos
canarios que quedaban no podían competir con los barcos españoles,
pertrechados con redes de arrastre. Los armadores canarios intenta renovar la
flota con nuevos barcos, pero la burocracia centralista frenaba el proceso de
reconversión de las factorías de salazones a fábricas conserveras, con nuevos
barcos que sustituirían a la flota artesanal. Pero el compromiso de compensar a
los benefactores de la guerra civil, hizo frenar el nuevo crecimiento de sector
pesquero canario. Algunos armadores optaron por permanecer con sus pequeñas
embarcaciones, manteniéndose en activo los carpinteros de rivera y los
varaderos de los Jorges. Los barcos pesqueros canarios pasaron a ser parte
testimonial de la nueva fase industrial en las pesquerías. La nueva era del
sector pesquero canario, iniciada en la década de los 40, era exclusivamente a
favor de empresas conserveras españolas, quienes se apropiaron indebidamente
del futuro pesquero canario.
Final
de la primera Parte.
Próximamente,
la flota pesquera española en Canarias a partir de 1940 hasta el año 2000
Artículos de Antonio Rodríguez de León