La
peor sanidad pública (I)
Carlos García *
A
pesar del intento de los políticos gobernantes de tergiversar y confundir a la
opinión pública con datos y estadísticas fraudulentos y amañados, pues resulta
que Canarias sigue siendo, casi, la peor comunidad autónoma en materia de
sanidad pública, y así lo dice el último estudio de la Federación de
Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), a la que creo muchísimo
más que a la consejera de Sanidad y al presidente de Canarias, porque estos han
dado muestras, sobradamente, de mentir y engañar constantemente en torno a la
sanidad que recibimos los canarios, estoy cansado de demostrar, con datos
objetivos, con casos y ejemplos varios, con fotografías y mucho más, los
continuos engaños a los que nos someten estos políticos que no se cortan en dar
datos, realizar promesas y asegurar situaciones que nada tienen que ver con la
realidad que el resto de habitantes comprobamos en las Islas.
La
última falacia se refiere, cómo no, a las listas de espera, que ellos dicen
están controladas, disminuyen y que presentan un cambio de tendencia gracias a
la optimización de los recursos humanos y materiales, asegurando que se ha
contratado a más personal, diciendo que Canarias se encuentra en la media de
las listas de espera del resto del Estado. ¡Increíble! Todo falso, pues de
nuevas contrataciones, pocas o ninguna después de las jubilaciones forzosas
aplicadas en mayo, cuando las plantillas de los centros han quedado mermadas en
altas proporciones. Y falso en relación a la media estatal.
Desde
el año 2004 la FADSP realiza anualmente el informe sobre la situación sanitaria
de las comunidades, dado que desde el Ministerio de Sanidad y de los Gobiernos
autónomos no se realiza un estudio ni seguimiento serio de tal situación. En
este informe se constata la diferenciación entre comunidades y sus recursos
realizando una clasificación entre los distintos territorios que constata una desigualdad
y una falta de cohesión igualitaria del sistema sanitario y de salud. Y se
contemplan datos y criterios diversos como el gasto per
cápita, el número de camas por habitante, gastos farmacéuticos, población
asistida por médicos generales y especialistas, profesionales de enfermería y
otros más, valorando la satisfacción de los ciudadanos referenciada en el
barómetro sanitario. Observamos -qué desgracia- que Canarias sigue siendo la
penúltima entre las 17 comunidades, siendo superada solo por Valencia, después
de 5 años consecutivos ocupando este vagón de cola, lo que clarifica que
tenemos, casi, la peor de las sanidades públicas. Y es una tendencia que no
cambia y que los políticos gobernantes no quieren o no saben cambiar. La
diferencia entre Canarias y Navarra, Asturias, País Vasco y Aragón se eleva a
35 puntos, lo que evidencia la gran disparidad de los servicios sanitarios
entre poblaciones que, por definición, deben ser iguales, convirtiendo a unos
ciudadanos, en este caso a los canarios, en habitantes de segundo o tercer
nivel en relación a las prestaciones recibidas, lo que deja a la sanidad sin
ser equitativa ni universal, porque lo de gratuita ya pasó a la historia
después de los copagos.
No
obstante, aceptando sus cifras, a pesar de que muchos seguimos pensando, y
denunciando, que las listas de espera publicadas oficialmente son fraudulentas,
por falsas, como viene sucediendo desde hace tantos años, el tener a 30.000
personas esperando recibir solución a una intervención quirúrgica es una situación
que raya en lo inhumano y muy peligrosa. Son pacientes que empeorarán de sus
enfermedades antes de ser tratados y algunos, incluso, morirán, con lo que
elevarán más los gastos que se precisarían para sus tratamientos al aumentar
las complicaciones de las patologías. Son pacientes que son dependientes por
sus incapacidades, que están de baja laboral en sus trabajos, que gastan en
medicación y tratamientos alternativos mientras esperan.
Las
listas de espera de consultas o de pruebas diagnósticas superan aún a las
quirúrgicas. La utilización del "cierre de agendas", como estrategia
para no seguir aumentando las cifras de las listas supone la creación de una
segunda lista, no oficial y en silencio, que supera ampliamente lo conocido y
publicado de forma engañosa.
Los
recortes presupuestarios que desde el Gobierno central se aplican en esta
nefasta política restrictiva de austeridad y disminución del gasto, se suman,
de forma importante, al deterioro sanitario que tenemos pero que, desde aquí,
se magnifica y potencia por una inadecuada gestión de los mediocres dirigentes
que controlan nuestra vidas y destinos en los temas de servicios públicos. El
retroceso sufrido en sanidad tras la aplicación de la ley 16/2012, impuesta a
modo de decreto, sin previo consenso ni dialogo parlamentario por el PP desde
Madrid, trae como consecuencia esta regresión galopante en la sanidad que
tenemos derecho a recibir como ciudadanos en un Estado de derecho.
Lo
que más rabia da es comprobar que, además, nos toman por tontos. Nos engañan e
insisten en que nos creamos sus mentiras. Y da coraje contemplar cómo desde el
Gobierno de Canarias, CC y PSOE, se olvidan de aquel pacto firmado para la
gobernabilidad del archipiélago donde prometían finalizar la red hospitalaria
de Canarias (hospitales del Norte y Sur de Tenerife, que vergüenza), de hacer
un plan de Urgencias, de limitar los tiempos de espera y de mejorar las
infraestructuras de los centros de atención primaria y especializada. Todo lo
contrario a lo que tenemos y que demuestra a las claras, una vez más, que
mienten y engañan a la ciudadanía.
Continuará [::::»
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Médico. Intersindical Canaria