Peligrosidad
del mirador de San Borondón
René Acosta
El
mirador de San Borondón es muy visitado por los amantes de la astronomía dado
que desde ese lugar se divisa un cielo limpio y estrellado. En determinadas
condiciones meteorológicas en que la atmósfera está
limpia y transparente, se suele vislumbrar la mítica isla de San Borondón, que
algunos logran divisar y otros, al menos, la
presienten. Asimismo son muchos los jóvenes que se acercan allí en plan de
jarana hasta altas horas de la madrugada, en las que más de uno llega a perder
el tino, lo cual añade aún más riesgo al asunto.
La
preocupación de muchos de los visitantes es que este mirador carece de vallas
de protección, por lo que, dada su situación en una zona muy escarpada y a
gran altura, rodeado de unos terraplenes por lo que, al menor despista de los
usuarios, podría producirse una caída por las fugas del acantilado que
terminaría irremisiblemente en tragedia.
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Por
la orilla de fuera, donde están los muros del mirador a favor del acantilado,
está lleno de basura e incluso de algunos electrodomésticos viejos, como
televisores, etc., tirados por personas desaprensivas.
Las
obras de este peligroso mirador se hicieron con el anterior grupo de gobierno
municipal, obras que conozco bien porque participé en ellas como maquinista.
La
peligrosidad de este mirador ha sido tratada por el grupo de gobierno actual
pero sin tomar medida alguna. Como es frecuente en estos casos, solo se tomarán
medidas después de que ocurra una desgracia. Luego vendrán las lamentaciones,
ruedas de prensa, etc. En mi opinión, este peligroso mirador debería cerrarse
al público hasta que se realicen las obras necesarias para garantizar la
seguridad de los ciudadanos que lo visitan. El Cabildo fue el encargado de poner
los tableros de la información sobre las estrellas, constelaciones, galaxias,
etc. que se puede contemplar desde tan privilegiado lugar, por lo que tendría
que asumir su responsabilidad. El acondicionamiento del lugar está clamando al
cielo.
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Reportero
del periódico digital El
Canario
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