Lo
que es bueno para el pavo es...
Francisco
R. González Alonso
Ningún otro español ha registrado el temperamento
hispanófilo como lo hizo el ilustre escritor Fernando Díaz Plaja,
lamentablemente fallecido. En su gran obra de autocrítica "El español, y
los 7 pecados capitales"[1], nos dejó para siempre
identificados los aspectos característicos intrínsecos a la soberbia que aflora
en la forma de ser el español. Sin duda, originada por el complejo de
vanagloriarse y creer que es superior a los que le rodean en su medio.
Para
poder manifestar con evidencias tanta verdad, Díaz Plaja
inicia su autocrítica manifestando que los árboles no dejan ver el bosque, hay
que salirse de él y contemplarlo en su totalidad desde una loma.
Díaz Plaja, en su inmensa y clarividente crítica a la forma de
ser el español, confiesa con nobleza que al identificar los defectos ampulosos
del español no lo libra de ellos. Esto lo pudo apreciar durante sus muchísimos
viajes fuera de España, única forma de enterarse sobre los juicios críticos que
se comentan sobre la "España invertebrada".
En
cierto modo, Díaz Plaja al leer la obra de Espronceda
"El mendigo" expresa: só lo en España se
separa a la mendicidad de las otras artes y sólo el mendigo español llega al
corazón del público sin el conducto de musas extrañas.
Los
acontecimientos históricos son en cierto modo repetitivos, y al referirnos a la
mendicidad española del momento histórico que está viviendo la España
paupérrima, tenemos que referirnos y considerar la solicitud ante las Naciones
Unidas hecha por el Sr. Rajoy reclamando la descolonización de Gibraltar. Dicha
colonia fue fruto de políticas equivocadas y a la falta de identidad nacional
que siempre ha prevalecido en la "España invertebrada". El Sr. Rajoy
como representante del actual gobierno español, está en el deber de reclamar la
descolonización de Gibraltar en poder de la Corona de Inglaterra, pero también
debe ser consciente de que las Islas Canarias, en su condición de colonia de la
Corona de España, no territorio periférico como se trata de relacionar, pues
estamos a más de
Sr. Rajoy,
le estamos planteando la conveniencia de facilitar nuestra descolonización, con
la sabia disposición de llegar a un entendimiento que beneficie las buenas
relaciones de solidaridad internacional entre España y Canarias, como las que
existen con todas las naciones cuyos territorios fueron colonias de España en
el pasado histórico. Entienda que, como gallego por nacimiento en la España
fruto de la unión de Reinos, su pequeño país, Galicia, no está exento de que
algún día solicite su emancipación, como lo están haciendo otras regiones de la
España invertebrada, a pesar de formar parte de la plataforma nacional.
Canarias,
por muchísimas razones, tiene derecho a su
independencia. Usted ha demostrado tener conocimiento del poder que ejerce,
aunque por el ambiente nacional político, enrarecido por las malas políticas de
los dos grandes partidos PP y PSOE, que han regido el destino de España, una
gran parte del pueblo español lo descalifica como gobernante idóneo para ejercer
el poder como hasta ahora lo ha hecho, únicamente bajo su concepción política
excluyente.
A
pesar de todo esto, considero que usted debe contemplar en su agenda política
muchísimos problemas que afligen al pueblo español, que sin duda van a seguir
gravitando sobre él. Pero a pesar de sentir y no poder ayudar a dicho pueblo
como sería nuestra solidaridad siendo soberanos, para en sí ser solidarios de
lo que sufre el pueblo español, los canarios añoramos no dilatar más el tiempo
para dilucidar nuestra firme decisión de ser libres e independientes
democráticamente. Siendo un país libre e independiente seríamos más solidarios
incluyendo todas las buenas relaciones que España mantiene con sus excolonias,
hoy naciones libres y soberanas, muchas de ellas más pequeñas en territorio que
nuestras Islas Canarias, y también más pobres que nuestro archipiélago
continental atlántico, paraíso del turismo internacional por su extraordinario
clima primaveral, que los fenicios dieron en llamar Alizuth,
los griegos Campos Elíseos y los romanos Islas Afortunadas.
[1] El español
y los 7 pecados capitales
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