PAULINO RIVERO - MOHAMED VI

R.A.N., ó Maquillaje del Gobierno Español (I)

Antonio Rodríguez de León *

El porqué y ahora, Paulino es recibido por el rey de Marruecos con rango de jefe de Estado y con propuesta de alcanzar pactos bilaterales entre Canarias y Marruecos, en “asuntos estratégicos”. Aquí lo único estratégico no es otro que la delimitación de los espacios marítimos y aéreos entre el territorio archipelágico y Marruecos. España, a pesar de tener la soberanía sobre las islas Canarias, nada puede hacer en el Derecho Marítimo Internacional que le impide fijar de forma unilateral la Mediana fronteriza. Marruecos se niega aceptar la línea equidistante propuesta por España, quiere aplicar la equidad o acudir al Tribunal Internacional de Justicia. España ya notificó en el 2003 a las Naciones Unidas que no aceptaba el arbitraje del Tribunal Internacional.

Este asunto por fijar las fronteras marítimas entre España y Marruecos en los territorios insulares de Canarias, viene precedida desde la fecha en que se firmó el acuerdo Tripartito, el 14 de noviembre de 1975. Marruecos, que jugaba con ventaja en la futura aplicación del nuevo Derecho Marítimo Internacional, se negaba aceptar la propuesta española en las delimitaciones fronterizas sobre los espacios marítimos en el Estrecho de Gibraltar y en Canarias, especialmente en la fachada atlántica, en la que las negociaciones de la Convención Marítima fijaría como novedad, una zona económica de 200 millas bajo jurisdicción del Estado Ribereño, y los conceptos jurídicos de islas y archipiélagos. Fueron razones suficientes para que Marruecos, y como siempre, inteligentemente, dilataba en el tiempo una mejor posición futura donde el tema de la Mediana en Canarias les fuera más favorable. Aún no era el momento para Marruecos.

Ya en el año 1973, en pleno proceso de las negociaciones para un nuevo Tratado Marítimo iniciado por Naciones Unidas, Marruecos gestó “la primea jugada maestra” con la declaración unilateral de la ampliación del mar territorial de 12 a 70 millas, prohibiendo a la flota de pesca española faenar dentro de dicha zona marítima. España pudiendo presentar protesta ante las Naciones Unidas, optó por aceptar la declaración marroquí, significando la primera crisis al sector pesquero canario, especialmente al sector de las Conserveras, al que se le privaba de la materia prima para su existencia. Era el comienzo de la desaparición de las 16 fábricas conserveras existentes en las islas orientales. Sin fábricas desaparecieron los 32 barcos sardinales con base en el puerto de Arrecife de Lanzarote. Se perdieron más 3.000 puestos de trabajo directo en barcos y fábricas.

A la pérdida de puesto de trabajo en Canarias, se les añadió otros 7.000 más, correspondientes a Andalucía, provocando una enorme protesta que le serviría al monarca Hassan II para presionar al Gobierno de España y que éste paralizara el proceso de descolonización del Sahara, e impidiera que no cayera a favor del recién creado F. POLISARIO, en esos momentos única fuerza política del pueblo saharaui que reivindicaba la independencia de España.

En la misma jugada, era convencer a una parte de integrantes o influyentes del Gobierno español para que impidieran el proceso de descolonización favorable a las tesis del F. POLISARIO. Ese grupo de influencia española crearon el Partido Unificado Nacionalista Saharauis, aparentemente también independentista, pero su objetivo verdadero era, una vez conseguido el objetivo, de una descolonización a su favor para después integrarlo a las órdenes del Rey Hassan II. Duró muy poco, sus líderes fueron descubiertos, escapando hacia Marruecos. Hoy son personas económicamente poderosas y con enorme poder político en el Sahara, que es utilizado contra su propio pueblo.

Las decisiones políticas que han ido frenando el futuro de Canarias durante la reciente transición, se inició con una Constitución que ignoró la realidad histórica y el hecho archipelágico. Fueron dos condiciones jurídicas para que el Estatuto de Autonomía estuviera condicionado al Congreso de los Diputados, en ningún momento, a la voluntad de decisión del pueblo canario.

Las posiciones de los propios políticos canarios coincidían con las posiciones anticanarias de los partidos nacionales, marginado a Canarias en los siguientes acuerdos de pesca con Marruecos. El proceso se agravó con la entrada obligada en la Unión Europea, a través del Tratado Hispano-Marroquí de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación, firmado en 1991 con revisiones periódicas sobre las relaciones comerciales, especialmente las del sector pesquero y agrícolas.

Cuando se firmó el primer Tratado de Pesca en 1979, Marruecos gestó la “segunda jugada maestra” con la cláusula trampa “al sur de Cabo Noúm”, punto que se encuentra a un centenar de millas al norte de la frontera del Sahara, sin especificar hasta donde llegaba el límite sur del Tratado de Pesca. Marruecos aplicó un punto geográfico de su territorio, con el objetivo de ser utilizado a su favor sobre la titularidad de los caladeros del Sahara. En esos momentos no le interesaba a Marruecos tocar implicaciones jurídicas, por ello, y muy astutamente, no aplicó sobre el caladero pesquero sahariano las 70 millas del mar territorial que legisló en 1973. Marruecos se encontraba en espera por el resultado final de la Convención de Montego Bay.

La “tercera jugada maestra” de Hasan II, estaba destinada a nacionalizar el sector pesquero español, que conllevaba la desaparición del sector pesquero canario, al que habrá que añadir el progresivo retroceso de las exportaciones agrícolas a Europa. A los siguientes Tratados se les conocería como Reuniones de Alto Nivel, cuyos acuerdos estaban condicionados a las directrices marcadas por el entonces Mercado Común Europeo, hoy la Unión Europea. A partir de la primera Reunión de Alto Nivel, España dejaba en manos de la Unión Europea las negaciones sobre las pesquerías españolas en Marruecos, que, de forma muy sutil y ambigua, siguió aplicando al sur de Cabo Noúm.

* Presidente de la Plataforma por el Mar Canario

Telde, 14-04-2012

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