El paro, los despidos y la sanidad pública

 

 

Carlos García *

 

[Escuchar decir al presidente de la CEOE de Tenerife que hay que despedir a cinco mil empleados públicos causa escalofríos y da como dentera… El paro, los despidos laborales, los desahucios de viviendas, los sueldos miserables, los índices de pobreza..., están dando como resultado suicidios y aumento en los tratamientos de patologías mentales]

Es absolutamente esperpéntico y surrealista conocer opiniones de políticos y empresarios con la que está cayendo en nuestra tierra. Porque escuchar al presidente del Gobierno canario acusar al Gobierno central de "privatizar" la sanidad pública, de cerrar hospitales y de recortar servicios sanitarios mientras aquí abrimos hospitales es, al menos, causa de risa y asombro. En Canarias la política de favorecer la sanidad privada ha sido moneda de cambio desde hace muchas décadas. Ha sido la política implantada de gobiernos anteriores, y casualmente siempre del mismo color en referencia a las responsabilidades en sanidad, la que ha creado y mantenido el estado actual de nuestro sistema sanitario.

La falacia de los hospitales del norte y sur de Tenerife se mantiene desde hace más de veinticinco años y, que sepamos, siguen sin abrirse. Mientras, en Canarias se cierran quirófanos, plantas de hospitalización en los centros, se recortan servicios, se amplían las listas de espera... ¿Cómo que la culpa es de Madrid? (que también). Y en Canarias... ¿no existe culpabilidad? No se lo cree nadie a estas alturas.

Escuchar decir al presidente de la CEOE de Tenerife que hay que despedir a cinco mil empleados públicos causa escalofríos y da como dentera. Porque hay que recordar que este representante empresarial proviene del mundo público y ejerció cargos políticos de responsabilidad de la ATI, siendo en su momento presidente del Consejo de Administración de los Hospitales del Cabildo de Tenerife, entre otros cargos de la máxima representación sanitaria en Canarias, como consejero de Sanidad, y que le sirvió para dedicarse a la gestión y dirección de empresas sanitarias privadas que competían por un mercado en el ámbito insular formando parte de los órganos de administración de entidades de clínicas tinerfeñas.

Nos hace, desde la patronal, una valoración de que con estos millares de despidos la Administración se ahorraría unos 400 millones en una operación matemática extraña, porque valora cada puesto de trabajo en torno a los 80.000 euros, cosa que no cuadra. También podría recordar, por ejemplo, que cada puesto de diputado en nuestro parlamento cuesta alrededor de 263.000 euros y que por ese lado existe una posibilidad de ahorro sustancial. Pero por ahí, favor de no recortar.

El paro, los despidos laborales, los desahucios de viviendas, los sueldos miserables, los índices de pobreza..., están dando como resultado suicidios y aumento en los tratamientos de patologías mentales. Comenzó aquel jubilado griego hace unos meses frente al parlamento heleno. Luego, en distintas localidades peninsulares y un par de ellos en nuestra comunidad autónoma. Dice la historia que en la Gran Depresión, allá por 1929, fueron muchas las personas que se suicidaron. Pero todas ellas fueron empresarios, grandes fortunas financieras que se arruinaron por la crisis. Ahora... ¿cuántos suicidios de estos conocemos? Será porque esta puñetera crisis no les afecta, no los arruina, y hay quien dice que, encima, les ha favorecido, se han hecho más ricos; y si existen problemas, se les recapitaliza con ayudas del Estado, es decir, de todos nosotros, se les indulta y rescata. ¿Para cuándo esas mismas ayudas a los desahuciados, parados y empobrecidos de nuestra tierra? Y que conste mi poco deseo de algún suicidio por parte de nadie.

Con estos recortes (¡ay, perdón!, semánticamente hay que hablar de ajustes) a los servicios básicos, que provienen de CC, PP y del PSOE (lo mismo da), nuestra sanidad entra en un estado de gravedad extrema. Estos dos ejemplos anteriores de un político y de un empresario, antes político también, sirven para ilustrar nuestro actual panorama. Ninguno tiene culpa, siempre miran hacia otro lado. Unos a Madrid, otros a los empleados públicos y, mientras, los ciudadanos, en el medio, a resolver con nuestro esfuerzo y sacrificio lo que ellos mismos han creado. Ellos están por encima de todo eso. ¿Lo entienden ustedes? Yo no.

 

* Médico. Intersindical Canaria