Para Antonio Cubillo

 

Juan-Manuel García Ramos *

Hay lunes traicioneros. Como si quisieran advertirnos de que la semana no será favorable. Y este de hoy, lunes 10 de diciembre de 2012, es uno de esos comienzos de semana algo desoladores.

Ha muerto Antonio Cubillo Ferreira y quizá muchos de los que lleguen a la noticia no tengan una completa información de quién era la persona que respondía a esos apellidos y a ese nombre. En nuestros tiempos, de la mitad del siglo XX hasta nuestros días, fue el primero que nos incitó a tener una conciencia nacional canaria. Ese fue su pensamiento indisimulado desde que decidió militar en política y no abdicó de esa fe ante ningún adversario o enemigo, aunque algunos quisieron silenciarlo a base de puñaladas pagadas por el erario público. Que son las puñaladas más traperas del mundo.

Los que tuvimos la oportunidad de conocerlo a fondo sabíamos que la naturaleza lo había dotado de una imaginación prodigiosa, tan prodigiosa que abrazó las utopías como si fueran hechos consumados y a la vista de todos. Se ha ido de este mundo con la idea de una independencia de Canarias metida en su cabeza e incapaz de percibir los muchos obstáculos que ese objetivo tiene a la vista. Pero era un tipo genial, deseoso de enterarse de todo lo que ocurría a su alrededor y amigo, muy amigo, de sus amigos, fueran de la ideología que fueran, incluso de la que él profesaba con tanta vehemencia que le costó entregar su salud al azar de los aceros de las cloacas del Estado, esos aceros que ahora, por fin, han conseguido llevárselo de este mundo.

Como lo despidió su otro gran amigo, Andrés Chaves: "¡Consérvese, don Antonio!".

* Presidente nacional del PNC