Paco (*) y Manzur (**)

jugaban en La Isleta allá por 1961

 

«» Felipe Ros Brandon *

 

[...Con días de diferencia, Paco y Manzur partieron a la Puerta del Este donde está el sol de nuestra memoria maga...]

Paco jugaba como niño que apuraba por entrar en la juventud.

Manzur, empezaba a jugar las calles del Barrio llenas de azoteas y recovecos como los laberintos de silencios, resistencias y anhelos que conformaban el espíritu en que los isleteros nacimos tras el asentamiento del golpe del ejército colonial español en África.

No se hablaba de lo sucedido en 1936, ni de los familiares asesinados, desaparecidos o escondidos, en alguna azotea, o en algún país Latinoamericano.

Ni siquiera se hablaba de las dificultades que se padecían debido a las represalias por ser del bando de los canarios y/o de la Casa del Pueblo.

Sobre todo eso se guardaba un profundo silencio. Tan profundo, como profundo era oír hablar de los godos, y de vivir sin ellos.

El barrio intentaba vivir como siempre lo había hecho el pueblo canario a escondidas de dicho ejército colonial.

Probablemente por diferencia de edad, Paco y Manzur, jugando en las mismas calles, o calles cercanas, no se conocieron hasta 1979 en que ambos coincidieron en las celdas coloniales de Barranco Seco.

Sé que Paco había oído hablar de Manzur. No sé si viceversa porque nunca pude hablar en profundo con Manzur.

Paco llegó prisionero cuando ya Manzur estaba en la huelga de hambre más larga del movimiento nacional canario, más larga aún que la de Nanda y Sergio que estuvieron 57 días.

Protesta que la empezó con Servando y Miguelón, y la terminó con Paco, Jose y Gabi. Y en la que también participaron Juan, Emilio y Miguel Ángel.

Durante 40 días Paco y Manzur coincidieron aislados, conversando para aguantar esa protesta que siempre carcome el interior de los cuerpos de los luchadores. Desde hacía muchos años en Paco eran visibles las secuelas de esa protesta, y otras represalias. Con 62 años, el desfallecimiento de Manzur debería recordarnos ese combate.

Con días de diferencia, Paco y Manzur partieron a la Puerta del Este donde está el sol de nuestra memoria maga. Allí ya está Servando. Y tengo entendido que Juan y Miguelón. De algunos no se nada. Otros viven por aquí, por el mundo de los vivos, y al igual que la mayoría de los detenidos, represaliados, o desconcertados, seguimos esperando a conseguir algunas respuestas.

No se si allí podrán terminar las conversaciones a medias que entre rejas intentaban comprender por qué habían terminado allí. Cómo se desmoronó el movimiento. Por qué la ONU no declaró la descolonización de Canarias.

Paco acaba de partir desde Gáldar, y Manzur lo hizo en los pasos de las cumbres, a mitad de todo, y de su ciudad actual, Telde.

Desde las calles de La Isleta a la puerta del este por donde brilla el sol de la memoria de los magos.

Con los sueños y anhelos de Canarias Libre, pendientes de ser hechos por los que viven aún en el mundo de los vivos.

Espero que esta vez la memoria colectiva no falle y ellos también sean recordados, y se hable del trabajo que ellos hicieron por todos.

Y espero que sus descendientes vuelva a ver la Canarias Libre que ellos luchaban.

(*) Paco, Francisco Quevedo Betancor (68 años), nació en la Isleta de la fusión de dos familias llegadas una desde la Tirahanas, y la otra de Lanzarote.
Creció en el cuerpo cultural mago resistente, el que se vivía en silencio, y en algunas cosas a escondidas (El lazo rojo al nacer. Las folias, Isas, tambores simulados del arroró. …), y que peleaba por tener una fuente económica en la consolidada y militarizada economía del bando único económico dirigida por el ejército colonial.
Maduró y llevó a los hechos los anhelos y deseos de sus raíces, explícitamente oídos de la boca de su padre.
Militó en los DAC, en PCU, en el SOC, tras haber iniciado su militancia en las comunidades cristianas del Noroeste de Gran Canarias, impulsando el movimiento campesino cooperativista, junto a otro compañeros como Chago el Cura (Santiago Suárez) en el intento de consolidar las estructuras agrarias indígenas tan eficientes hasta principios del siglo XX en esa zona de Gran Canaria. 
Todo por volver a ver a Canarias Libre.

(**) Manzur, Manzur Abdola Trabaue (62 años), también creció en La Isleta, entre los dos mundos culturales que lo acunaba; las claves culturales de sus ancestros libaneses y el mundo mago que fluía por la calles de La Isleta que él jugaba con sus amigos.

Difícil entrar a comprender como vivía él esos dos mundos, no creo que renunciara al primero, pero el garrote de salto con el que partió hacia la puerta del este, nos deja claro lo mago que era. Y la disciplina con la que vivió la prisión y la huelga de hambre, nos deja claro también su entrega.

Manzur militó en el MPAIAC, y en su brazo armado las FAC.

Todo por volver a ver a Canarias Libre.