Una
gran orquesta con sonido funesto
Isidro
Santana León
¿Es
que no pueden vivir sin subvenciones...? ¿Tan necesarias, tan prioritarias son
esas partidas para forestar pinos donde no hace falta –porque nunca los hubo
en los lugares que ahora determinan– que tienen que exterminar una especie que
ha estado contribuyendo al medio ambiente durante siglos, como es el ganado
guanil…?
Mientras, gran parte de nuestro pueblo padece auténticas
calamidades contrarias a los derechos del hombre, como bien nos reseña la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros organismos
internacionales: carencias y deficiencias en la atención sanitaria, en la enseñanza,
en el acceso a la comida…; otra parte que es empujado a la marginalidad por
las barreras sociológicas que les impone las administraciones de este sistema
colonialista –las que mangonean el dinero– dejándolos en la desesperanza y
viviendo en la más despreciable falta de dignidad que merece y necesita todo
ser humano para considerarse como tal, para su integridad y su desarrollo…
Pero
hay mucho más: los atracos que cometen con este desgraciado pueblo las
tramposas empresas eléctricas –que eran pública y privatizaron los políticos–;
las estafas de los bancos y banqueros que siempre salen impunes, las
multinacionales de telefonía, la empresa privada de los parquímetros (a quien
se le ha hecho concesiones municipales y le roba al pueblo dentro de una
manifiesta ilegalidad que los políticos y ecolojetas conocen); la necesidad de
vivienda que muchos canarios padecemos desde hace tantos años y que, con la
burocracia el amiguismo y la mala praxis, éstas van a parar a manos de los
menos necesitados y a los foráneos... Evidentemente, hay otras necesidades
perentorias de las que este pueblo necesita y espera soluciones, pero, por lo
visto y comprobado, la culpa de este mal endémico que padece nuestro pueblo,
por causa objetiva de un sistema colonialista e inhumano impuesto por España
hace más de 500 años, y donde todos los políticos canarios coadyuvan a su
estatus por notoriedad y dinero, es de las cabras guanilas: descarada forma de
desviar la atención de lo intrínseco a lo trivial…, es para llorar.
Europa
no les ha dado la subvención para matar cabras, la forma en que esto se está
llevando a cabo es contranatura: si se enteraran en aquel continente de la
barbarie que aquí se hace en nombre de la ecología, creo que tendrían que
devolver la pasta, aunque –les invito– ya hace falta una ley que obligue a
pagar con su patrimonio a quien prevarican y que cese de pagarse la delincuencia
de los políticos con el dinero de todos: para eso sí que no están dispuestos
ni son tan radicales. Los pobres godos del Parque de Doñana, no tienen idea de
cómo son nuestros ecosistemas, ni sensibilidad con lo nuestro ya que lo de
ellos es matar y que les paguen: Canarias no es Doñana, Canarias no es España.
¿Con
las cabras ejecutadas que dejan sus cadáveres tirados por ahí qué van a
hacer, proteger a los guirres y los cuervos pidiendo otra subvención a Europa?
En
Tamaraceite, isla de Canaria, en los terrenos de cultivo y en la Mayordomía
(muchos conocimos ese lugar paradisiaco con sus palmerales y hábitat para
muchas especies endémicas), hicieron unos horribles aparcamientos
rompiendo con el paisaje, ecosistemas y, sobre todo, con los lagartos de las
Isla de Canaria que son los más grandes del Archipiélago. Sin embargo, como
siempre, la avaricia y el soborno que los grupos de presión ejercen sobre los
políticos dio prioridad al destrozo de toda esa zona virgen, la que han
parcelado para la especulación y en la que le han cedido terrenos a Leroy
Merlin para seguir hundiendo a los comerciantes y productores de nuestra tierra:
ni un ecologista pasó por allí.
En
nuestra tierra se ha permitido entrar, con total libertad y sin control alguno,
especies foráneas, depredadoras de nuestros endemismos, pero no se destinan
partidas a la solución de este menester porque son amigos o familiares de los
políticos los importadores de las especies exóticas. No quiero hablar de los
alimentos importados –y apoyados con leyes como el REA– que han dejado
plagas en nuestras cosechas, porque ya sería mucho extenderme: los agricultores
son conscientes de ello. [1]
[2]
[3]
[4]
[Probablemente
nunca en territorio alguno una verdad a medias, por no decir directamente una
falacia, como la ultraperificidad como un elemento negativo de
Canarias ha hecho tan inmensamente ricos a unos pocos, que podríamos denominar
como burguesía criolla, a base de explotar consciente y cruelmente
a la mayor parte de su población mientras los distintos gobiernos que las islas
han tenido no sólo no corregían estos desagravios sino que eran
parte ejecutora de este estado de cosas. Sin ningún género de dudas si un
apelativo se puede emplear para denominar a Canarias es el de República
Bananera. Unos políticos que durante décadas se han dedicado a definir las
islas por lo peyorativo para obtener prebendas de Madrid o Bruselas, la situación
geográfica del archipiélago es la que es y tiene grandes ventajas como su buen
clima, la diversidad de sus paisajes o la inmejorable situación geoestratégica a
la que tanto se la apela ahora con relación a África, no pueden denominarse de
otra manera sino como unos absolutos ineptos y unos completos miserables. En
estas tres últimas décadas los canarios nos hemos tenido que enfrentar cada
cierto tiempo a una suerte de sopa de letras que simbolizan privilegios económicos
como las del REF, la ZEC, el POSEICAN, la RIC o el REA sin que jamás haya
habido un debate público sobre la conveniencia y el uso para la sociedad de
estas herramientas financieras. Lo más grave de todo es que los medios de
comunicación del archipiélago, siempre a la defensa de los intereses de sus
propietarios, jamás han sabido explicar a la ciudadanía lo que significa de
verdad esta siglas sino bombardear a ésta con las bondades de estos sistemas
que, como no puede ser de otra manera, favorecen tal y como están conferidos a
la burguesía caciquil canaria…]
En
Canarias se han introducido interesadamente especies depredadoras, mientras los
ecolojetas y los políticos han mirado para otro lado: el Rabo de Gato, que lo
han querido erradicar con “Glifosato” (herbicida que mata al resto de las
especies y muy perjudicial para la salud humana), la palmera egipcia (que
introdujo el Picudo Rojo y destruyó muchas palmeras canarias) como si en
nuestra tierra no tuviéramos bellezas como la Fenix canariensis; más flora
ornamentales para jardines y peligrosas para nuestros ecosistemas, loros,
serpientes que acaban con nuestras lisas y lagartos y un sin fin de especies dañinas
imposibles de nombrar aquí.
Como
estas acciones hay otras muchas más que son delitos medioambientales y contra
el patrimonio, en los que no se han podido imputar a los responsables porque son
políticos. Las gaviotas dejan sus excrementos en la Playa de Las Canteras... ¿Qué
harán ahora, perseguir o envenenar a las gaviotas para que no caguen al turismo
de bocadillos que nos llega a Canarias? Ya que los periódicos amarillos no lo
hacen porque son hojas parroquiales de los partidos políticos, el que escribe,
intento, desinteresadamente y con la cobertura que me da la prensa digital no
contaminada, hacer saber a la opinión pública qué se cocina en esta tierra.
Por decoro y en defensa de mi nación, debo dejar claro la clase de políticos
que nos gobiernan... No se escapa uno por muy progre que aparente. Esto es un
problema colonial. Seguimos teniendo mandarines subvencionistas sin miras ni
intenciones de hacer una Canarias grande como se lo merece nuestro pueblo, sino
que actúan como carroñeros ávidos de dineros prestados de Europa, del que una
parte siempre va a parar a los bolsillos no autorizados y que, como siempre,
tiene que pagar nuestro pueblo. Claro, entre tanta corrupción la culpa es de
las cabras, de nuestro precioso ganado guanil, al que me gusta ver libre como
mis antepasados brincando por esos riscos y que libres deberían de estar ya que
los canarios estamos presos de los esbirros serviles a España.
5/04/16
[1]
Arruis introducidos en La Palma
[2]
Muflones introducidos en Tenerife
[3]
”Rabo de gato” introducido en Canarias
[4]
Especies
introducidas en Canarias
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artículos de Isidro Santana León publicados en El Canario