El oro blanco de Bolivia
«.» Pedro M. González Cánovas
El Salar de Uyuni es un desierto de casi 11.000 kilómetros cuadrados en medio de los Andes, al sur de Bolivia. Son las salinas más grandes del mundo. Una impresionante extensión cubierta del oro blanco del siglo XXI. Sin duda, se puede afirmar que esta es la mayor reserva de litio del mundo.
El Salar de Uyuni es un desierto de casi 11.000 kilómetros cuadrados en medio de los Andes, al sur de Bolivia. Son las salinas más grandes del mundo. Una impresionante extensión cubierta del oro blanco del siglo XXI. Sin duda, se puede afirmar que esta es la mayor reserva de litio del mundo.
El litio es un material imprescindible para las baterías de última generación. Son las que les dan vida a los coches eléctricos, a los ordenadores portátiles o los teléfonos móviles. En foros industriales se afirma que en 2015 había una demanda mundial de 33.000 toneladas, pero para 2025 se calcula que sean 111.000, cifra que podría aumentar notablemente dependiendo del mercado. El precio del litio ha caído recientemente de forma incomprensible, pero -aun así- en 2019 se mantiene en 15.000 euros por tonelada. Entre 2017 y 2018, Chile, exportó más carbonato de litio que oro, alcanzando el litio precios entre 15.000 y 20.000 dólares USA por tonelada
A finales de 2018, Juan Montenegro, jefe del grupo estatal de litio Yacimientos de Litios Bolivariano (YLB), afirmaba públicamente que su país iba a ser una revelación en las economías emergentes de América del Sur. Declaraba: «Quien quiera extraer el litio de Uyuni, debe respetar las condiciones bolivianas, como crear puestos de trabajo. No se trata solo de ser proveedor de materias primas, sino de baterías "Made in Bolivia"». Estas afirmaciones estaban basadas en unas negociaciones de explotación que estaban a punto de cerrarse, y también eran públicas, con dos empresas alemanas: Los desarrolladores del proyecto de Baden-Württemberg, de ACI Systems, y los expertos en potasa de Turingia, K-UTEC. Se hablaba de 25.000 toneladas de carbonato litio anuales. Por supuesto, Alemania había dado el visto bueno al proyecto.
Sin embargo, a mediados de este año se habló de que la Bolivia de Evo había hecho acercamientos a China. Según diario16 (agosto de 2019) «Bolivia, China y Alemania han suscrito acuerdos para invertir en proyectos de explotación e industrialización de litio y otros productos de dos salares del país sudamericano. Estos convenios marcan una visión diferente de la economía de un país latinoamericano y sus relaciones con el mercado internacional, respetando la autonomía conceptual. El empate catastrófico de la Historia en el país andino se rompió con la elección democrática de un movimiento quechua-aymara, que permanece trece años en el poder».
«El presidente boliviano Evo Morales ha expresado que su país está abriendo su mercado para varios productos agropecuarios, ahora también para litio boliviano en China. El convenio es entre la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) y el consorcio de firmas chinas Xinjiang Tbea Group y Boacheng»
Ya, a mediados de este mismo año, Evo Morales declaró en su visita a Beijing: “Primero recuperamos la patria, los recursos naturales, ahora estamos con la industrialización de los recursos naturales”. La gestión económica del presidente boliviano había revertido la situación en su país, de forma que se empiezan a hacer visibles notables cambios. Por ejemplo, en sanidad: construcción de más de 34 hospitales de segundo nivel, 1.061 nuevos establecimientos de salud y 18.550 ítems para atender a la población (Informe anual oficial de Bolivia). O en educación: se han construido 1.206 unidades educativas para un total de 16.733. Durante 13 años de Gobierno se han construido 5.000 kilómetros en su complicada geografía (Informe anual). En cuanto a igualdad de género, sirva como ejemplo que cuando Evo llegó al parlamento solo un 18% eran féminas, mientras que ahora son el 51% mujeres. El Producto Interno Bruto (PIB) nominal de Bolivia creció 327 por ciento en los últimos 13 años.
El gigante asiático dice tener una demanda anual de 800.000 toneladas de litio, por lo que puede ser imprescindible esta explotación para continuar con su crecimiento económico.
El único inconveniente al proyecto de explotación de litio boliviano puede ser la necesidad de buscar una salida al mar. La más práctica es cruzar una parte de los Andes y buscar la costa chilena.
Por nuestra parte vamos a dejarlo aquí y a seguir atentos a los conflictos generados en el cono sur americano, en cuyo trasfondo adivinamos cuestiones económicas que cuestan vidas continuamente.
Pedro
M. González Cánovas