¡¡Ojo con el pan!!

 

 

Padre Báez

 

 Aviso más que importante:

 

Pocas veces, creo, escribí nada más importante que lo que van ustedes, mis amigos, a leer. Les ruego, pues, presten la máxima atención a lo que sigue.

 

Nos han quitado todo. Sería larga la lista, pero seré breve, en atención al tema que nos ocupa, pero quede constancia -y como ejemplo-, nos han quitado la ganadería, la agricultura, la pesca, toda industria, el tomate, etc., etc., y van a por el petróleo...

 

Ahora nos quitan el pan. Ya esto es el colmo. Con esto llegó el acabose. Ya casi el gofio no se come, y lo único que podíamos comer, con sabor a nuestros hornos, también nos lo quitan.

 

Hace poco cerró ‘Pan Domingo’. El que después de varias décadas, y dejando en la calle a medio centenar de trabajadores e hipotecadas las casas y en la ruina, y ello dándonos el mejor pan de esta tierra: pan que daba gusto, salud y placer comerlo...

 

Conozco hasta cuatro panaderías más, que han dejado de serlo, cerrando sus puertas. No las citaré, pero como Dios que está en el Cielo, que cuatro industrias más del pan, ha hecho exactamente lo mismo que el citado más arriba, pero...

 

Otras tantas vienen en camino. Son muchas, por no decir todas, las que están tocadas de muerte o cierre, dado que han bajado de tal forma la venta del pan en nuestras panaderías o panificadoras tradicionales, ante una competencia desleal y brutal, que van a coger el camino de los que se van y no vuelven, dejando ese rastro de miseria, pobreza, paro...

 

Lo mismo pasa en Tenerife. Que tiene uno amigos que te informan cómo por aquellos lares se sigue la misma suerte: se cierran panaderías, porque las Grandes Áreas Comerciales venden pan (como aquí), con triple más de levadura, menos moreno, y más barato.

 

Todo ello, sin que la clase política, comercial, sanitaria, sindical, los MCS, etc. ¡nada digan! Un silencio que es cómplice de cuantos deben velar por la salud, la economía, la defensa de los puestos de trabajo, la corrupción, la competencia desleal, etc., que nada dicen, ni nada hacen, sino que callan y nada les importa la suerte de este pueblo, que sufre las consecuencias del mayor de los abandonos desde todos los frentes.

 

El pan-pan es el sobado con el antebrazo. Sin embargo, dejamos nuestro pan, el hecho con el trabajo de nuestros panaderos, que han perdido el bello del antebrazo de tanto sobar y sobar para darnos el mejor pan, contra ese artificial que nos viene ya hecho a falta de darle un poco de calor que lo estofa, y luego ni es pan, sino un simulacro de pan.

 

El pan de poca levadura. Ese es –o era– el nuestro, el de toda la vida, para no perder clientela y ser fiel a una tradición y costumbre que, paulatinamente, ha ido retirándose ante la falta de clientes y consumidores que buscan lo más barato, y se llevan lo que luego les puede costar la vida, con graves y grandes desconocidas enfermedades.  

 

Pero, además es pan blanco. Pan crudo, que no llega a cocerse o llegar al color del pan; un pan blanco que enferma y no tiene gusto ni consistencia, y todo por el ahorro en electricidad, si se le da el punto que el pan requiere y que es necesario, para que sea realmente pan, aparte de la forma.

 

Con tres veces más de levadura. Las dichosas Áreas Comerciales de fuera, nos están trayendo un pan que, para que estofe y crezca, le ponen tres veces más de levadura, con lo cual es un pan que nos está envenenando. Repito, sin más: nos está envenenando.

 

Nos está llenando de gastritis, cánceres, enfermedades desconocidas, etc. No hay sino que probar ese pan para ver los efectos en la salud, a muy corto plazo: acidez de estómago, difícil y pesada digestión, problemas a la hora de defecar, diarreas, cólicos, etc., por citar lo menos malo, pero que da paso a grandes cuadros de enfermedades, a las que los médicos no encuentran explicación, y que nos vienen por ese pan.

 

Nos los ofertan desde las Cajas, los Grandes Áreas Comerciales Y esto es lo grave, que aunque no lo quieras comprar, ni vayas con esa intención, te lo meten por las narices, poniéndolos ahora en los mejores y más visibles planos, y como el caso de... (que no citaré), te lo oferta la cajera, y te lo muestra en su candidez, con falsa presentación de su cochura, valía, precio, etc., a la hora de pasar a pagar por Caja.

 

También entre pasillos, nos lo ofertan. Pero, casos hay, en los que dependientas, que recorren los pasillos, con el pan en cuestión ofertándolos a los que eligen de entre las estanterías lo preciso, a los que “obligan” indirectamente a meter pan en el carrito, dada la promoción que constantemente hacen de un producto malo y que como casi -por no decir todo- todo viene de fuera.

 

Los hay que solo compran el pan. Y así, los que antes iban a la panadería, o esperaban el paso del panadero por sus casas; ahora solo y exclusivamente van a comprar -solo- el pan, cada día (así vea los ojos de Dios, que la última vez que fui a una de estas Áreas Gigantescas de Comercio de Fuera, las cinco personas que pasaron delante de un servidor por la Caja, salían con solo pan en sendas bolsas).

 

Pan que viene de fuera, ya hecho, y que solo pasa por el horno (y brevemente). ¡Eso, lo traen en frigoríficos de lugares muy distantes de aquí, de distintos países de Europa, también de España, y así congelado solo hay que ponerlo a estofar unos segundos, sin masa empuñada, un pan insulso, malo, dañino...!, ¡más barato, sí!, pero más perjudicial para la salud y la economía...

 

Pan sin sabor, ni cuerpo. No, no tiene masa, sino inflado; y sin sabor; cuando el nuestro se come hasta solo, sin necesidad de conduto, por su cocción, su densidad, su sabor, su hechura, su cochura...

 

Ese mismo pan en el campo cuesta menos de la mitad. ¡He ahí el engaño! Esa cantidad de pan en el campo y en las panaderías artesanales, sigue costando menos de la mitad, y dura más, y es pan-pan...

 

Y el bizcocho de ese pan es pura delicia. Cuando el pan sobrante lo hacen bizcocho, es una golosina, y acompañado con queso, aceituna..., ¡con lo que sea!, sabe a gloria. Nada digamos con leche, con... ¡todo! Nuestro bizcocho no tardarán de emularlo y nos lo traerán también de fuera, dando muerte y desapareciendo lo único que nos queda(ba).

 

Sin embargo, hasta el pan nos viene de fuera, cerrando industrias de toda la vida. Eso es lo malo, que panes y panaderías con prestigio, con nombres y apellidos nuestros, y desde nuestra niñez y siempre se cierran, dando paso a un pan falso, engañoso, que nos enferma y manda al paro a muchísimos profesionales a los que están arruinando estas Áreas Comerciales Grandes, que nos venden lo de sus países de origen, sin importarles lo nuestro, que ya no aparece por ningún lado.

 

Creo, debemos reaccionar. Es el último frente que nos queda y vamos perdiendo posición, ya es hora que este pueblo reaccione en defensa de lo propio, y luchemos por nuestra salud y economía. No permitamos que ese pan siga llegando a nuestras mesas y estómagos; hagamos propósito de buscar nuestro pan, y hasta deberíamos procurar y ayudar que panaderías que han cerrado vuelvan a abrir y den trabajo a los nuestros, y comamos, como siempre, el mejor pan, el nuestro.

 

Comprar el pan nuestro. Solo deberíamos comer pan nuestro y rechazar todo pan venido de fuera; ese pan, ya queda dicho, viene con tres veces más de la levadura normal, y eso lo vamos a pagar con nuestra salud y, a la larga, nos va a salir más caro, muy caro...

 

Y por más ofertas que nos hagan de un pan que nos mata, ¡no comprarlo!. Nos los presentan hasta en las estaciones de servicio; pero sobretodo en los lugares ya señalados. ¡Volvamos a nuestros panaderos y panaderías de siempre!, hasta lograr que ‘Pan Domingo’ (¡y otros!) regrese a su industria con la que nos vendían: salud, buen gusto, buena cocción, masa, cuerpo, color, sabor, trabajo...

 

Sucedió, que el Domingo último  entré por un barranco y llegué hasta donde una señora pastora me dio acogida y hospitalidad, ofreciéndome un café. Y, mientras lo tomaba, terminaba de hacernos un pan, que lo partió en cruz, en cuatro partes, y los repartió entre sus tres hijas y un servidor: era un pan plano, chato, muy tipo tortilla, sin inflar, una torta, y me dijo: “en mi país (Marruecos), hacemos el pan sin levadura; la levadura es mala para la salud”.

 

El Padre Báez.

 

“Enviado este comentario a mi amigo Paco Díaz, para que le echara un vistazo antes de enviarlo a ustedes, esto fue lo que me dijo, y creo que, como complemento, es lo que le faltaba al mío. Por eso lo añado como colofón, ante una situación que nos debe hacer reaccionar a todos, y difundir este otro gravísimo atentado contra la salud, la economía, la dignidad propia (atropello y engaño), etc. y, además, favoreciendo el paro”.

 

Adenda de Paco Díaz.

 

 Hace muchos años que estoy en contacto con el Padre Báez para compartir esfuerzos y luchar, ante el pasotismo generalizado, o, con más propiedad, del grave etnocidio sufrido por este noble pueblo canario, del que formo parte, con sus grandes virtudes y dañinas taras. Éstas últimas sufridas como consecuencia de las graves secuelas inoculadas por la más castrante de las rancias colonizaciones que sufrimos en carne y alma propia. Con todo este gran mal que nos han causado -me niego a considerarlo congénito- nos han inoculado la endofobia, que, a sus vez, produce la indolencia que, parece, sufrimos hace ya más seis siglos este muy servil pueblo canario, al que pertenezco.

 

¿Quién puede dudar de la raíz de tanta indolencia de nuestro  colonizado pueblo? cuando desde el inicio de la conquista, cruel y sistemáticamente, se nos fue desmantelado de nuestra milenaria cultura maga, de todos nuestros "usos y costumbres", creencias, muy adelantados servicios sociales, savias leyes, del propio autoconsumo, sustituyendo esos valores nuestros con la prohibición de todo signo de economía tradicional. ¡Hasta de nuestra artesanía y magnífica cerámica, a las que tanto admiraron aquellos propios rudos conquistadores!

 

¡Y llamaron "modorra!" al criminal y genocida envenenamiento masivo de  nuestras fuentes potables! Para ganar una tramposa guerra de casi un siglo, usaron perros asesinos para atemorizar a  los guanches, los que solo amaestraban a los suyos para guiar el ganado, como hasta hoy día hacen nuestros pastores guanches. Nos usaron como  "carne de cañón" en las "correrías" del Norte de África ¡aún les de vergüenza a los "gachupines" citar la verdadera palabra fratricida con que obligaron a nuestros nobles guerreros a cazar y esclavizar a sus propios parientes bereberes.

 

Y siguieron doblegándonos en las levas de Flandes, ¿y, no ahora, en Afganistán, como los U.S.A. a sus infelices "espaldas mojadas", con un 86 % de canarios (860) cuando solo Canarias cuenta con dos millones de habitantes, incluidos españoles y extranjeros, por tan solo un 14 % (140) españolitos, con una numerosa población de más cincuenta millones? Igual nos golpearon con la colonización de América, con el vergonzoso "Tributo de Sangre", ¿y no ahora con la R.I.C., R.E.A. y las centenares de subvenciones a los poderosos, para que nos sigan sometiendo al "amo español"?...  Desde siempre nos prohibieron una sana diversificación económica, mas nos obligaron a los castrantes monocultivos, para que nunca fuéramos dignos ni autosuficientes, sino dependientes, obedientes "braceros", o lo peor, esbirros  de nuestros propios hermanos.

 

Nuestro pueblo ha sufrido tantos esbirros colonizadores como aquel Comandante Gral. de Canarias, el lacayo Ignacio Pérez Galdós, quien, cuando más preocupada estaba la corona por la suerte de nuestro archipiélago, al ver como se iban independizando todas sus otras colonias americanas, éste la calmó: "No se preocupe su Majestad, que por la miseria extrema, islas incomunicadas y no poder recibir ayuda del exterior, su "fidelidad" está garantizada".

 

 Ahora, después de 1978, ¿ya en democracia?, el mismo "sistema" nos ha desmantelado todo el sector industrial; robado y expoliado el mejor banco de pesca del mundo, el Canario-Sahariano, además del Dacia, La Concepción y la reserva pesquera  de las Islas  Salvajes; el más potente sector de factorías de pescado del mundo; el sector de reparaciones navales, "para desvestir una santo", lo trasladaron, con subvenciones saavedriles, para beneficio de sus "compas", en Agadir; el sector tabaquero, en el que fuimos los pioneros y "reyes del tabaco"; se nos hundió la agricultura y reniega y humilla nuestra ganadería, con una de las mejores genéticas del mundo, como lo demuestra el que copemos cada año una treintena de los mejores premios mundiales de quesos, "adwards" ; el sector del mueble, ¿nos han desmemoriado?; etc. !y, ahora, el del pan!

 

Como ya a los canarios se les pierde el miedo, como aquellos monos japoneses, ya se les está cayendo la venda de los ojos con Internet; ya pueden, sin pánico, sacarse los dedos de los oídos y, de nuevo, poco a poco comprueban que pueden hablar libremente, sin que les asusten las cadenas, pues con ello nos vamos dando cuenta, como decía el gran sabio senegalés, Cheikh Anta Diop y el mítico escritor argelino Franz Fanon, que debemos perder el miedo a viejos (pasar al futuro, no anclarse en el infierno) colonizadores que solo sabían utilizar el poder para "aterrorizar con vendavales  y achicharrar las palomas aceitunadas y negras", mientras arrancaban las raíces,  cultura, creencias, identidad, usos y costumbres del pueblo colonizado, por lo que estos próceres nos aconsejan no disgregarnos, ya que es imprescindible que el pueblo colonizado siga unido, sin permitir que corten el lazo umbilical con nuestros ancestros.

 

Volvemos a grave problema del pan...

 

Estimado Padre Báez:

 

Está perfecto tal como ha redactado el artículo del gravísimo problema sanitario por la masiva ingesta de la basura de pan importado, pero, aún así, estimo que se puede aportar lo siguiente:

 

1- Nos hemos pasado de rosca incidiendo a los beneficios de los refrescos, cervezas, alimentos y cigarrillos "ligts", para realizar publicidad gratuita a las multinacionales de estos sectores, las que de esta forma se quitaban de encima, con engaño, el péndulo de la ley sobre los dañinos aditivos de sus productos basura. Aunque bien se han encargado de ocultar y acallar con masivas campañas publicitarias a los medios informativos para que no se atrevieran a informar verazmente sobre los, también muchos, aditivos negativos de los productos "ligth", los que han sido prohibidos por gobiernos conscientes y justos, como Suiza y Venezuela.

 

2- Para colmo de los colmos, nuestras ineptas y limbóticas autoridades, además de no preocuparse en proveernos en, al menos, el 50 % de nuestros propios productos y, además, frescos -las exquisiteses que hasta 1978 abarrotaban los muy exigentes mercados europeos, USA y Japón-, tal como sí les aconseja la F.A.O. Solo se preocupan nuestros vende-patrias por las subvenciones y "estimulaciones" a empresas foráneas. ¿No se repite de nuevo otro "tributo de sangre", como el que la Corona española, s. XVII-XVIII, impuso a los "carne de cañón" canarios para  cebar a las castas privilegiadas? Esta denigrante labor se sigue realizando con la importación masiva, ¿derechos de pernada de la metrópoli?, de cientos de millones de Tn. de productos de desecho, los que nos llegan en inmundos contenedores, algunos desde Cádiz, inclusive, con buitres carroñeros. ¡Vivitos y coleando¡ ¿No son éstos alimentos de desechos con los que nos inundan, infestan y inoculan las pandemias, tumores, cánceres de mama, hasta en jovencitas, los que arruinan nuestro Servicio Canario de Salud y abarrotan nuestros centros de salud y hospitales, además de las temibles plagas en agricultura, ganadería y "Miedo Ambiente"?

 

3- Son tan enormes los abusos y desbarajuste que se les permite a las empresas foráneas, en esta tierra tan extranjerizada y extranjerizante, que demasiado pletóricos parecen los directivos de un enorme grupo de supermercados de capital valenciano, los que en su región poseen la tercera parte de los que pomposamente presumen con descaro aquí en "el Tabaibal", porque, ¡por fin nos han desmantelado otro de los muchos sectores industriales: el del pan!

 

4- ¡Qué placer degustar el pan de nuestras medianías, de Valleseco, Moya, San Mateo, Juncalillo, etc., tan sano, nutritivo y tan crujiente! Es a éste y, no al insano importado, al que acaban de hacer una campaña positiva la Asociación de Farmacéuticos sobre los beneficios de comer frecuentemente pan. ¡Y para colmo el 60 % más barato, no a 1,00 €, por un fofo y manido pan, sino a 0,40 € y del mismo tamaño, nuestro crujiente y sabrosísimo pan canario! Estamos tan acostumbrados los canarios a que nos estafen como a babiecas con el "timo de la estampita", que aún no se han "enterado" los listillos de nuestros “responsables” de Salud, ni tampoco los enriquecidos godos y carcamales de Servicios Fito-sanitarios del Servicio Salud Exterior de nuestros puertos y aeropuertos. ¿A cambio de qué hacen la vista gorda a algo tan grave como es la epidemia de cánceres que nos asola?

 

Paco Díaz.