Un Nuevo Comienzo
Félix Román Negrín *
El pasado 08 de mayo, Vladimir Putin juró nuevamente como
Presidente de la Federación de Rusia, en medio de una gala de costumbres
imperiales: treinta cañonazos seguidores de un desfile de la Guardia de Honor,
y misa en la Catedral de la Asunción, en Moscú.
Gracias al legado del
socialismo soviético, Rusia es hoy potencia nuclear, miembro permanente en el
Consejo de Seguridad de la ONU, gran productora de petróleo, es también, 67
años después de la victoria sobre el nazismo, un actor principal en el
escenario mundial.
Para continuar
preservando su rol protagónico, Rusia debe transformarse de país proveedor de
recursos naturales y armamento, en un Estado industrial innovador. Putin como
primer ministro, utilizó las palabras “modernización”, “alta tecnología”,
“gestión eficaz”.
Pero, el desarrollo de
las fuerzas productivas y la creación de una base económica orientada hacia el
futuro, no son un simple acto de voluntad. La fórmula de Pútin
busca rescatar el rol del Estado como órgano de la restauración capitalista,
pero se enfrenta a ciertos problemas fundamentales en la esfera de la
reproducción social como, por ejemplo; la distribución desproporcionada de la
propiedad, consecuencia de la acumulación primitiva implantada bajo la
presidencia de Boris Yeltsin.
El buen funcionamiento
del capitalismo no necesita de manera esencial recursos naturales, sino
productores bastantes motivados. Y esto solo puede ocurrir si la mercancía,
“fuerza de trabajo”, es flexible y capaz de actuar de forma individual. Esto se
parece más a la Rusia zarista que al capitalismo industrial.
Una curiosidad:
lograron destruir el socialismo soviético, pero nadie encuentra el camino al
capitalismo ruso, algo sabemos: el socialismo en la Rusia de Pútin no está en el orden del día.
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Félix Román Negrín Rodríguez, Redactor de RIA Novosty, Agencia de Información Internacional de Rusia,
Contertulio de la Voz de Rusia en Canarias.
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