La Nueva Ley del Suelo
«»
Wladimiro Rodríguez Brito
Recientemente se ha presentado el anteproyecto de Ley del Suelo de Canarias. Es
de agradecer que se tenga la intención de simplificar la pesada burocracia que
pesa sobre nuestro medio rural. Hemos generado toneladas de papeles siguiendo
leyes que dificultan, cierran, amarran y empobrecen nuestro campo y a nuestros
campesinos. Sufrimos leyes alejadas del mundo rural, de su gente, de sus usos y
de sus costumbres que han ignorado el territorio en el que se aplican. Hemos
llamado protección ambiental a las barreras creadas a modo de gambuesas, como
si los campesinos fueran ganado al que encerrar apartados del ampo.
sta ley está generando un debate abierto: nuestros legisladores están
escuchando y dialogando con toda la sociedad, y en particular con el mundo
rural, tantas veces ignorado. Es un documento diferente y novedoso en su
tramitación, ya que quiere contar de verdad con los afectados. Nuestro
territorio es complicado y el marco actual de leyes ha generado un ovillo de
sogas llenas de nudos, como dice el amigo Pedro Molina.
Sustituir
las leyes anteriores no es fácil, ya que son tan restrictivas que impiden la
mayor parte de los usos tradicionales. La maraña de administraciones
competentes ha desarrollado un marco legal inaplicable: mientras unos autorizan,
otros prohíben. Casos tan frecuentes como la construcción de un baño en un
asentamiento rural, según sea una Consejería u otra, se aprueba o se deniega
casi a la vez. Levantar una pared y construir un gallinero o un cortaviento se
han vuelto tareas imposibles, ya que las calificaciones territoriales en muchos
casos no solo demoran las autorizaciones "sine die", sino que impiden
los usos más elementales. Es paradójico que los escombros de una galería
tengan que ser llevados a un vertedero autorizado, pero no se autorice el
mantenimiento de pistas hasta allí, o que se considere un eucaliptal como
bosque potencial. El abandono de nuestros campos se debe a sequías y vientos,
pero más a las importaciones de alimentos del exterior en un entorno legal
inaplicable.
El
borrador protege los usos tradicionales en suelo rústico. El mero hecho de
permitir la limpieza y retirada de maleza de nuestros campos es altamente
positivo. Hasta ahora prevalecía siempre la protección de especies endémicas:
las higueras, los almendros y tantos otros frutales hoy están ahogados por
tabaibas, escobones y pinos, pero también por la desidia. Esta ley puede ser
una ventana abierta a otra manera de gestionar nuestro territorio. El campo debe
dejar de significar pasado, hambre y miseria. Hemos de participar todos para
sembrar de optimismo y esperanza el olvidado y marginado mundo rural.
Enhorabuena
a los legisladores. Animarlos desde aquí al diálogo y a la participación para
una mejor gestión del territorio. Acabemos con los miles de cortocircuitos de
las leyes anteriores, para que convivan hombre y naturaleza. Está en nuestras
manos que este documento sea útil y contribuya a que nuestros campesinos se
acerquen a la tierra.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
Otros artículos de Wladimiro Rodríguez Brito publicados en El Canario
wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es