Nuestra
historia vedada
Francisco R. González Alonso *
La historia de Canarias escrita por
cronistas acreditados por su nobleza espiritual sobre la historia de nuestros
aborígenes guanches, tales como don José de Viera y Clavijo, fray Juan de Abreu
Galindo, Antonio de Viana, Juan Núñez de la Peña, Leonardo Torriani,
Alonso de Espinosa, D. J. Wolfel, Bartolomé Cairasco y Figueroa, Cristóbal Pérez del Cristo, Alejandro Cioranescu y el científico de nuestra identidad canaria
Juan Bethencourt Alfonso, y tantos otros que escapan a mi memoria, duerme el
sueño eterno de la indiferencia de nuestras autoridades representativas, para
hacer cumplir el pensum de estudios históricos de nuestra región canaria, tanto
en el área de Geografía e Historia como en la de su formación moral y cívica,
que no es constante ni eficiente, para que el pueblo canario conozca la
realidad sociopolítica de su pasado y presente histórico.
Nuestros
docentes, incentivados por la negligente conducta de ciertos y determinados
supervisores de educación, que en su mayoría son de España y no cumplen con su
deber, para ellos nuestras raíces étnicas, que genéticamente perduran en las
actuales generaciones de nuestros pueblos insulares, no les interesa que se
dicten clases sobre dichas materias, por temor a que se despierten sentimientos
de identidad. Por otra parte, cuanto menos se difunda nuestro pasado histórico,
menos conocimientos tendremos de nuestras raíces genéticas, y eso es lo que les
importa a dichas autoridades, que nos olvidemos de nuestro pasado histórico y
genes raciales, instruidas por fuerzas inconfesables del poder central español,
que nos han mantenido soterradamente sin poder defendernos de la ignominia que sufrimos,
desde que nuestros antepasados fueron sometidos a la esclavitud, y que aún no
hemos podido sacudir ni barrer de nuestro patio insular canario el polvo de
nuestra postración generada por el perenne control, que indirectamente ejercen
sobre nuestra población, con la anuencia siempre de nuestras autoridades
representativas de turno confabuladas con intereses creados del colonialismo
español.
Cuando
nos detenemos en analizar los factores que han gravitado sobre la historia de
nuestra población primitiva, que supo valorar el agua, la tierra, los astros y
las fuerzas sobrenaturales, sus descendientes no han podido superar la compleja
evolución histórica de nuestro pueblo sagazmente vilipendiado.
Como
todo pueblo conquistado, fue obligado a conocer la historia del vencedor. Esto,
por supuesto, ha contribuido a sembrar los intereses creados por el férreo
dominio del conquistador, que sometió a la esclavitud al noble pueblo guanche.
Dicha
dominación coercitiva persiste disfrazada, pero las actuales generaciones de
jóvenes académicos han comenzado a comprender que las viejas estructuras del
poder colonial, incrustadas en los sistemas aparentemente democráticos, pronto
se verán obligadas a ceder para dar paso a lo que tuvo que suceder hace ya
siglos.
¡Jóvenes
canarios!, la indolencia de espíritu nos conduce a la negación de sí mismo; no
te escudes en ella ni hagas lo que hace el avestruz; abre tus ojos para que
observes bien lo que está ocurriendo en el mundo árabe y otros pueblos del
planeta Tierra. La juventud canaria no debe permanecer en esa actitud de
estúpido conformismo e indiferencia total con sus grandes responsabilidades,
como es defender la canariedad. Esto significa que no
pueden seguir contemplando tanta ignominia como si nada ocurriera, que no
quieren ver las insaciables arbitrariedades e intereses políticos del poder
central español, que disfruta, por no decir arrebata, las riquezas que generan
el tráfico turístico, los puertos y aeropuertos, de los cuales solo recibimos
el 37%, que al aplicar los diversos impuestos se reduce a menos del 20%.
Por
último, se pretende sustraer el petróleo detectado en el fondo marino entre las
islas orientales y Marruecos, sin importarles los posibles desastres ecológicos
que su extracción originaría, en perjuicio de nuestra principal actividad
económica, como es el turismo. Las pocas playas oceánicas de que se disfruta,
al recibir los residuos petroleros, dejarían de atraer a millones de turistas
que todos los años visitan nuestras Islas Canarias, donde cuentan con un seguro
de sol y nuestras cristalinas aguas marinas.
Otro
de los aspectos negativos sería la destrucción ecológica marina del banco
pesquero sahariano, riqueza que se nos ha negado por no estar delimitada
nuestra frontera marítima con Marruecos, que por no ser un Estado independiente
podrá efectuar extracciones petroleras a doce millas de nuestras costas sin que
podamos protestar.
¡Canarios!,
entendamos que llegó el momento de manifestar democráticamente y pacíficamente
en pro de nuestra independencia. Que España entienda
que ya hemos llegado a nuestra mayoría de edad política para ser soberanos, y
que no nos obliguen a buscar nuestra liberación por caminos diferentes a un
entendimiento amplio de relaciones y supervivencia de nuestras comunidades
insulares nacidas o no en Canarias. No es el odio quien alimenta disfrutar de
nuestra soberanía, sino nuestros derechos legítimos a ser libres.
*
El profesor e investigador Francisco R. González Alonso es un tinerfeño,
natural de Guía de Isora, que reside en Venezuela
desde la década de los cincuenta. Presidente de la Academia de la Cultura
Canario-Venezolana, ha glosado en dos volúmenes su visión del mundo guanche.
Comentarios de los lectores:
Coincido plenamente con la argumentación
de este artículo a excepción del final del último párrafo en que dice
"nuestras comunidades insulares nacidas o no en Canarias." Y me
explico: El principal obstáculo para mantener España la colonización de
Canarias somos precisamente los canarios, a quienes por derecho natural nos
corresponde y pertenece nuestro canario archipiélago del cual somos los
legítimos dueños. Es por eso que, tal como muy bien y documentadamente denuncia
nuestro respetado articulista, España trata por todos los medios de que no
conozcamos nuestra historia e inclusive nuestra geografía, asimilándonos no
solo a España sino a Europa a donde nos trasladan imaginariamente porque la
realidad es que estamos en otro continente cual es el africano, de la misma
forma que, por ejemplo, las Baleares, Sicilia, Cerdeña o Chipre, forman parte y
pertenecen al continente europeo. Cualquier empresa o iniciativa canaria que
prospere es sistemáticamente abortada valiéndose de toda clase de normativas y
subterfugios más o menos velados o aplicados descaradamente y sin
contemplaciones. En ese mismo empeño podemos observar como Extranjería, de
competencia estatal, facilita, cuando no estimula, la entrada de ciudadanos de
toda procedencia y no solo de la Unión Europea, con el objetivo de ir
sustituyendo cuanto antes la población nativa canaria por la foránea -excepto,
naturalmente, de los descendientes de canarios nacidos en la diáspora- hasta
que seamos una insignificante minoría, lo cual es contrario al derecho internacional
aplicado a territorios ocupados, y en nuestro caso conquistados, por la fuerza
de las armas. Y tal como usted, don Francisco, expresa magistralmente, a los
“indolentes de espíritu” nos les va a salvar su indiferencia ni inclusive su
alardeada españolidad porque ellos son igualmente un obstáculo, repito, para la
permanente colonización de Canarias. El que quiera ver que mire, el que quiera
oír que escuche y el que se quiera dejar engañar con el manido señuelo “los
canarios sois muy majos y serviciales, os apreciamos mucho”; “A nuestras Islas
Canarias, antes de perderlas las vendemos”, y en eso históricamente España
tiene reconocida experiencia…, que esconda la cabeza debajo del ala o la meta
en el hoyo profundo de su endofobia.
Adrián
Jaime Morera.
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