Sin casa ni comida,
nos están negando la vida
Por Eloy
Cuadra
[…
En Canarias, en torno al 92% nos viene de fuera gracias al REA y a otros
instrumentos fiscales, un suicidio institucional a poco que se compliquen los
transportes, algo que tampoco sirve para hacer la comida más barata pues
tenemos la cesta de la compra más cara. La agricultura abandonada
totalmente, la pesca en manos de unos pocos, los supermercados tirando comida
por toneladas y las ayudas sociales son mínimas desde Ayuntamientos y demás
instituciones públicas. El resultado: buena parte de la población con
serios problemas para acceder a una comida digna…]
En la Prehistoria de la Humanidad no había
educación pública ni privada, no había sanidad universal, no se sabía del
derecho a la información, a la cultura o a la manifestación, tampoco había
trabajos remunerados. La cosa es que en la Prehistoria no había
prácticamente nada, pero todo el mundo tenía acceso libre a una cueva o podía
construirse una choza en la que vivir, y todos eran libres para cazar, pescar y
recolectar frutas de lo que la naturaleza ofrecía. Esas sociedades
primitivas fueron evolucionando hasta lo que hoy somos, y hoy están comúnmente
aceptados el progreso y el desarrollo como conceptos base que nadie cuestiona.
Muchos dirán que es un muy errado argumento tratar de comparar nuestra
situación actual con la vida de nuestros antepasados prehistóricos, pero
créanme, no se me ocurre otra forma mejor de denunciar el absurdo y la
injusticia de lo que está ocurriendo hoy en
España, y especialmente en Canarias, donde lo sufro yo.
Y es que en Canarias, según el último dato del INE, son 138.262 las viviendas
que están vacías sobre un total de 1,04 millones de viviendas que hay en el
Archipiélago. Si somos en torno a dos millones de habitantes, el
resultado es que hay aproximadamente una casa por cada dos habitantes. Lo
malo es que hay muchos que tienen más de una casa, y como vemos son muchas las
casas vacías, lo que nos deja la realidad que ya muchos conocemos para
Canarias, que también son muchas las personas que no tienen casa alguna donde
vivir.
En circunstancias parecidas estamos con respecto a la comida como derecho en
Canarias. En torno al 92% nos viene de fuera gracias al REA y a otros
instrumentos fiscales, un suicidio institucional a poco que se compliquen los
transportes, algo que tampoco sirve para hacer la comida más barata pues
tenemos la cesta de la compra más cara. La agricultura abandonada
totalmente, la pesca en manos de unos pocos, los supermercados tirando comida
por toneladas y las ayudas sociales son mínimas desde Ayuntamientos y demás
instituciones públicas. El resultado: buena parte de la población con
serios problemas para acceder a una comida digna.
Comida y casa, alimentación y vivienda dignas, dos necesidades básicas
inherentes a la condición humana, mucho más que un derecho fundamental.
Es tan claro como decir que sin vivienda y sin comida, no hay vida
posible. Nos encontramos así con una primera base de derechos
fundamentales, recogidos también en ese panfleto de propaganda que e la
Constitución Española, dos derechos que deben contar con un nivel de exigencia
y protección máximas, por encima y con preferencia a otros derechos
fundamentales como son la Educación, la Sanidad o las Libertades Públicas.
Hasta aquí nadie podrá discutirme nada de lo que he dicho, creo. El
problema viene a partir de ahora, cuando hemos de responder a la pregunta sobre
qué están haciendo nuestros poderes públicos por garantizar y proteger estos
dos derechos básicos fundamentales e imprescindibles para la vida humana.
Y la respuesta es básicamente nada.
En torno a la vivienda, en Andalucía se ha
dado el primer paso con una normativa autonómica por el derecho social de la
vivienda, normativa que ha contado con la oposición frontal de nuestro Gobierno,
recurrida ya ante el Tribunal Constitucional por ir contra el sagrado derecho a
la propiedad privada. En Canarias el Gobierno de Paulino intenta copiar a
Andalucía con una norma muy a la baja, que presumiblemente quedará en nada,
conociendo a los que han de llevarla adelante. Al margen de esto lo único
que hay es lucha ciudadana, la Plataforma de Afectados por las Hipotecas y
algún colectivo social más, promoviendo y facilitando la ocupación extralegal
de viviendas vacías, poco más.
Y en torno al derecho a una comida digna, aún peor. Prestaciones sociales
directas para alimentación y lucha contra la exclusión apenas si hay, y los
comedores sociales, con muy limitadas plazas, son casi exclusivamente para
personas sin hogar. Con este panorama queda todo en manos de la
solidaridad social, las ONG y los Bancos de Alimentos, a los que se premia con
el Príncipe de Asturias, con el Premio Canarias y con todos los reconocimientos
posibles. También se premia a sus apóstoles, con mención especial a Manuel
Artiles y a su cadena local en Tenerife, Mírame TV. Pero en Canarias este
fenómeno traspasa ya los límites de una televisión y se ha extendido como una
moda a prácticamente todos los medios y agentes sociales, con multitud de actos
solidarios cada día y promoción por todos lados. Y lo que es peor, es tal
la corriente que hay a favor de este tipo de solidaridad buenista
"descansa conciencias" -que aclaro: sólo es un parche con muchas
deficiencias e irregularidades que además oculta el verdadero problema, el mal
reparto de la riqueza de Canarias, vía Presupuestos Generales por ejemplo- que
hasta los políticos con cargos de gobierno se atreven ya sin tapujos a ponerse
delante de las cámaras y participar en la fiesta, y los tristes partidos de la
izquierda alternativa callan y consienten por miedo a perder votos, aún
sabiendo lo que hay detrás.
Y esta es nuestra realidad canaria más triste que yo no puedo dejar de
contar. En la lucha por los dos derechos más básicos, sólo islotes de
rebeldía en un mar de servilismo y cooperación con el sistema, a los que por
creer en otras soluciones más justas ya nos empiezan a tachar de radicales,
subversivos y hasta violentos. Pues sí, radical soy, entendiendo por
"radical" lo que etimológicamente expresa la palabra: aquel que va a
la raíz de los problemas. ¿Algún radical más dispuesto a luchar
conmigo? Si es así ya saben dónde encontrarme.