Nuestra solución no pasa por limosnear en Europa

sino por negociar con Marruecos

 

Isidro Santana León

 

“En el próximo Pleno Municipal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, a celebrar el próximo día 14 del presente mes de junio, viernes, que dará comienzo a las 9 horas de la mañana, se va a defender la propuesta de conceder, o no, una calle, o plaza de la ciudad, con el nombre de D. Antonio de León Cubillo Ferreira”

Este comunicado me llega en un email, enviado por un compatriota anónimo, para que apoyemos la moción que presentará el grupo de CC a fin de homenajear al fenecido compatriota Antonio Cubillo. Si los buen intencionados del engendro macionalistoide le preguntaran al precursor del independentismo canario por este asunto, seguro que les diría que, si desean ser gente digna y honrada, apuesten por movilizar a la gente contra el colonialismo terrorista español y se abstengan de simbolismos y actos oportunistas de cara a tirar de una parte del electorado que jamás les daría su voto, ya que lo propio es promover acciones coherentes para lograr el fin que necesita el pueblo canario para su supervivencia: la soberanía nacional.

En la historia política de Cubillo podemos constatar que fue un hombre pragmático, insobornable, valiente e inquebrantable con sus ideales. No hay político en la actualidad que tenga parangón con nuestro líder, y muy pocos en la historia colonial de Canarias, pues, en este ultraprostíbulo, la mayoría se prestan como proxenetas o palanganeros del Borbonato corrupto y fascista, para vivir acomodaticios y enriquecerse a costa de la desgracia de nuestro pueblo.

El Gobierno Ultraperiférico de Canarias, mientras en la Colonia utiliza la figura del prócer Antonio Cubillo, contradictoriamente en Europa firma y reafirma protocolos colonialistas para perpetuar el estatus de la nación canaria, rogando concesiones, que no derechos –acertada diferenciación de un escritor canario–, lo que nos parece un abyecto vasallaje que presta a sus amos, en contra de los legítimos e inalienables derechos del pueblo canario a su independencia. Visto que no saben, son cobardes, incompetentes e indignos de representar a los canarios ante el mundo, el que escribe, una vez más, les va a marcar la ruta oportuna y eficaz para solucionar el problema de Canarias, sin cobrar un euro por ello y sin aspiraciones a las comodidades que ustedes gozan sin merecimiento y contra el deseo y los intereses generales del pueblo canario.

Teniendo en cuenta que, con el derecho internacional en la mano, Canarias –excepto Hierro y Gomera– se encuentra en la Zona exclusiva económica de Marruecos, es con este país vecino con quien tenemos que arreglar nuestro problema de deslinde para pactar la frontera, y no con los que están fuera de su jurisdicción marítima y queriendo hacer injerencia en la zona, para rapiñar nuestros recursos, como es España y la UE. En consecuencia, el Gobierno Ultraperiférico de Canarias debe entablar relaciones diplomáticas y bilaterales con el Estado alauita, pues en nuestros intereses comunes está la clave para que Marruecos reconozca a Canarias como un estado archipielágico soberano, proceso que dejaría fuera de juego a España y Europa y sus ansias de expoliar los recursos de esta parte de África.

Si hiciéramos un repaso por la historia y la analizáramos sin maniqueísmos ni influencias colonialistas, podemos contemplar que la hostilidad de Marruecos hacia Canarias, incluso antes de ser un Estado, ha sido nula o en raras ocasiones.

Lo pescadores canarios, de toda la vida han pescado en la costa de África (así se llamaba la zona de faena antes de que la nominaran banco canario sahariano), sin tener problema alguno con los pueblos de la rivera –a muchos de ellos les enseñamos el arte de la pesca–, con quienes negociábamos con todo tipo de género y hasta los años 80 dicho comercio significaba una parte importante de nuestro PIB. Los contados ataques de la piratería mora a pueblos de Fuerteventura y Lanzarote, fueron en respuesta a las incursiones y cabalgadas que los señores feudales de Las Islas hacían en Berbería, para capturar moros y negros que después eran esclavizados en los cañaverales, o muchos vendidos para Las Américas, y que, irremediablemente, se mezclaron con nuestro pueblo. Sin embargo, la contestación mora no era tan cruenta como las embestidas que las empresas incursionistas canarias hacían en el Continente, sino que se limitaban a capturar a personajes importantes de la vida política del Archipiélago, pidiendo rescates para su liberación.

Nunca se ha visto a Marruecos un interés claro por las Islas Canarias –saben ellos que somos una nación conformada hace miles de años– excepto algunas advertencias a España, cuando ésta se quiere imponer por la fuerza en lo que no son sus dominios legales, asunto que le recuerda, advirtiéndole apelar al marco de la legalidad internacional. Es curioso que, cuando España ha querido bloquear los acuerdos de pesca con Marruecos, perjudicando alevosamente a Canarias, el país alauita ha ofrecido al Gobierno de Canarias o a los Cabildos la posibilidad de pescar en la zona, pero sin la bandera española. Nunca le importó a España Canarias ni su desarrollo, prefiriendo que se desmantelara nuestra flota artesanal y nuestra industria manufacturera de pescado, solamente por la sinrazón de mantener un pulso arrogante y hegemónico con Marruecos.

Si recordamos a Dimas Martín, expresidente del Cabildo de Lanzarote, el motivo subyacente de su condena no fueron solamente los casos de corrupción –eso es un pretexto, pues si no habría que encarcelar a la mayoría de los políticos corruptos de la Colonia, que se les tapan porque cumplen a la perfección la labor españolista que el Sistema les encomienda– sino que, en varias ocasiones, le plantó cara al colonialismo español y negoció directamente con Marruecos asuntos de interés para el pueblo de Lanzarote, o en una situación en que España despreciaba a los pescadores canarios, intenta firmar un acuerdo de pesca bilateral con Marruecos, asuntos que no le perdonó jamás el colonialismo español y donde, práctico, su aparato inquisitorial de justicia, actúo inclemente sobre su persona, su rebeldía y su independentismo.

No tenemos que buscar nada en la constitución de un país extranjero como España; no tenemos por qué esperar decisiones de Europa para asuntos que atañen al continente en que nos encontramos y donde, por naturaleza, está nuestro futuro. Es posible entendernos con Marruecos; ya se entienden los empresarios canarios y sólo en las buenas relaciones de vecindad, diplomacia, cooperación y bilateralidad, podrá Canarias salir del caos en que nos ha metido España y su anacrónico colonialismo. Nuestra nación tiene el reconocimiento de la UA (Unión Africana) como Estado africano y, en un buen marco de relaciones con Marruecos, debemos trazar el fin de la ruta que emprendió Antonio Cubillo y el MPAIAC, para que en la Naciones Unidas se le dé a Canarias el sillón que le corresponde. No hay que tenerle miedo al moro, hay que tenerle aversión al godo, que es quien nos coloniza, nos saquea, nos impide desarrollar y que seamos un pueblo libre y próspero. No nos queremos poner chilabas: nos queremos quitar la camisa de fuerza rojo y gualda que España nos ha puesto hace más de 500 años. Si Marruecos es tan perverso para Canarias, ¿cómo decía el Borbón que Hassan II era su hermano y Mohamed VI su hermano menor? ¿En qué quedamos, por qué los moros son enemigos de Canarias pero hermanos de España…? A ver si alguien me lo explica.

 

11/06/13

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