NEOSOCIALISMO COLONIALISTA DEL SIGLO XXI
Pedro González Cánovas
El gobierno actual de España es
neosocialista y liberal. Su praxis va más allá de la continua privatización de
servicios públicos; en la Europa por la que pujan, la empresa mixta es la reina
y la precariedad laboral construye empleos a tiempo parcial, mayormente de
carácter temporal, donde priman la seguridad e higiene que antaño se legislaba.
Hoy, la patronal tiene un sillón fijo en la Moncloa y la única “representación
de los trabajadores” que se acepta, ya no engaña a nadie.
Todos vemos en las cúpulas de CCOO y UGT unos rehenes secuestrados por el sistema
capitalista impuesto en el Reino de España. Vemos una impostura total para
representar a los trabajadores y un colaboracionismo neoliberal, por parte de
dichas organizaciones, que dan total libertad a la alianza gobierno-capital
para ejercer la mayor crueldad imaginable en el “primer mundo” contra la clase
obrera. España, como siempre, va sentando precedentes, en cuanto a explotación
moderna, con nuevas maneras, con la falta de inspecciones y la obligada
fiscalización de cumplimiento legal de las empresas, de forma que el camino
hacia una reforma laboral de la patronal se ha convertido en una autopista
propiciada por un gobierno que ya destiñe y muestra su verdadero color. Nada
que ver con el rojo de campaña.
Lejos del socialismo del siglo XXI, España se dedica a ejercer de reino disfrazado de
democracia. Por el sur de Europa se manejan políticamente los términos de tal
manera, que la prostitución del lenguaje fue la siembra de hace casi treinta
años y, así, hoy se recogen los frutos de la ignorancia popular y el
analfabetismo político español.
Por acá, en las colonias, nos queda la
esperanza de no haber sido contagiados por tanta incultura, por tener un poco
de madurez política y honradez sindical. Por contar con identidades políticas y
sindicales que marquen la diferencia y se presten, ya, a reducir y sustituir a
la delincuencia política colaboracionista o colonialista y al sindicalismo
asimilado por esta sociedad de consumo que fue montada por el sistema
capitalista. Pero, para ello, pongamos los pies en el suelo, este pueblo tiene
que superar los miedos institucionalizados, los que pregonan diariamente los
medios de comunicación del sistema, y abandonar el letargo en que la metrópoli
supone sumido a este volcán.
“Poner los pies en el suelo”: ¿quién cuenta
cuantas manifestaciones, concentraciones y huelgas hubieron el año pasado?
¿Quién contó las del mes pasado? ¿Y las de este…?. Hay que seguir saliendo a la
calle. Hay que sentirse partícipe de cada reivindicación y aceptar que todas
están llenas de una petición de justicia irrefutable, para empezar a hacer un
análisis global y asimilar el punto del camino en que se encuentra actualmente
nuestro Pueblo, y el acelerado ritmo que se ha impreso de repente, de forma
natural, al no sostenerse más tanta mentira, tanta falacia, tanta desvergüenza
y desfachatez, tanta explotación, tanto abuso…
Es el momento de hacerse presente. De
convertir en realidad las antiguas luchas virtuales. De vivir los sueños
compartiendo protagonismo. Compartiendo sueños y realidades, que nos lleven a
una Canarias soberana, más justa e igualitaria.
* Miembro de Alternativa
Nacionalista Canaria