Tierras y piedras; naturaleza y leyes
Wladimiro Rodríguez Brito
En el Plan Territorial
de Residuos de la Isla de Tenerife aprobado en 2009 el Cabildo tenía la
voluntad de legalizar la mayor parte de las plantas que tienen que ver con los
áridos. Sin embargo, un debate interno de la administración autonómica ha
paralizado dicho proceso, ya que entiende que las piedras y la tierra son un
recurso minero y no un residuo. O lo que es lo mismo, los ha de tratar la
Consejería de Industria del Gobierno de Canarias y no la Consejería de Medio
Ambiente del Cabildo. En este marco de legalismos y burocracia, tenemos en la
ilegalidad casi la totalidad de las plantas de áridos de la isla de Tenerife.
Es decir, estamos ante un problema burocrático entre administraciones y no en la
prioridad de resolver los problemas de nuestros ciudadanos.
¿Entienden nuestros
lectores lo que está ocurriendo? Nosotros no. Claro que hay que hacer
restauración y cuidados ambientales en las canteras donde se extraen áridos,
como Güímar, Tirajana, Erjos, Montaña Talavera o Montaña de Zonzamas,
etc. Sin embargo, con el actual marco teórico legal, si los áridos son un
recurso minero (canteras) o bien residuos haciendo que los suelos y los malpaíses sean intocables con una máxima protección de
éstos, haría prácticamente imposible hacer ni las sorribas,
como ha ocurrido en las costas sur de Tenerife y La Palma y, por supuesto, los
enarenados de Lanzarote y no digamos de ese rico paisaje de jable entre La
Escalona y Agache.
Es decir, el paisaje
de La Geria, en Lanzarote, sería imposible
construirlo con el actual marco legal, o incluso las lagunas de Erjos, que ahora están protegidas por su avifauna, pero que
no hace tanto tiempo fue de donde se extrajo el suelo para el sur de Tenerife.
Es más, tenemos un caso de libro, como es el volcán de Las Arenas Negras
(1705), en Arafo-Güímar.
Las lavas que arruinaron gran parte del Valle de Güímar
hace sólo doce generaciones, que incluso secaron el importante manantial del
Río, hoy -trescientos años después-, en los que el hombre ha luchado por la
domesticación de dichas lavas, les hacemos una especie de santuario,
penalizando toda obra que se haga allí. Una parte de las lavas están sin apenas
alteración mientras otra superficie de la colada tiene ocupaciones diversas: casas,
cultivos, polígono industrial, autopista, etc. Sin embargo, con las leyes
actuales le han puesto una sanción de 174.000 euros a un agricultor que mordió
el borde del malpaís en el espacio protegido de Siete
Lomas para construir un estanque y hacer una huerta.
¿Cuáles son los
criterios de protección del malpaís? Aquí no se
reconoce las zonas no cubiertas por las lavas -que en La Palma llaman manchas y
en Lanzarote islotes- en las que se realiza parte de estas obras, es decir,
domesticar parte del malpaís para cultivar, cosa
habitual y bien vista en Canarias hasta hace poco. No estamos para teorías
esotéricas sobre el territorio y el uso del mismo, es decir, que Medio Ambiente
no puede penalizar la actividad agraria sobre el territorio.
Es en este marco de
situaciones en las que entendemos que hemos de superar las tensiones entre
Administraciones y que a los usos tradicionales que se vienen haciendo en
nuestro territorio (estanques, sorribas,
levantamiento de paredes y usos para cultivar o plantas para el tratamiento de
áridos) hemos de darles viabilidad, haciendo posible la agricultura y el medio
ambiente.
Por ello, estas líneas
pretenden acercar al lector a nuestra realidad, en la que el "no a
todo" y la paralización de "todo" no sólo desacreditan a los que
tenemos compromiso con la gestión pública, sino también crean condiciones para
que el furtivismo se imponga sobre el territorio. Más bien se trata de
discusiones estériles entre Administraciones -si una piedra es un residuo o un
recurso minero-. No estamos para teorías esotéricas sobre el territorio y el
uso del mismo, que no sólo retrasan la solución al problema, sino que generan
auténticos atropellos para nuestra gente.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA
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