Narrativa
como evasión testimonial: tras leer “Generación
Por Víctor
Rmírez
A alguien escuchaste -seguramente a uno de
tus estrambóticos personajes novelescos- que la esencia del Alma de las
Naciones (o Pueblos, o Países, soberanos o sometidos) hay que buscarla en su
Literatura (Poesía, Narrativa, Ensayo…): sí, y por muy analfabetos o casi
nada lectores que hayan sido o fueren sus habitantes -como ha ocurrido y sigue
ocurriendo con nuestros compatriotas. Según se constate en el contenido pretérito
de su Literatura, así ha sido el comportamiento y devenir de la Nación; y, según
se nos manifieste en su contenido reciente o actual, así es y será la energía
comunitaria predominante –vivífica o mortífera, rebelde o sumisa,
emancipadora o libertaria, solidaria o narcisista… Ha ocurrido y ocurre y
ocurrirá en todo lugar y toda época: ¡y por muy alienado o destartalado por
la ignorantación y el amedrentamiento que aquí hayan estado o estén ustedes,
los […]
A
la Narrativa –no toda, ¡claro!- ha correspondido y corresponde, seguramente,
la constatación más nítida –o menos nebulosa- de esa Alma: acuérdate de
Cervantes y Miguel Sarmiento, Zola y Galdós, Tolstoi y Arozarena, Isaac de Vega
y Kazantzaki y Proust y Ángel Guerra y Agustín Espinosa… -sí, acuérdate de
todos nuestros tantos benéficos queridos novelistas. Y ha correspondido -y
sigue correspondiendo- esa constatación al narrador por enfrentarse éste al
hecho literario –construir textos- recurriendo a la “evasión” fabuladora:
entendiéndola como fuga, escape, huida desde su inexorable pétrea viscosa
realidad como individuo social hacia la incontrolable movediza inasible realidad
de su íntima fabulación –siempre alimentada y evacuada ésta por el
subconsciente, alimentado y evacuado éste a su vez por los conocimientos
adquiridos y las experiencias vividas.
De
igual manera –como escuchaste a otro de tus personajes literarios ¿o al
mismo?- que “la Verdad no nos hace libres sino que nos vuelve tristes”,
asimismo “la consciencia indefectiblemente nos engaña, amigo Víctor;
por eso solo me fío, y no mucho, de lo subconsciente espontáneo
ingobernable”. De ahí que, al igual que el actualísimo muestrario
narrativo “AISLADA ÓRBITA” –realizado por Rafael Franquelo y
publicado por Inventarios Provisionales en 1973-, “GENERACIÓN
21: NUEVOS NOVELISTAS CANARIOS” -realizado por Ánghel Morales y editado
por Aguere/Idea este año 2011-, cumple el ineludible papel de
dejar constancia de la situación del Alma de lo que somos como Nación
–“dejar constancia, por supuesto, en migajas descontroladas”: la única
manera de dejarla.
En
Patria Colonizada -como la Irlanda de Joyce y nuestra Canarias- la Literatura
realizada deviene, inexorablemente, respuesta a la situación social desde tu
individualidad, respuesta casi siempre -o siempre, al menos aquí- desmadejada:
afortunadamente y debido a la naturaleza cargada -o repleta- de subconsciencia
que tiene toda actividad creativa verdadera, es decir instintiva más que
razonada. Y en esa respuesta –inclusive en la más nítidamente evasiva, en la
más indisimuladamente narcisista etérea- podemos captar la verdadera –que no
fingida- realidad de la Nación a que perteneces –aunque mores lejos de Ella
(me vuelvo a acordar del querido mimosón –y por eso tan sufriente- James
Joyce, por ejemplo).
De
ahí la importancia, amigo Víctor, que continúo dando a toda Literatura –ya
sé que tú no se la das-, incluyendo la menos valorada críticamente: y pese a
que en esa Nación Colonizada apenas se lea al lector nativo por muy valioso que
fuere -condenado él al lógico natural ostracismo castrador o a la manipulación
colonizadora por parte del esbirraje académico tan déspota policial desde su
castración castrante. (¿No lo dijo otro de tus personajes literarios?: eso de “aquí,
en vuestra Patria Perraria, toda obra de cualquier arte ya al día siguiente de
haber surgido se convierte en resto arqueológico cubierto, casi siempre para
siempre, por los polvos de la ignorantación colonizadora; a lo mejor algún día,
ya soberanos, pueden rescatarse y dejarán de ser restos, sí, a lo mejor”
Te
han preguntado si existe Literatura Canaria y cómo calificas a ésta –como
parte de la española o diferente. Tu respuesta ha sido que existe distintiva y
con todas sus variedades –cada autor es único aunque forme parte de modalidad
literaria didácticamente específica. Es la nuestra una Literatura
perteneciente a las que utilizan el idioma español como base –mexicana,
cubana, hispana…. Hasta ahora ha sido y es colonial –como la de todos los
autores latinoamericanos, europeos, africanos, asiáticos… que escribieron
antes de que sus Naciones se emanciparan políticamente. Luego, ahora, con la
emancipación política –e histórica- de sus respectivos países, sus obras
son nacionales, forman parte -como Alma- de la esencia de su Patria –y aunque
ellos no hayan sido soberanistas, y aunque ellos hubieren sido colaboracionistas
del poder metropolitano e incluso descendientes directos de ocupacionistas
colonizadores”.
Surgen
estas reflexiones al valorar el mérito que he captado en este muestrario de
narradores canarios que me has regalado y que acabé anoche de leer, sí (me
refiero al muestrario de narradores denominado GENERACIÓN 21: nuevos
novelistas canarios por su impulsor y antólogo, tu amigo Ánghel Morales):
mérito debido a la rebeldía insumisa de continuar editando nuestra Literatura,
editándola cuando continúa fortaleciéndose todo en contra de Ésta
–fortaleciéndose principal y contundentemente en los llamados “centros
educativos”, que, como tú, yo también denomino “castrativos”.
En
su discurso pronunciado cuando se le entregó el Premio Nóbel, en 1958 y con 45
años de edad, el tan estimado por ti Albert Camus –sufridor de esquizofrenia
política cuando la cruentísima guerra de independencia argelina- confesó: “personalmente
no puedo vivir sin mi arte; pero jamás he puesto ese arte por encima de toda
otra cosa; por el contrario: si él me es necesario, es porque no me separa de
nadie y me permite vivir tal como soy, al nivel de todos”. Te
recuerdo estas palabras porque, en la mayoría de los textos narrativos que
componen el muestrario G21, capto que con el arte convertido en relato
sus autores no se separan de nadie, sino todo lo contrario: sus autores se
implican con todos convirtiéndose –instintivamente- en testigos fidedignos de
la realidad que les ha tocado –y por muy evasiva etérea que fuere su narración.
Guste
o no, toda manifestación pública –y un libro lo es- se implica en la
sociedad y época a que se pertenece: y aunque sea la Literatura –como
manifiestas tú- un diálogo de solitarios –solitario el autor, solitario el
lector-, y aunque apenas o nada se lea ese libro (muchos escritores, paupérrimos
económicamente y casi por nadie leídos, han sufrido encarcelamiento, exilio, e
incluso muerte por sus escritos publicados). Y te digo esto –insisto- porque
lo que más valoro –gratificándome, por supuesto, con la calidad literaria
manifestada- es la existencia real –social- del libro como exponente grupal de
escritores nuestros, sí. Pues lo mejor de la Literatura es que todo libro se
emancipa del autor -aunque lo comprometa con su permanente testimonio (¡testimonio
incluso contra su propio creador!) - y pasa a pertenecer al lector, por muy
apartado que se halle éste en época y geografía.
Ya
sabes que, en el mentado discurso, Albert Camus también dijo lo que tú más
sigues valorando, amigo Víctor: “Por lo mismo, el papel del escritor es
inseparable de difíciles deberes. Por definición, no puede ponerse al servicio
de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Si no lo
hiciera, quedaría solo, privado hasta de su arte”. Esta advertencia
de Camus –que se refiere, ¡claro!, a escritores honestos- también se cumple
con textos mostrados en G21 –incluyendo, por supuesto, a los que se
evaden hacia realidades llamadas etéreas.
“El
escritor puede encontrar el sentimiento de una comunidad viva, que le
justificara a condición de que acepte, en la medida de lo posible, las dos
tareas que constituyen la grandeza de su oficio: el servicio de la Verdad y el
servicio de la Libertad”
-apuntilló el bueno de Camus: lo que en Patria Colonizada, sometidos sus
humanos a la Ignorantación y el Amedrantamiento –la Pudrición Castradora-,
es muy difícil, casi imposible… Por lo que, asumiendo la inexorabilidad de
que tu literatura pueda ser instrumento colonial colonizador –es decir que sea
utilizada contra la Verdad y la Libertad- tienen ustedes, amigo Víctor, que
seguir escribiendo y publicando: seguir por muchísimo que se les ningunee
cuando osan encararse al maldito Poder Esbirril politico-académico.
Lo verdaderamente positivo de toda obra literaria es que ella se defiende solita -¡incluso yendo contra su padrito, el autor! A éste no le queda más que admitir que, en efecto, él fue quien la parió y aceptar toda la responsabilidad de su existencia -con ideología incluida, claro. Y este muestrario narrativo G21 sabrá defenderse porque la evasión creativa de sus autores es ineludiblemente testimonial: adquiere responsabilidad social por muy esotérica que sea esa evasión. La Verdad y la Libertad continúan aguardando pacientemente. De ustedes, principalmente de ustedes, los escritores, amigo Víctor, dependen el tiempo y la calidad de esa espera. Salud.