Sumando
el 23, porque nada se regala
«» Pedro
M. González Cánovas
Como
nacionalista que soy admiro el pasado de mi pueblo, formo parte de su presente y
soy consciente de que fabrico su futuro. Por eso no me gusta que nadie lo juzgue
mal, ni en su pasado ni en la actualidad. Y si alguien piensa de esa forma que
lo haga desde el respeto, desde mi condición cualquiera que insulte a mi pueblo
me insulta a mí. Yo nunca dejé de ser pueblo.
Desde
esa misma perspectiva me enorgullezco cada vez que los nacionalistas canarios
llevamos a cabo acciones para hacer despertar al resto, encaminadas a la toma de
consciencia. Por supuesto, no me refiero a algunas de las acciones desde las
instituciones por autodenominados “nacionalistas canarios” que son
reconocidos admiradores del Rey de España, no por las acciones de quienes
anteponen intereses económicos particulares a los del global de los habitantes
del Archipiélago, no a los que embargan nuestro futuro…
Para
mí lo mejor puede ser la publicación de un libro serio, a pesar de las
carencias culturales que tenemos y por eso mismo; puede ser una labor llevada a
cabo por tres valientes militantes con repercusión internacional, para que se
visibilicen nuestras ansias de libertad; o la que se lleve a cabo de forma
grupal, aglutinando organizaciones y personas que -al final- son las que están
haciendo la historia del pueblo canario.
Como
soy parte integrante y no “desconecto”, asumo que nos queda mucho para ser
mayoría y que no hay atajos en el camino de la independencia. Pero como
progresista pienso que en el trabajo firme y coherente está el crecimiento lógico
de nuestro movimiento emancipador, que le haga sentir al que pisa esta tierra
bajo sus una nación con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otra
del planeta.
Para
mí, esta semana empieza todo con la cita por la autodeterminación del sábado
23, y ya me calculo cuántos vamos a ser y cuántos no. Lo que no me acompleja,
sino que me asegura haber dado otro paso más para que nuestro pueblo llegue a
ser un bloque y fuera se nos vea con el respeto y la dignidad que merece quién
lucha por sus derechos, aun consciente de que el fin no está en el lunes
siguiente, pero con la fuerza del que no se rinde y sabe que con constancia se
abren los mares y así el paso de la libertad ganada: porque nada se regala.