Ramón Moreno Castilla
La firme y contundente
respuesta política de los patriotas canarios a la institucionalización del
colonialismo español, que ha llevado implícita la ficticia e impuesta
"españolidad de Canarias", tiene que ser, desde mi punto de vista, el
"nacionalismo institucional". Entendido desde el ejercicio político
de la construcción nacional, para sentar las bases del futuro Estado canario,
donde deben primar la unidad y la cohesión junto al pragmatismo programático, y
desterrar de una vez por todas los personalismos y los liderazgos
autoproclamados -repito una vez más- que tanto daño han causado y que siguen
frenando el avance del independentismo canario, totalmente atomizado.
¿Conoce alguien, en la
historia de la emancipación de los pueblos del mundo, una colonia con más
siglas y más líderes por metro cuadrado?
La acción política soberanista no se puede limitar solo a la celebración anual
de la enseña nacional de las siete estrellas verdes, creada por Antonio
Cubillo, y al emocionado recuerdo del prócer de la patria canaria, Secundino
Delgado, o a reuniones y charlas esporádicas, vacías de contenido real, y que
casi siempre acaban en discusiones bizantinas. Hay que ir más allá; no podemos
estar otros cuarenta años con las mismas historias, porque hasta ahora la
acción soberanista ha adolecido del rigor conceptual
y de la praxis política de ese nacionalismo institucional que obliga a tener
una nítida visión de Estado, y que, de continuar así, no solo seguiremos siendo
una infame y canallesca colonia española y europea "per
se", sino que nos convertiremos en un "Estado fallido" antes,
incluso, de habernos constituido como tal.
Y a eso vamos si no se
reconduce la situación y se da un demoledor golpe de autoridad política a nivel
interno e internacional con la formación inaplazable, vuelvo a proponer, de un
Gobierno canario en el exilio, representativo del espectro político
independentista. Una importante figura política, contemplada en su nomenclatura
y reconocida por el Derecho Internacional, que dadas la nociva contaminación
del escenario político canario por el contagioso y letal virus españolista, la
infiltración del aparato del Estado español en todos los estamentos de la
sociedad canaria y la promiscua prostitución del nacionalismo por los pseudonacionalistas (en la mente de todos), se hace
absolutamente necesaria e imprescindible. ¡¡Eso o el caos absoluto!!
Un
"Ejecutivo" canario que, si bien es verdad que no tendría el refrendo
de las urnas, por razones obvias, no es menos cierto que sí estaría, en cambio,
legitimado por organismos internacionales como es el caso de la Organización
para la Unidad Africana (OUA), actualmente Unidad Africana (UA). Primero, en
1968, en Argel, con motivo de la Sexta Reunión de Jefes de Estado, donde se
declaraba (a instancias del MPAIAC) que "las Islas Canarias forman parte
integrante del continente africano y su población (nativa) tiene derecho a la
autodeterminación e independencia como todos los pueblos de África". Y
segundo, en 1978, en Abdis Abbeba
(Etiopía), sede de esta Organización Panafricana, a propósito de la Reunión de
Expertos sobre el Derecho del Mar, en la que los Estados africanos pusieron de
manifiesto "la necesidad de reconocer la pertenencia de las islas africanas
(Islas Canarias y otras) a África". ¡¡Con estos reconocimientos
inequívocos por parte de un organismo supranacional, quedaba meridianamente
claro el reconocimiento expreso de la situación colonial del Archipiélago
canario!!
Y es importante
resaltar que el Derecho Internacional acepta las diversas acciones que los
gobiernos en el exilio pueden realizar en su cometido para lograr el
reconocimiento diplomático de los diversos Estados que conforman la comunidad
internacional. Pues la eficacia de un gobierno en el exilio depende
principalmente del apoyo que obtenga de gobiernos extranjeros, por una parte, y
de la anuencia de la población de su país, por el otro. Con la particularidad
de que determinados gobiernos en el exilio pueden convertirse en una fuerza política
formidable, con indudable eco mediático y notables repercusiones en el ámbito
internacional, dado que actuarían en escenarios exteriores, lejos de la acción
represora de la metrópoli (España) y, por tanto, en condiciones óptimas de
seguridad, operatividad y eficacia; donde sus componentes tendrían el
"status" legal de "refugiados políticos", como mandan los
cánones de la política internacional.
El problema radica en
que el compatriota Antonio Cubillo, indudable referente histórico del
independentismo canario (yo me conciencié escuchando sus alocuciones en
"La Voz de Canarias Libre" desde Radio Argel), dice ahora, respecto
al Gobierno canario en el exilio (que antes contemplaba), que "esa no es
la solución, ya lo hemos dicho varias veces, hay que crear dentro, en Canarias,
un gobierno provisional con la participación del MPAIAC, el CNC y otras fuerzas
independentistas serias, para exigir un calendario de descolonización con la
participación de las Naciones Unidas y la UA. Para eso se ha hecho un anteproyecto
de Constitución que se está discutiendo y que se ha enviado ya a las
organizaciones internacionales. Hace 47 años existe la diplomacia canaria, que
lleva trabajando 47 años y mucha gente ha luchado por ella". Estas son las
últimas manifestaciones de Cubillo dirigidas a mí, personalmente, vía e-mail.
¡¡Y ese es,
precisamente, el gran problema del nulo avance y del estancamiento del
independentismo canario y su falta de unidad!! Y como "obras son amores y
no buenas razones", desde el profundo respeto a la figura histórica de
Antonio Cubillo Ferreira, abogado laboralista, y de la consideración y el
aprecio personal que le tengo desde hace tiempo (Antonio formaba parte, junto
con su hermano, el médico Guillermo, de la "pandilla" en la que estaban
mis padres, Luis el Gomero, Toni el Guitarristra,
Armando Santana, Celia Artengo y su marido, don Luis Molowny -armador, y que propició su huida en un pesquero-,
entre otros significados componentes de la sociedad chicharrera de la época),
debo formularle algunas preguntas y hacerle ciertas consideraciones, en aras de
clarificar el panorama político soberanista. Porque
Antonio Cubillo Ferreira no puede eludir sus responsabilidades históricas en
tanto que máximo dirigente y referente incuestionable del independentismo
canario. ¡¡Algo no habrá hecho, o está haciendo, del todo bien!!
En primer lugar, el
compatriota Antonio Cubillo era la persona idónea para haber presidido en su
día el Gobierno canario en el exilio (y seguro que la situación actual de
Canarias sería otra), dado que tenía todo a su favor: el reconocimiento de la
OUA, sus relaciones personales con todos los líderes independentistas africanos
asilados en Argel, el apoyo incondicional de parte importante del pueblo
canario, etcétera, y, sin embargo, todo se fue al traste con el excecrable terrorismo de Estado perpetrado por el Gobierno
español de la UCD, que casi acaba con su vida, con las secuelas físicas de
todos conocidas. Pero ¿cómo permitió Cubillo, pese a la oposición de su
"staff" político, que el tal Espinosa, espía español vinculado a la
UGT de Murcia, participante en la desarticulación del famoso GRAPO y autor
material del intento de asesinato de su persona, entrara en la organización del
MPAIAC? ¡¡Antonio Cubillo es el único líder independentista del planeta que, en
lugar de estar exiliado en el exterior, en un país amigo, se encuentra desde el
criminal atentado cómodamente instalado en la colonia -con el beneplácito de la
metrópoli, que así lo tiene controlado-, enrocado en sus decimonónicos posicionamientos
políticos, preso de sus propias contradicciones, y con la manía persecutoria de
continuas conspiraciones de sus excorreligionarios;
presidiendo con mano férrea su partido político, el CNC, cuya militancia no ha
cuantificado jamás por exigua y que ahora es el "brazo político" del
reconvertido MPAIAC. Y todo esto sin entrar, porque es un asunto interno del
CNC, a dónde fueron a parar las cuantiosas ayudas económicas recibidas desde
Libia en la etapa esplendorosa de Gadafi, vilmente asesinado, sin juicio
previo, por las hordas "libertadoras".
Y, en segundo lugar,
¿qué es eso de crear en Canarias un Gobierno provisional con su partido y
"otras fuerzas independentistas serias" si está aislado por su
pertinaz intransigencia y megalomanía? Además, ¿no sabe Antonio Cubillo que los
servicios de inteligencia españoles nos tienen a todos los patriotas canarios,
él el primero, supercontrolados y perfectamente
vigilados? ¿Qué broma es esta? Y, desde luego, eso de que España compraría al
Gobierno del Estado que diera cobijo y cobertura política y diplomática al
Gobierno canario en el exilio es cierto, pero siempre dependiendo del Gobierno
del Estado del que se trate.
Por otra parte,
Antonio Cubillo tendrá que desvelar ya si la redacción de ese anteproyecto de
Constitución Nacional Canaria fue "motu proprio"
u obedeció a un acuerdo previo (y secreto, porque no ha trascendido) con otros
partidos independentistas. Pero, conociendo a Antonio Cubillo y su "modus
operandi", todo hace pensar que fue una iniciativa personal y un acto
unilateral, al margen del resto de partidos independentistas, a los que nos
tiene acostumbrados. ¿Con quién o qué interlocutores se está discutiendo ese
anteproyecto de Constitución? ¿Y qué relevancia y efectos políticos tiene el
hecho anecdótico de que se haya mandado un ejemplar de ese legajo a las
organizaciones internacionales? Hay que recordarle al compatriota Antonio
Cubillo que, pese a esa "labor diplomática" que dice ha ejercido
durante cuarenta y siete años, todavía, y que se sepa de forma fehaciente,
Canarias sigue sin estar incluida oficialmente en la Lista de Territorios no
Autónomos de la ONU pendientes de descolonizar, en aplicación de la Resolución
1514 (XV).
Esta ha sido, sin
duda, otra excentricidad de Antonio Cubillo, que, repito, es el referente
histórico e incuestionable del independentismo canario, pero que nadie, que se
conozca, le encargó que se erigiera en ponente constitucional para elaborar la
futura Carta Magna canaria, en cuyo texto, aparte de algunos aspectos político-jurídico-constitucionales
seriamente cuestionables, la capital del futuro Estado Federal Canario la sitúa
alegremente en el Valle de La Orotava, y "acuña" la nueva moneda, el
"áfrico". ¿No es competencia insoslayable de la Ponencia Constitucional,
formada por eminentes juristas y destacados políticos de la tierra, la
encargada de redactar, en su día, nuestra futura Constitución, que luego será
votada en referéndum por el pueblo canario, los nacidos aquí?
El grave problema de
Antonio Cubillo, y lo digo con todo afecto, es que todavía no se ha enterado de
que ahora ya no está defendiendo los derechos laborales del colectivo de
trabajadores portuarios, de las lecheras o del transporte urbano, con notable
éxito por cierto. En la actualidad, sus interlocutores somos otros, y muchos
estamos tan preparados y capacitados como él, con experiencia en relaciones
internacionales, inclusive. Y es una verdadera catástrofe política para los
patriotas canarios que ahora, cuando tenemos un medio de comunicación -hecho
sin precedentes en el devenir del soberanismo canario-, como es EL DÍA, que se
ha implicado en la liberación de Canarias, y cuando en esta coyuntura
histórica, en pleno siglo XXI, plagada de contradicciones en las que incurre el
anacrónico colonialismo español, no seamos capaces de asumir responsabilidades
y no estemos a la altura de las circunstancias.
Nuestra patria,
Canarias, no se puede permitir más prórrogas, porque el tiempo de juego ya ha
finalizado. Y, ciertamente, Antonio, como tú dices muy bien al final de tu
e-mail, "un barco con muchos capitanes nunca llegará a destino, y una
orquesta sin director será un desastre si cada músico toca su propia
música". La cuestión estriba, querido Antonio, en que tú siempre, contra
viento y marea, has querido ser el "almirante de la flota", cuando no
el único director de la "sinfónica de Canarias", que solo
interpretará tu partitura.
Publicado en el periódico El Día, sección Criterios,
30-10-2011