EL
PAPEL DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD PRECOLONIAL CANARIA
«» Dácil Ait Tilelli
El papel de la mujer en la sociedad precolonial canaria quedó
relegado a un segundo plano para los cronistas. Las fuentes son escasas. Aun así,
podemos deducir que las
mujeres desempeñaron un papel importante y vital, además de trabajar duramente
por el bien de su familia y su sociedad:
En las islas de La Gomera, Gran Canaria y, quizás también
La Palma, la sociedad era matrilineal, por lo que la mujer era la encargada de
transmitir la herencia y el linaje familiar. Debido a esto, en La Gomera, aunque
eran los varones quienes heredaban los bienes familiares, no lo hacían los
hijos propios del matrimonio, sino los sobrinos del marido, hijos de su hermana.
Las mujeres, aparte de las tareas domésticas y del cuidado de los
hijos, se empleaban en las faenas agrícolas. La mujer era la encargada de
depositar la semilla después de que los hombres cavaran la tierra. Esto era un
acto simbólico debido al carácter fecundador que se le daba a la mujer.
Torriani escribió que "tenían oficiales de hacer casas, carpinteros,
sogueros que trabajaban con hierba y hojas de palma y preparaban las pieles para
vestidos. La mayor parte de estos oficios los hacían las mujeres, así como la
pintura".
Las mujeres acompañaban a los hombres a la guerra, encargándose
de atender a los heridos y retirar a los muertos para darles sepultura. También
les llevaban alimento a los guerreros, tiraban piedras e insultaban al enemigo.
Pero en La Palma las mujeres eran también guerreras y participaban activamente
en la lucha, mostrando tanto o más valor que muchos hombres. Se dice que en
esta isla algunas mujeres llegaron a gobernar territorios. Muchas mujeres
prefirieron morir a verse sometidas por invasores.
Según la crónica de Le Canarien, en Lanzarote las mujeres tenían
tres maridos, tomando uno de ellos tal función durante un mes mientras que los
otros dos hacían de trabajadores. La poliandria era un medio para evitar la
superpoblación y aumentar los recursos familiares.
En Tenerife y Gran Canaria existían leyes que sancionaban la falta
del respeto a la mujer. En Tenerife había una ley que prohibía al varón
dirigir la palabra a una mujer que se encontrara en un camino o lugar apartado a
menos que ésta se lo permitiera. En Gran Canaria, la falta de respeto a la
mujer podía provocar que la demanda de alguien que aspiraba a ocupar un puesto
en la alta sociedad fuera rechazada.
Las estatuillas femeninas halladas en Gran Canaria hacen pensar en
un posible culto doméstico a los antepasados femeninos. También son símbolos
de maternidad y fecundación.
Según Abreu Galindo: "entre las mujeres canarias había muchas como religiosas, que vivían con recogimiento y se mantenían y sustentaban de lo que los nobles les daban, cuyas casas y moradas tenían grandes preeminencias; y diferenciábanse de las demás mujeres en que traían las pieles largas que le arrastraban, y eran blancas: llamábanlas magadas". Para muchos investigadores, se trata de una orden sacerdotal integrada enteramente por mujeres. Sin embargo, aunque se sabe que estas mujeres participaban en rituales religiosos, para otros investigadores estos grupos de mujeres estarían formados por muchachas jóvenes y vírgenes (maguadas) que, al empezar a menstruar, pasaban a estar al cuidado de mujeres expertas (harimaguadas) que las preparaban para dar el paso y convertirse en futuras esposas y madres. Las chicas vivían encerradas con sus maestras debido al tabú de la sangre y sólo salían para darse un baño purificador. Algunos relatos nos hablan de harimaguadas o mujeres importantes cuya voz tenía mucho peso en el gobierno, como las adivinadoras de Fuerteventura, Tibiabin y Tamonante.
Artículos de la misma autora publicados en El Canario