Mitos
y realidades sobre las aguas canarias
Fernando
Ríos Rull *
Hace tiempo que se viene extendiendo la falsa afirmación de que
Canarias, como parte del Estado español, solo tiene
mar territorial y no Zona Económica Exclusiva. Tal bulo, sin ningún rigor
jurídico, se intenta justificar tanto en que Canarias no es un Estado Archipielágico como en que es un territorio de ultramar de
un Estado europeo en África (sic).
Eso en absoluto es así. Cada una de las Islas Canarias, según el
artículo 121 de la Convención del Mar, por el mero hecho de estar habitadas tienen tanto mar territorial como zona económica exclusiva.
Los únicos espacios insulares que solo tienen mar territorial y no zona
económica exclusiva son las islas (la Convención las llama rocas) no aptas para
mantener habitación humana o vida económica propia. Eso significa, guste o no,
que la única diferencia que pudiera haber -que incluso es cuestionable, aunque
reconozco que caben distintas interpretaciones- entre ser Estado Archipielágico (como es el caso de Cabo Verde) y
archipiélago de Estado (que es lo que es Canarias en la actualidad) es cómo
delimitar esos espacios, pero en ningún caso la diferencia está en qué espacios
tienen: en ambos casos los espacios marítimos son los mismos; es decir, ambos
tienen mar territorial y zona económica exclusiva; en un caso contados a partir
del perímetro Archipielágico; en el otro, medidos
desde la costa de cada isla. A lo sumo, lo que no tendríamos nosotros como
archipiélago de Estado y sí Cabo Verde como Estado Archipielágico
serían las que se denominan aguas archipielágicas,
que son las aguas encerradas dentro de las líneas de bases rectas que unen los
puntos más alejados de las islas que componen esos Estados archipielágicos.
Territorio de ultramar de un Estado europeo en África no es
ningún estatus jurídico de Derecho Internacional. Sí lo es el de colonia (o,
para ser más precisos, territorio no autónomo) y Canarias nunca ha aparecido en
la relación de territorios calificados como tal por la ONU y que están en
procesos de descolonización que, no olvidemos, implica consultar a la población
sobre su futuro político a través de referendos de autodeterminación. En
ninguna norma internacional, repito, en ninguna, se establece que, aparte de
los territorios no autónomos y las rocas, cualquier espacio terrestre, sea
continente o isla, no pueda tener sus propios espacios marítimos. En
consecuencia, es falso de toda falsedad que Canarias no tenga
sus propios espacios marítimos como cualquier otro territorio.
Sin embargo, determinados elementos autoproclamados
“especialistas” en Derecho Marítimo Internacional, secundados mediáticamente por quienes comparten un ideario pseudo
independentista antiguo y promarroquí -no hay nada más anticanario
que arengar el trasnochado pleitismo interinsular-,
se obstinan en tergiversar la realidad sin aportar otro razonamiento que apoye
que Canarias no tiene zona económica exclusiva que el ataque a quienes
defienden, y argumentan, postulados contrarios a los suyos. No hay otro
razonamiento porque sencillamente no existen argumentos jurídicos basados en la
Convención del Mar que sostengan mínimamente esa invención. Parecen discípulos
de Goebbels creyendo que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad.
Pero eso no es así. Lo realmente cierto es que Canarias sí tiene
zona económica exclusiva. Cosa distinta es la constatación de que España es
incapaz de acordar formalmente la delimitación de la mediana con Marruecos.
Seguramente si Canarias fuera un Estado Archipielágico
sería más fácil hacerlo, pues los intereses españoles no coinciden con los
canarios. Pero no hay que confundir los deseos con la realidad: hoy por hoy,
Canarias, nos guste o no, forma parte del Estado español, pero eso no impide en
absoluto que tengamos zona económica exclusiva.
Con respecto a la Ley de Aguas Canarias no me cansaré de insistir
en que supone, por primera vez en la Historia, el reconocimiento del Estado
español, de sus Cortes Generales, que los espacios marítimos que nos circundan
forman parte de la entidad dotada de autonomía política que hoy es Canarias,
que tiene dimensión archipielágica y que sobre
nuestras aguas podemos ejercer las mismas competencias que ostentamos sobre
tierra como, por ejemplo, las polémicas autorizaciones sobre prospecciones
petrolíferas. Que esa Ley no vaya a tener repercusión internacional en lo
relativo a la delimitación de nuestros espacios de acuerdo con el criterio de
líneas de bases rectas es lo de menos porque, primero, ya tenemos mar
territorial y zona económica exclusiva (que es lo que no tiene discusión) y,
segundo, porque tenemos que seguir convenciendo a quienes deben aplicarla de
que Canarias es singular y una de esas singularidades, dada nuestra dimensión archipelágica, es que las aguas que nos rodean -que nos
separan, pero que también nos unen- son canarias, como lo son, y no creo que
nadie lo dude, el Teide o el Roque Nublo.
Como los nacionalistas de Coalición Canaria tenemos la firme
convicción de que esas aguas no pueden ser sino canarias -como lo son el Roque
de los Muchachos o Tindaya- es por lo que siempre
hemos buscado mecanismos jurídico-constitucionales para que se reconozca que
esto es así, y solventar por cauces institucionales los conflictos provocados
por las continuas negativas de los gobiernos españoles de turno, fueran del PP
o del PSOE. Precisamente, la Ley de aguas canarias es prueba de ello. Si no
sirve significará que hemos de buscar otras fórmulas, y la verdad es que ya no
van quedando muchas alternativas dentro del actual marco constitucional. Por lo
menos para la estrechez de miras de los que nos gobiernan y anhelan la vuelta a
un Estado español centralista, autoritario y asfixiante. En todo caso,
encontrar nuestro propio espacio dependerá de la voluntad soberana de los
canarios…
* Miembro del CPN de Coalición Canaria
Fuente: Tomado del
periódico Diario de Avisos, 17-04-2012
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