Jorge
Dorta
[Suárez
fue el presidente bajo el cual se cometió el crimen de estado del intento de
asesinato de Antonio Cubillo siendo Martín Villa Ministro del Interior. Suárez
también fue quien renunció a aceptar el ofrecimiento del Rey Hassan II para
que los barcos canarios, por motivos históricos y geográficos pudieran seguir
pescando en el llamado banco pesquero canario - sahariano. Su razonamiento fue
que no se podía hacer esa distinción entre "españoles" alegando que
los canarios entraran en el convenio con los mismos derechos que vascos,
gallegos o andaluces, lo que originó el desguace de la flota pesquera canaria.]
Suárez
era manipulable,
especialmente por el
cerebro de la Transición, Torcuato Fernández Miranda.
Decía
Murray Rothbard que "no es un crimen ser un ignorante en ciencia económica,
que es, después de todo, una disciplina especializada, además considerada por
la mayor parte de la gente como una ciencia lamentable. Pero sí es totalmente
irresponsable tener una opinión radical y vociferante en temas económicos
mientras que se está en ese estado de ignorancia"
Lo
mismo podemos aplicar a la ciencia política y a los procesos de transformación
y cambios sociales. De hecho, en mi opinión, para poder tener una opinión
medianamente válida en temas económicos hay que conocer no solo la ciencia
económica sino también su interrelación con la política y como ambos, junto
con aspectos culturales, confluyen para generar coyunturas y procesos de
transformación y cambio que o bien son aceptados produciendo el avance a través
de la destrucción creativa o bien son negados produciéndose miseria,
incremento de las desigualdades sociales y estancamiento.
Es
desde esta óptica global desde la que yo analizo la transición española, para
muchos ejemplo a seguir por su talante y su carácter conciliador, continuista y
no rupturista. Para mí, por el contrario, es precisamente un ejemplo a evitar.
La
reciente muerte de Adolfo Suárez ha servido de excusa para volver a mitificar
esa transición moderada en un momento en el que los abusos de la élite política
y económica demandan cualquier cosa menos una solución moderada.
Como dije en un articulo titulado hasta
las narices de la generación de la transición;
Nos
quieren vender que hicieron milagros, pero en realidad lo que hicieron fue unos
pactos más que discutibles. No fue para tanto. Franco murió tranquilamente en
la cama. No fue derrocado. Quizás hicieron lo que pudieron y no podían hacer más,
de acuerdo, pero tengan la humildad de reconocerlo y dejen de intentar vendernos
la moto.
Realmente
la transición fue la forma de asegurar la continuidad y la supervivencia de las
élites extractivas. No hubo ruptura clara y definida, sino continuidad legal.
No se hizo justicia, no se pidió perdón, no se distribuyó el poder económico
y político de forma amplia, permitiendo que este siguiera concentrado.
El
resultado es que se permitió la permanencia en el poder de las familias
tradicionales que se habían enriquecido ilegítimamente con el régimen. De
aquellas lluvias vienen estos lodos.
No
es que haya vuelto el franquismo con el Partido Popular, en realidad nunca se
fue. Si miramos en Canarias a los "apellidos ilustres", en su gran
mayoría hicieron su fortuna ilegítimamente durante el franquismo y el
tardofranquismo y actualmente son los herederos familiares, sociológicos y
administrativos del franquismo, mal llamados "nacionalistas" que,
desde la UCD y a través de las agrupaciones insulares, han confluido en Coalición
Canaria.
No
niego que en la Transición se consiguieran algunas conquistas, pero ¿a que
precio? ¿al precio de la impunidad para el ladrón que se había enriquecido
ilegalmente, del asesino que había recibido regalías del Régimen o del
corrupto extractor de rentas?. Se consiguieron algunas conquistas sociales que
fueron "consolidadas" mediante los compromisos internacionales de España
a su entrada en la Unión Europea, pero la base de poder y la filosofía detrás
del poder quedó inalterada en su esencia.
Una
filosofía extractiva-oligárquica que hunde sus raíces en el sistema de la
Casa de Contratación de Indias, la trata ilegal de esclavos en Cuba -origen de
muchas de las grandes fortunas españolas- y mantenida mediante la Inquisición.
Ese es el verdadero espíritu y esencia del pueblo español.
Suárez
era manipulable y lo movieron, especialmente el hombre de gris y cerebro de la
Transición, Torcuato Fernández Miranda, que hizo que todo cambiara para
que nada cambiara. La Transición española no es más que la supervivencia de
la casta, de la oligarquía.
Una
de las frases célebres de Adolfo Suárez fue "Pertenezco por convicción y
talante a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje moderado, de
concordia y conciliación". Ese fue el espíritu de la Transición y ahora
una amplia parte de la sociedad española y canaria demanda lo mismo y, por
tanto, está a punto de cometer el mismo error que entonces. Quizás no
entiendan que las libertades no son gratis ni son otorgadas, tienen un precio y
han de ser conquistadas.
Si
entendemos el proceso de transformación social expuesto en el gráfico, tomando
la base el modelo de Acemoglu y Robinson y complementando con el efecto de las
instituciones culturales en la acción colectiva, entenderemos el porque la
Transición española fue un error y por qué soluciones graduales y no
rupturistas tan solo cambian todo para que nada cambie. Sin una
redistribución del poder político y económico hacia el pluralismo, y una
renovación cultural profunda no es posible una transición hacia un régimen más
inclusivo y tan solo se da tiempo a una nueva captura del aparato del estado por
parte de la oligarquía tradicional.
Pero
Suárez fue algo más para Canarias, fue el presidente bajo el cual se cometió
el crimen de estado del intento de asesinato de Antonio Cubillo siendo Martín
Villa Ministro del Interior. Suárez también fue quien renunció a aceptar el
ofrecimiento del Rey Hassan II para que los barcos canarios, por motivos históricos
y geográficos pudieran seguir pescando en el llamado banco pesquero canario -
sahariano. Su razonamiento fue que no se podía hacer esa distinción entre
"españoles" alegando que los canarios entraran en el convenio con los
mismo derechos que vascos, gallegos o andaluces, lo que originó el desguace de
la flota pesquera canaria.
De
dicho "affaire" sabe mucho el señor Olarte Cullen, ex presidente de
Canarias y a la sazón asesor de Suárez, que ayudó a sus amigos armadores
gallegos, posibilitando que la flota de pesca de Galicia (sobre todo la de cefalópodos)
se matriculara en masa en el Puerto de la Luz y de Las Palmas, constituyéndose un
auténtico "lobby" de armadores gallegos que pasaba por ser
la "flota
canaria de pesca".
Cuando
le preguntaron a Suárez por qué no aceptó la oferta de Marruecos él respondió:
"Alguien tiene que sacrificarse". Evidentemente España no sacrificó
el expolio de los fosfatos de Fosbucraa por parte de empresas andaluzas y
catalanes. La transición fue dejarlo todo atado y bien atado para la
supervivencia de la oligarquía franquista agrupada en torno a la Casa Real. Pues
eso.
La
transformación de Adolfo Suárez