LO QUE HAY
JOSÉ M.
CLAR FERNÁNDEZ
¿Merece
Cubillo una distinción honorífica?
El pleno
que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife celebró el día 14 acordó rechazar
la moción presentada por iniciativa del concejal de CC Hilario Rodríguez, en
solicitud de iniciar un expediente de honores y distinciones para homenajear al
líder independentista y fundador del MPAIAC, Antonio Cubillo Ferreira,
distinguiéndole con una calle, plaza, placa, etc.
Veamos.
Tributar alguna distinción honorífica a la memoria de Antonio Cubillo es un
despropósito, una irresponsabilidad política y un gran error que recuerda el
homenaje que se tributa en algunas localidades vascas a miembros de ETA con una
total desconsideración hacia las víctimas y familiares de esos verdugos.
Supone, pues, el enaltecimiento de una persona que durante varios años de su
vida se distinguió por ser el organizador -y responsable máximo- de la lucha
armada que dirigió desde su MPAIAC mediante acciones subversivas y terroristas.
Centrarse en otros aspectos de su vida para enaltecer y justificar sus
merecimientos ciudadanos como abogado laboralista, autor de varios libros,
profesor, etc. no es más que una manera de enmascarar su verdadero pasado
terrorista. Las distinciones honoríficas corresponde dispensarlas a aquellas
personas que se han distinguido por sus innegables virtudes humanas,
ciudadanas, benéficas, etc., que no es el caso que nos ocupa.
Para
conocer al señor Cubillo y su trayectoria como líder de una organización
terrorista basta con asomarse a las hemerotecas. Desde su huida a Argel, en
1963, hasta su regreso a Canarias, en 1986, fomentó y dirigió una campaña que
llevaron a cabo miembros de sus Fuerzas Armadas Guanches
con acciones de sabotaje, robos, secuestros, colocación de artefactos
explosivos, etc., de cuyas resultas, en 1978, murió un agente de policía cuando
intentaba desactivar una bomba colocada en La Laguna.
Cubillo
fue responsable involuntario del gran hito terrorista del MPAIAC: la colocación
de un artefacto explosivo en la floristería del aeropuerto de Gando (Las
Palmas) que obligó a cerrar y desviar el tráfico aéreo hacia Tenerife. Atentado
que además de causar graves heridas a la empleada de ese comercio, por las que
murió pocos días después, indirectamente, provocó la mayor catástrofe de la
historia de la aviación civil: 583 muertos en el choque entre dos aviones Jumbo
en la pista de despegue del aeropuerto de Los Rodeos (Tenerife), el 27 de marzo
de 1977. ¿Se pudo haber evitado esta tragedia si uno de los aviones implicados
no hubiera sido desviado a Los Rodeos? Quién sabe, probablemente sí.
Antonio
Cubillo murió el 10 de diciembre pasado. Su planteamiento independentista por
medio de la lucha armada fue un gran error y un perjuicio para un archipiélago
que vive del turismo, reconocido por él mismo y por quienes rechazan la
violencia como forma de conseguir un fin determinado. Creo que nadie pueda
poner en duda el amor que Cubillo sintió por su tierra canaria, pero se
equivocó en la forma y modo de expresar este sentimiento por medio del
terrorismo.
La
lucha por la defensa de unos ideales, aunque sea con una finalidad
independentista, puede ser legítima cuando se desarrolla por cauces legales y
democráticos, se esté o no a favor de ella. Pretender perpetuar la memoria del
señor Cubillo distinguiéndole con su nombre en una calle es un disparate, una
aberración y un enaltecimiento del terrorismo que provocará el rechazo de la
mayoría de los ciudadanos.
Es
cierto que Cubillo por sus acciones terroristas no fue juzgado al no haber
participado directamente en ellas, lo cual no le exime de responsabilidad. Ni
siquiera se arrepintió. Tampoco sus víctimas han recibido un recuerdo, un
homenaje, como merecen. ¿Cómo se atreven, ahora, a proponerle para una
distinción honorífica siendo, como fue, responsable máximo de una organización
terrorista causante, al menos, de dos muertos?
Fuente: Reproducido
del periódico El Día -2013-06-20