«» Arturo Caballero *
[...Una vez que logremos descolonizar nuestra psiquis cultural, podremos convertirnos en una nación en la cual nuestras reglas y nuestra gente sean las que valgan...]
Según nuestros
diccionarios, la mentalidad colonial o colonialismo mental se refiere a una noción
cultural de inferioridad considerada a veces entre poblaciones subyugadas y
colonizadas previamente por entidades extranjeras. Esto, aunque inicialmente no
nos suene familiar, lamentablemente es la realidad que vivimos en nuestro
querido Archipiélago Canario día tras día
Los invasores
Castellanos, con sus Reyes Católicos, dan por terminada la invasión del
archipiélago en el año 1496, sometiendo a la última isla (Achinet) y a
nuestros ancestros. Esto abrió las puertas a que la monarquía española se
adueñara de nuestras tierras, y luego nos cedieran y vendieran como botín de
guerra en la España y Europa medieval, a la misma vez que obligaron a muchos de
nuestros ancestros a participar en las cabalgadas africanas, de donde nunca
volvieron al archipiélago que los vio nacer.
Muchos podrán diferir
en cuanto al término invasión o conquista, como quieran definirlo. En lo
primigenio y en la actualidad, un estado de un régimen monárquico absolutista,
que nada ha cambiado en la colonia canaria, aunque se empleen otros sistemas de
gobierno envueltos con puño de hierro a la hora de gobernar la colonia, pero
envuelto de manera sibilina en un bonito guante de seda. Muchos ven la
llegada y su posterior perpetuación, del que fuera el Imperio más poderoso del
mundo y más sangriento en su infame historia, hoy en día una simple caricatura
de lo que fue , como una fuente de bendiciones, democracia, y del llamado
progreso. Bajo estas presunciones impuestas y predispuestas se esconde nuestra
maravillosa mentalidad del colonizado.
Las Islas Canarias son
el único país que carece de sed de libertad. Se le ha enseñado a lo largo de
los siglos que no puede hacer las cosas solos. Se nos ha enseñado que lo que se
produce aquí es una porquería, que lo de afuera es mejor. ¡Viva la tierra de
las Afortunadas, la de la eterna primavera, la democracia, el euro, y la
libertad! Y entre más lo pienso, más se me tuerce el estómago.
Me entristece no poder
mirar cómo los canarios se unieron para conseguir metas en común, o cómo un
grupo líder de compatriotas se propusieron resolver nuestra crisis económica,
energética y social y salvajemente dependiente de España. Obviamente eso no
ocurrirá mientras estemos esperando que, como un rayo de luz en el alba, como
el milagro de la vida misma (ya sea por concepción natural o por clonación),
se cumplan los deseos de por fin ser libres. De creer que por cambiar los
actores todo se solucionará.
Es increíble que
disfrutemos de todas estas magnas producciones fílmicas, cuyo propósito es
resaltar y avivar los principios humanos, y no absorbamos al menos un poco de
esta ficción y la convirtamos en realidad. ¿Quién no se conmovió al ver a un
William Wallace morir destripado por perseguir su ideal de libertad y amor? Sin
embargo, ¿condenamos a nuestros próceres canarios que lucharon y murieron por
un ideal real de patria y nación propias, cuyas motivaciones eran similares?.
Vamos a desprendernos
de esta dependencia psicológica. Cuando miro alrededor, veo demasiadas
estrellas, y ninguna es nuestra. Camino por la calle y veo McDonalds, Burguer
King, Endesa, entidades bancarias españolas, empresas mercantilistas
importadoras españolas, ect… lo que me pregunto es: ¿Cómo serían las cosas
si esas cadenas y empresas, ya sean españolas o extranjeras, no se llevaran
nuestro capital, y se quedara invertida en nuestra industria? ¿No tenemos la
capacidad? Eso es lo que quieren que pensemos. Dejemos de pensar que lo nuestro
no vale, y vamos a hacerlo valer. Vamos a romper el yugo y a reclamar lo que es
nuestro.
Yo tengo una fórmula
infalible. Creo que la raíz de nuestros problemas de autoestima cultural radica
en la falta de educación y pérdida de valores de familia. En la educación se
encuentra el refuerzo histórico que demuestra que no hay nada más preciado que
la libertad, y en la familia se encuentra la unidad que necesitamos como patria.
Una vez logremos reforzar estos pilares, lograremos todas y cada una de las
cosas que queramos hacer, porque la verdad es que tenemos los profesionales, la
tecnología, y más que nada, la inteligencia para salir hacia adelante. Lo que
falta es el estímulo para querer ser mejores seres humanos, capaces y
autosuficientes.
Una vez que logremos
descolonizar nuestra psiquis cultural, podremos convertirnos en una nación en
la cual nuestras reglas y nuestra gente sean las que valgan. Que sean las
guerras que nosotros escojamos luchar las que peleemos. Pero más que nada, que
cuando se mencione en la China el nombre de las Islas Canarias, lo único que
puedan decir es que somos un país que hemos sudado por lo que tenemos y que no
esperamos por nadie, por bueno o por malo que sea el resultado.
*
Arturo Caballero, nacido en las Palmas de Gran Canaria, Islas
Canarias, estudió en Centro Politécnico de Las Palmas, Técnico en
Electrotecnia, actualmente empresario y vive en Las Palmas Capital,
Fuente:
tamaimos.com/2016/03/29