SOS desde el aeropuerto de Los Rodeos (II)

«.»  Pedro M. González Cánovas *

El día 20 de febrero nos llamaron de la alcaldía de La Laguna. Desde el día 7 habíamos pedido cita con el alcalde, para intentar comprometerlo en la lucha que llevamos a cabo los trabajadores y trabajadoras del aeropuerto de Tenerife Norte para que haya un servicio médico en el recinto. La secretaría del alcalde nos comunicaba verbalmente, por teléfono, que don José Alberto Díaz llevó a un Comité de Coordinación Aeroportuario (el día 12) la propuesta de que se instalara un servicio médico; también, nos pedían que esperáramos la respuesta de AENA.

Aquel mismo día 20, la campaña que pusimos en marcha en change.org, también el día 7, alcanzaba las 1000 firmas de usuarios del aeropuerto. No son pocas firmas: válgase del truco que quiera y pruebe a contar de uno a mil, imaginando una cara con cada número… No son pocas, insisto. A cada una de las personas firmantes, mil gracias.

Lo cierto es que en este breve periodo de tiempo se siguen sucediendo las incidencias entre el pasaje y acompañantes. Hemos tenido que ser testigos de pérdidas de consciencia, caídas y lesiones; de asistencias sanitarias externas que tardan demasiado en llegar; de la impotencia de trabajadores y trabajadoras; y de la imagen pública que da un aeropuerto que ha crecido (¿demasiado?).

AENA tiene 46 aeropuertos en el Estado español: Tenerife Norte es el décimo tercero en movimiento de pasajeros; el noveno en número de operaciones (aterrizajes y despegues); y el séptimo en cuanto a movimiento de mercancías. Todo eso según datos publicados por AENA del ejercicio de 2018. Ya no son pocas personas, son una media de quince mil las que pasan diariamente por Los Rodeos.

Tenerife Norte necesita, con carácter urgente, estar dotado de un servicio médico, al frente del cual debería haber un doctor especialista en urgencias pre-hospitalarias. Alguien cualificado para atender accidentes con heridas abiertas o amputaciones (propias del sector laboral que atiende aviones en pista o que trabaja con maquinaria pesada); y, además, capacitado y apoyado por un equipo móvil autónomo que le permita dar un traslado urgente si fuese necesario.

La crisis ha mermado la capacidad de respuesta de la seguridad social. Lo mismo que  ha pasado con el Servicio de Urgencias Canario (SUC) que no ha crecido de acorde al crecimiento demográfico. Pues eso ha pasado con el 112 (hay quien afirma que tiene los mismos recursos que hace 20 años). Eso supone que aquellos tiempos de respuesta, establecidos en 15 o 20 minutos, hoy no son reales. A eso se le incrementan las imprevisibles condiciones del tráfico y los protocolos para avisar, acceder y salir de un recinto de alta seguridad sometido a las más férreas normativas estatales e internacionales. Seguramente, por eso hay ocasiones en que son los propios trabajadores los que dan traslado urgente a sus compañeros; sin preparación para ello y bajo la fuerte presión del momento.

Por otro lado, cuando hablamos de un recinto bajo tutela del Ministerio de Fomento, ¿no es un ejercicio cruel y colonialista suprimir un servicio vital, para después requerirlo del propio Gobierno de Canarias? Máxime, cuando AENA hace público que en 2017 tuvo unos beneficios netos de 1.232 millones de euros y en 2018 certificaron unos beneficios totales consolidados de 3.250,4 millones de euros.

Sabemos que en 2018 se atendieron unas 160 llamadas oficiales hechas desde el aeropuerto de Tenerife Norte. Casi una cada dos días. Servicios prestados por los ínfimos presupuestos del Gobierno de Canarias a un Ministerio que presenta escandalosos beneficios y que, por lo tanto, roba recursos a las personas que hay bajo el paraguas del SUC y el Servicio Canario de Salud.

No solo nos sentimos estafados. Nos sentimos abandonados, desprotegidos y hasta agredidos por esa política de Madrid que no merecemos los habitantes del Archipiélago que viajamos en avión. Muchas veces, lo hacemos por necesidades médicas. Lo que llega al punto de haber tenido que habilitar un servicio de transporte de ida y vuelta entre el aeropuerto y el Hospital Universitario de Canarias o la Residencia de la Candelaria, cada día; con presupuesto, también, del Servicio Canario de Salud.

Lo peor de todo es que hemos hecho pública la grave situación que sufrimos, que cualquiera con acceso a las estadísticas reales podía haber visto desde un despacho; y aun así, como respuesta política tenemos la descafeinada que citamos al principio y ninguna del Cabildo insular (pedida cita desde el día 7 de febrero) o del propio Gobierno de Canarias. ¿De verdad se van a presentar a las próximas elecciones?

 

* Trabajador aeroportuario en Tenerife Norte

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