Medianas y medianeros

 

Manuel Mateo López Rivero *

 

Los leones son animales altivos y, como reyes de la selva, no rinden pleitesía a nadie. Pero en la zona grancanaria de Telde se ha desarrollado una raza de estos grandes felinos que, degenerando su especie, han evolucionado desde la altivez a la prepotencia y la soberbia, y desde la insumisión al servilismo más rastrero hacia sus amos.

A finales del siglo XIX y principios del XX, ejerció su dominación en su territorio insular el principal León de esta degenerada raza, desplegando su política abusadora, caciquil y divisionista, que le condujo a ser ministro y hasta embajador del Reino, en justa compensación por los servicios prestados a la metrópoli. Una de sus principales obsesiones y de su Partido Liberal fue negar la representación política a Lanzarote y Fuerteventura, islas que lucharon durante décadas para tener representación en la Diputación y las Cortes, quedando por el camino hasta asesinatos sin esclarecer, como el de Leandro Fajardo en Lanzarote, en 1896, la misma noche electoral.

En los últimos años, esta raza ha dado un cachorro que podíamos denominar leonino, que parece querer imitar los pasos de su predecesor, el gran León de Telde. De momento, ya ha llegado a un ministerio y se ha puesto a la tarea de satisfacer a sus amos, sirviendo de ariete para intentar perpetrar el mayor expolio cometido por España en sus colonias desde el robo del oro de los incas.

Nos referimos, por supuesto, a los recursos de hidrocarburos cercanos a Canarias que, a toda prisa y antes de que entre en vigor la nueva y restrictiva normativa europea aplicable a las prospecciones y extracciones de estos productos en el medio marino, han adjudicado a un consorcio multinacional capitaneado por la española Repsol.

Para este nuevo expolio, esta vez al pueblo canario, pretenden ampararse en la ausencia de delimitación de los espacios marinos cercanos a las Islas, debido al estancamiento del contencioso saharaui, y pretenden disimular el saqueo con una serie de leyes españolas de andar por casa, sin la menor cobertura jurídica internacional.

Cobertura que sí tiene el pueblo canario, poseedor de un derecho de opción sobre la propiedad de dichos recursos hasta la mediana con Marruecos, de los que puede posesionarse como Estado archipielágico o, de forma transitoria, como territorio con plena autonomía interna reconocida por la ONU o territorio no autónomo, como estatus previo a la plena soberanía.

El cachorro leonino también imita al gran León en su empeño de ningunear a nuestras Islas más orientales, pues su ministerio ha aprobado las citadas prospecciones sin tener en cuenta la opinión de sus Cabildos y la totalidad de Ayuntamientos, despreciando también a las decenas de miles de manifestantes contra esa concesión, que, según él, "salieron a la calle buscando batucadas y bocadillos".

Pero en sus rugidos emitidos para agradar a sus domadores, gubernamentales y accionariales, llega a decir que el Gobierno de Canarias, al oponerse a las prospecciones por respeto a la decisión mayoritaria de majoreros y conejeros, está resucitando "al moribundo nacionalismo canario".

Y ese es su principal error, que creemos le va a costar muy caro, pues nuestro nacionalismo solo estaba dormido -con un ojo abierto-, pero no moribundo, y el nuestro es un pueblo que cuando resulta herido en su dignidad colectiva puede desbordarse de la forma más imprevisible. Tanto es así que desde Identidad Canaria, donde nos honramos de conocer bien a nuestra gente, le vaticinamos que esta vez el Gobierno español y sus medianeros en Canarias tendrán que meter el rabo entre las patas, porque no les vamos a consentir que sigan expoliando nuestras riquezas con sus malas mañas de hechos consumados.

Episodios hay en el pasado cuya divulgación es objetivo principal de esta asociación, que nos enseñan cómo no confundir la nobleza de nuestro pueblo con sumisión y servidumbre, o creer que está moribundo cuando solo está dormido como el bardino -que no teme ni a los leones- puede resultar muy peligroso para quienes en ese error pudieran incurrir.

Escojamos como ilustrativo uno de ellos. Corría el mes de enero de 1718 cuando en Tenerife se produce un estallido social que venía barruntándose desde 1714, en que, tras finalizar la Guerra de Sucesión, se promulga por Felipe V el Decreto de Nueva Planta, marcadamente uniformista y centralista, que aplicaba el derecho castellano en las Islas en detrimento de nuestros fueros históricos.

En 1717 se decreta el Estanco del Tabaco -como monopolio estatal-, originando un enorme descontento social, que se convierte en rebelión popular al imponerse en 1718 el restrictivo Reglamento para el comercio Canarias-América, que elimina las franquicias aduaneras, limita el tonelaje a exportar y ratifica las Contribuciones en Sangre, que obligaban a embarcar cinco familias canarias de cinco miembros por cada cien toneladas de mercancía.

El 17-01-1718 las revueltas populares obligan al administrador del Estanco del Tabaco, Diego Navarro, a huir en una barca saliendo desde el Castillo Negro hacia Gran Canaria, ya que las turbas estaban buscándole para lincharlo.

Las insurrecciones populares continuaron en oposición a la modificación de nuestros fueros, con el respaldo más o menos velado de las autoridades locales, civiles, judiciales y eclesiásticas, fenómeno que se ha calificado de confabulación social antimonopolista contra la Casa de Contratación de Sevilla, los estancos y fiscalizaciones estatales. Hasta que el 19-06-1720 sobreviene otro nuevo estallido social en Santa Cruz de Tenerife.

Esta vez no fue un simple administrador, sino el representante civil de la Corona, intendente Ceballos, quien fue sacado de su casa, en la Rambla de Pulido, por las turbas populares, arrastrado por la calle y linchado en medio de la misma, sin que las fuerzas del orden pudieran hacer nada para evitarlo ante el desbordamiento ciudadano.

Sin querer hacer paralelismos históricos, ¿sabe alguien a dónde puede conducir el estado de emergencia y exclusión social en que cada vez caen más y más ciudadanos de Canarias? ¿Y cómo influyen en la rabia contenida de nuestra sufrida población las provocaciones y desprecios de ministros amaestrados, mientras intentan justificar el expolio de nuestros recursos?

Desde Identidad Canaria desconocemos si Navarro o Ceballos serán emulados por alguno de los actuales medianeros metropolitanos, aunque les han salido grandes imitadores empeñados en correr su misma suerte, y no nos referimos solo al cachorro leonino de Telde. Este último quizá tenga el privilegio de cobrar los servicios prestados, como su maestro el gran León, con alguna embajada, aunque no en París, sino tal vez en Botswana o Ruanda Burundi, cuando ya no pueda residir en Canarias.

* De Identidad Canaria