Mayor respeto, por favor

 

 

Cándido Quintana

 

    «Aquí estamos especialmente enfadados y avergonzados, por tener que tragar otra vez en Canarias a personas imputadas o con bagajes que dejan mucho que desear, dentro de listas electorales, y de los partidos mayoritarios ninguno se escapa».

 

    Hace unos días oí, en un acto de presentación de las candidaturas de su partido político, a la diputada nacional y ex-alcaldesa de La Laguna, doña Ana Oramas, hablando, como no podía ser de otra manera, de las excelencias de las listas electorales de Coalición Canaria. Yo esperaba de ella un acto de fe, una profunda reflexión y las autocríticas que procedieran, que son demasiadas, pero, al contrario, en un alarde de malabarismo político triunfalista sin precedentes, que para nada se corresponde con la situación real de fango, no paró de echarle flores a los suyos y de salpicar ese fango sobre los demás, como si CC fuera lo mejor del mundo mundial, algo que ni ellos mismos se creen.

 

    Y claro, hay cosas que cabrean muchísimo, aunque vengan de toda una diputada nacional, porque por encima de ella está el Pueblo y los valores de las personas. Muchos por aquí estamos especialmente enfadados y avergonzados, por tener que tragar otra vez en Canarias a personas imputadas o con bagajes que dejan mucho que desear, dentro de listas electorales, y de los partidos mayoritarios ninguno se escapa. Da la sensación de que no existen personas capacitadas y limpias para configurarlas o que incluirlas les supone una situación de riesgo, al propiciar posibles tiradas de manta que no desean. La administración de algo tan sagrado como es “lo público”, debe conllevar la exigencia de listas electorales integradas por personas de contrastada honestidad, sobre las que no flote ningún tipo de sospecha, y los imputados, por supuesto, no lo son.

 

     Oír cosas como, “salvo su partido no hay ninguna formación política con las manos limpias, sin tránsfugas y sin candidatos en los juzgados”, al referirse a Coalición Canaria, no deja de ser, como mínimo, muy sorprendente. Porque frases como -manos limpias- o –sin candidatos en los juzgados-, no son de recibo, sin ni siquiera valorar la cercanía de algunos candidatos a éstos. Hubiera sido mucho más humilde y aceptable, decir que en aquel momento no había ningún candidato en la cárcel, porque lo contrario no sabemos si puede estar por llegar, indicios aparte, aunque ellos obviamente no lo deseen.

 

     Hay tramas que sólo conociendo como se produjeron o los cada vez más claros motivos que las sustentaron, como, por ejemplo, la de la Playa de las Teresitas y sus aledaños, o la del indecente mamotreto, deberían ser suficientes para excluir de las listas a las personas imputadas en ellas. Y no sólo porque los dineros públicos hayan sido dilapidados de la forma inaceptable que lo han sido, sino también porque se ha beneficiado a diversos nominados empresarios y profesionales, machacando a honestos y cumplidores ciudadanos de a pie, que, sin comérselo ni bebérselo, han visto su patrimonio afectado y su salud deteriorada, y ciertos políticos, algunos de los cuales aún siguen ahí, no son ajenos a todo ello.

 

    Aunque sus manifestaciones en ese acto, que he oído unas cuantas veces para cerciorarme de que eran realmente suyas y ciertas, me han ocasionado algunos retortijones, al igual que a otros muchos ciudadanos, sepa, para que vea que no es fijación mía contra usted ni contra Coalición Canaria, que también el comportamiento de los otros partidos en ese mismo terreno pantanoso, y cuando digo -los otros- me refiero al PP y PSOE, ha tenido el mismo denominador común entre los ciudadanos, la descomposición. Lo peor de todo esto es que la credibilidad política está cada vez más por los suelos y la democracia, como nunca, al garete. La ciudadanía se merece mayor respeto y mejor casta política.

     

 © Cándido Quintana