A UN PASO DE
LA MAYOR CRISIS DEL CAPITALISMO
Pedro González Cánovas *
"Hombres libres
y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y siervos, maestros jurados y
compañeros; en una palabra, opresores y oprimidos, en lucha constante,
mantuvieron una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya
disimulada; una guerra que termina siempre, bien por una transformación
revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de las dos clases
antagónicas."
Tras la prostitución del lenguaje político se encuentra el
secuestro de las libertades prometidas. Lejos quedaron los cantos a la
igualdad, tras la fiera influencia y condicionamientos del Capital sobre los
gobiernos.
Por un tiempo pareció que los avances y el progreso se
afianzaban en la historia, de forma que el retroceso era impensable, por
incomprensible, por ser considerado casi inaceptable, en un camino de la
humanidad que al final, tristemente, está condenada a repetirse en sus errores,
máxime, cuando esto coincide con fuertes intereses económicos.
Lo cierto es que el capital y la riqueza tiene
límites. Que aquella visión del cielo que tuvieron algunos, una vez caído El
Muro, una vez deshecha la Unión Soviética, aquellas riquezas que ofrecía el
sistema Capitalista no llegan para todos. Lo que unido a las ansias de
acumulación características de este Sistema, acaban por comprobar que hay más
dinero corriendo del que existe, por lo que estallan una tras otra sus
burbujas, volviendo a concentrar los capitales y dejando por el camino un
reguero de cadáveres de pretendidos burgueses que apostaron por políticas
neoliberales, neocolonialistas, sin más firmeza que una red por donde el poder
de los grandes capitales barría colándolos como minucias, que son en realidad
ante el poder transnacional del Capitalismo.
Vendieron, sucumbieron sus estados ante el Capitalismo.
Fueron los mejores colaboradores para preparar el sacrificio, sin tener la
menor sospecha de hasta donde llegaría la crueldad del Capitalismo. Pero
actuando aún como títeres de los poderes financieros y hasta como verdugos, si
hace falta, sumiendo a la Clase Trabajadora en el mayor retroceso histórico, en
cuanto a pérdida de derechos, y unas nuevas condiciones legislativas, de una
crueldad que nadie podría imaginar una década antes.
La peor parte nos la llevamos la Clase Trabajadora: los que
estamos en la producción y nos habíamos acomodado dejando que las herramientas
las manejaran otros.
Vimos como los sistemas democráticos nos robaban los
derechos que antaño costaron sangre, sudor y lágrimas que se asumieran. Cómo,
en realidad, estábamos expuestos a una inseguridad jurídica, mientras se les
prometían "garantías jurídicas" y se hacían legislaciones paralelas
escoradas completamente hacía los intereses del capital, siendo además una
pequeña bombona de oxígeno para la atolondrada burguesía, que veía caer el
poder del consumo a mínimos impensables.
La balanza está tocando fondo y, como cuando un péndulo
llega al extremo, por naturaleza acabará yendo al otro lado. Y vemos una tras
otra reacciones en la calle, batiendo todos los records
en número de manifestaciones, verificando que existe un movimiento ciudadano,
posiblemente desarticulado, pero más fuerte que nunca y prometiendo un cambio
necesario en la historia de la humanidad. No habrá entonces motivos para
ignorar que la violencia que se genere será fruto de la crueldad que hoy
implantan el Capitalismo, de mano de los gobiernos títeres y sumisos que
esgrimen su teórica "libertad democrática", que resultó ser
libertades para los capitales y sus mercados.
La regla natural dice que "la violencia genera
violencia" que "lo que se siembra hoy es lo que se recoge
mañana" y que el extremo alcanzado no va a permitir a los trabajadores
esperar a que esa "clase feudal", conocida por burguesía, se vuelva a
alinear con el Pueblo, como hiciese en la revolución francesa, para que rueden
cabezas. Por que a estas alturas no hay nadie inocente, nadie ignorante de lo que
está pasando y que no haya elegido bando, ya desde la complicidad apática y
permisible, ya desde la participación activa.
Esto no lo para nadie. Escoge bien tu bando o asume el que
te ha tocado: estamos a dos pasos del cambio.
* Miembro de Alternativa Nacionalista
Canaria