Más
de lo mismo
Isidro
Santana León
[…nos vale
únicamente la independencia, la emancipación nacional, para arrancar
estas garrapatas que se nutren del sistema y para poder ordenar este caos que
ha dejado el secular colonialismo español.]
El diputado colonial en Europa del partido llamado
Socialista, J. Fernando López Aguilar, sale al paso por la reducción de la
Comisión Europea a las RUP (colonias), apuntando que “esta amenaza obliga a
extremar la astucia estratégica y negociadora tanto de las regiones como de los
estados” Es decir, que la estabilidad y el futuro de los pueblos de las
colonias no obedece a criterios de derechos y de ley, sino que depende de las
estrategias y negociaciones que sus representantes políticos mantengan con las
metrópolis, exigencias que hemos comprobado que no van más allá de la autoconmiseración, el limosnerismo,
la bufonada o el compadreo.
Sabemos, porque inexorablemente así lo revela la historia,
que los políticos que se eligen en estos burdeles ultramarinos, tal lo es
Canarias, son simples camareros del exótico bochinche y su misión súbdita no
les permiten enfrentarse a sus amos, pues temen el despido u ostracismo y con
ello la pérdida de semejante esbirril privilegio.
Concretamente, éste prohombre, que ladra y rabonea histriónicamente, fue el
primero en oponerse a que le redujeran sus estipendios de eurodiputado –euroadicto, digo yo– encarándose
a sus jefes del partido, dejando a la luz que, por sus intereses particulares,
van a la guerra si es preciso. No obstante, aprovecho para recordar –si no, no
duermo esta noche–, que el ilustre forma ralea con
Jerónimo Saavedra (otro mamón que no puede estar sin cargo, ni menos de un
sueldo durante su existencia: el último y para consolarlo fue el de Diputado
del Común, pues pretendía, el muchacho, ser presidente de la Autoridad
Portuaria), con Molina Petit y Emilio Mayoral –propulsores de la especulación
en Guanarteme y Chile– y
con tantos que se han garantizado la vida a través de la política, muchos
colocados en las empresas privadas por los auxilios prestados a éstas, o la
complicidad silenciosa a la gestión de la banca cuando gobernaban,
contraprestaciones por las campañas electorales sufragadas por las mencionadas
entidades. Al respecto hay literatura para rato y procedimientos que se
abrieron en su momento para llegar a…, 50 millones de euros menos para las
colonias…, ¿y qué? Eso es lo natural: que nos ahoguen
con el desempleo, que nos metan mil millones de personas, si es preciso, en el
archipiélago, que nos maten con la desasistencia social y sanitaria, que se nos
impida el desarrollo para seguir manteniendo la misma política de dependencia y
sujeción colonial, que se nos impida relacionarnos directamente con otros
pueblos y países… ¿O es que alguien cree todavía que España o Europa nos
mantiene porque el canario es un pueblo muy sensible o una especie a la que hay
que proteger para que la visiten los chonis? Lo
cierto es que somos una raza a la que subyugan bajo el empleo de la supremacía
militar. Y tenemos, de forma taxativa, la condición de raza y no de pueblo,
precisamente por la innegable segregación que padecemos: nos catalogan de
ultraperiféricos.
A no ser que se liberen, las colonias seguirán siendo
posesiones ilegales de las potencias administradoras –tierras arrebatadas por
la fuerza a sus legítimos dueños– y padeciendo los
mismos agravios, gobierne quien gobierne, tanto en las metrópolís
como en ellas, porque los territorios ocupados sirven únicamente para rapiñar
sus recursos, sojuzgar y devaluar a la población nativa, o como sistemas
estratégicos y logísticos para el comercio o la guerra. El pueblo no cuenta; el
pueblo de las colonias tiene el mismo trato del animal irracional que con el
puño de pienso, hacerle creer hospitalario, bondadoso y servil, va satisfecho.
No nos vale; no es condición indispensable para que cambie el estatus colonial
o las condiciones de vida de los colonizados, que nos gobiernen
alternativamente los partidos políticos, llámense de izquierda o de derecha,
porque en la esencia, ambos son parte inherente del sistema colonialista y sus
intereses metropolitanos priman al derecho de la libertad de los pueblos
colonizados.
Sólo hay que echar un vistazo a la revolución de
Argelia, a ver dónde estaban los partidos franceses que defendían la
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, Liberté, Egalité, Fraternité: igual que
los fascistas, con la metrópoli, con Francia, opuestos a la libertad de
Argelia. Las libertades que lograron para su Estado se las negaban y niegan a
los naturales de sus colonias. Por eso, tal atuendo no le sirve a los pueblos
colonizados; la orientación ideológica en el gobierno de las metropolis no influyen en la verdadera y urgente necesidad
de las colonias, que sólo se soluciona con la descolonización e independencia:
con la soberanía nacional. No nos sirven más subvenciones, más carreteras, más
campos de golf, más infraestructura turística, más eventos culturales ni
deportivos internacionales etc., ya que todo esto son imposiciones del
mecanismo colonialista, que han dado pie al enriquecimiento de castas al
servicio del mismo, valiéndonos únicamente la independencia, la emancipación
nacional, para arrancar estas garrapatas que se nutren del sistema y para
poder ordenar este caos que ha dejado el secular colonialismo español. Con
España no se puede. No es cuestión de odio, ni de resentimientos por su
inclemencia colonial, es porque la objetividad para nuestra supervivencia y
bienestar se muestra antagónica. Yo como independentista le deseo lo mejor al
pueblo español, pero España, a los canarios, nos empuja a lo peor: nos prefiere
muertos que libres.
Por eso, cuando veo salir al paso a alguno de estos
esbirrillos, lastimosos, ante la Comunidad Europea, porque le rebajan 50
millones a las RUP y hablando de que nuestro problema es estratégico porque en
estos momentos no gobierna su partido en esos estamentos, me dan nauseas. Sí,
es deplorable, para los que entendemos que los cambios en España no significan
nada para Canarias, por su estatus colonial, ni si quiera significa para el
pueblo español porque nunca ha habido cambio sino disfraz. Mienten, engañan,
falsean, y además tienen grandes aparatos de propaganda para difundir la
desorientación y la incertidumbre, aún en un momento tan crucial como este,
donde el sistema se cae a cachos. Tiene todos los síntomas por los que estalló
la revolución francesa; si ha de estallar que estalle porque la culpa no es de
los oprimidos sino de los opresores. No obstante, en el caso de nuestra nación
canaria, esperamos anhélitos por el acontecimiento,
ya que en la venidera coyuntura, que con muchas probabilidades sucederá, de
antemano exigimos nuestra independencia. Liberté, Egalité,
Fraternité constituyen un buen futuro para los
pueblos y las naciones, pero sin colonias, el hecho colonial desbarata el
principio de Derecho Humanos y colectivos de los pueblos.
30/08/12
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Guanche y en El Canario