¡¡Marruecos en la OPEP!! (y II)

 

Ramón Moreno Castilla

 

Confirmada la existencia de hidrocarburos (petróleo y/o gas) en la plataforma continental de Marruecos, ahí enfrente, a los canarios solo nos queda resignarnos a nuestra suerte ya que todo apunta a que serán nuestros vecinos quiénes, legítimamente, exploren y exploten esos recursos naturales que, por otra parte, le pertenecen. Otra cosa es que Canarias fuera un Estado Archipelágico, libre y soberano y, en consecuencia, sujeto de Derecho Internacional, para negociar con el Estado ribereño el establecimiento y trazado de la correspondiente mediana, y llegar a un acuerdo, favorable a las partes, sobre la explotación conjunta de los yacimientos de hidrocarburos existentes en sus aguas adyacentes aún por delimitar, reitero.

Eso o, como ya dijera en un polémico artículo, compartir esa inmensa riqueza como corresponde a dos vecinos y fraternales amigos, cuyo destino futuro parece confluir irremediablemente en el tiempo (ver "Canarias-Marruecos, el eje atlántico", EL DÍA, 5 de febrero de 2012) [1], cuya atenta lectura me permito recomendar; y que, en su día, causó enorme revuelo -no exento de falaces e inconsistentes argumentos en contra-, siendo inclusive analizado por el famoso "Colectivo Alborán", de sobra conocido. Y cuya propuesta de Estado Libre Asociado a Marruecos, tantas suspicacias despertó, por lo insólito y novedoso del planteamiento, pero que no habría que desestimar del todo; máxime, cuando Canarias, a diferencia de los otros archipiélagos oceánicos que conforman la Macaronesia (Azores, Madeira y Cabo Verde), es un inequívoco archipiélago costero, a 59, 65 millas náuticas del continente africano, o sea, de Marruecos.

Porque no se entendería que este país compartiera la propiedad de esos yacimientos con España, dejando fuera a Canarias, su copropietario natural, por muchos "intereses de Estado" que existan; y, sobre todo, con quien se niega a devolver Ceuta y Melilla, en territorio marroquí, a la soberanía del Reino de Marruecos; y cuando tanto la "españolidad" de esos enclaves como la impuesta "europeidad" de Canarias, están seriamente cuestionadas por el Derecho Internacional.

Con la particularidad añadida de que España se ha opuesto deliberadamente a la delimitación de las aguas del Estrecho, al retrotraerse al artículo 10 del Tratado de Utrecht de 13 de julio de 1713, suscrito entre las Coronas de España y Gran Bretaña, argumentando que Gibraltar es una colonia, a cuyos espacios marítimos no le es de aplicación la Convención de Jamaica de 1982. Y con el agravante, de que el eje defensivo español Baleares-Estrecho- Canarias parte del supuesto táctico de que el enemigo viene del Sur. Y en el caso canario, el "enemigo" viene del Este (ver, "Marruecos, el enemigo inducido", EL DÍA 1 de junio de 2008) [2].

Con el asunto este del petróleo, en Canarias vuelven a emerger las enormes contradicciones de nuestra insostenible condición colonial; poniendo una vez más de manifiesto, qué derecho nos es aplicable, al superponerse el Derecho interno español, el Derecho comunitario y el Derecho Internacional Marítimo (rama del Derecho Internacional Público), en una maraña legislativa en la que seguimos atrapados.

Dejando bien claro que Baleares es el único Archipiélago de Estado con que cuenta España, y que Canarias es un territorio de ultramar, en África, se entenderá por qué se dice una cosa en la España insular, y otra distinta aquí en la colonia. El ministro español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Arias Cañete, ha trazado la línea divisoria entre ambos archipiélagos, impulsando la declaración de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del canal marítimo entre Mallorca y Menorca. Una entelequia político-jurídica, que no sería posible en Canarias pese a esa denigrante condición de RUP (eufemismo de colonia); y a la supuesta declaración de las aguas canarias como Zona Marítima de Especial Sensibilidad (ZMES) a partir de 2005, por la Organización Marítima Internacional, OMI, que no se sostiene (ver "OMIsión de la realidad"[3]).

En cualquier caso, y estando totalmente de acuerdo con las prospecciones, aquí lo que realmente se está dilucidando, es la propiedad de esos yacimientos de hidrocarburos, que, denuncio una vez más, no le pertenecen a España bajo ningún concepto. El Estado español no puede apropiarse de unos recursos ajenos y, mucho menos, autorizar actuaciones más allá del límite exterior de las 200 millas de su supuesta ZEE, instituida, pero no desarrollada, en unos espacios marítimos del Océano Atlántico que baña las costas de África, no de España.

rmorenocastilla@hotmail.com

[1] eldia.es/2012-02-05

[2] eldia.es/2008-06-01

[3] elguanche.info/omisiondelarealidad