La Marginalidad Social en Canarias

 

Félix Román N. Rodríguez *

 

[… El crecimiento de la pobreza y la marginación en Canarias, se ha acentuado y se hizo más evidente las grandes desigualdades sociales existentes en el seno de la España usurpadora y colonial….]

Habitualmente el fenómeno de la marginalidad social no ha sido correctamente entendido en nuestra sociedad, especialmente debido a la interpretación que se le otorga al concepto en sus orígenes. Sin embargo, la evolución que ha ido sufriendo posteriormente, el término nos lleva a una visión más ajustada y real de este fenómeno.

El hombre canario marginal tiene sus antecedentes históricos más inmediatos en la sociología de la desviación. Conforme a esta perspectiva, supondría aquella conducta que no se ajusta a las consideradas como “normales” por la sociedad. Es una perspectiva sociológica que tiene como punto de partida a las corrientes positivistas de la psicología, criminología, y el Derecho Penal, que; aunque se trata de enfoques excesivamente individualizados desde una perspectiva sociológica van a tener una enorme influencia en la conceptualización del fenómeno.

La situación de desviación va a ser entendida a partir de la conducta del individuo como el responsable final, y no como consecuencia de la acción que la sociedad canaria pueda ejercer en la conducta de sus ciudadanos. Es también consecuencia del principio de casualidad propio del individuo, muy a menudo se tiende a identificar situaciones de marginalidad (o situaciones de desviación desde esta perspectiva teórica) con delincuencia.

Esta forma de abordar el problema de la marginalidad en Canarias a partir de la sociología de la desviación trae en este caso como resultado que el 46%  y el 27% de los canarios identifiquen a los drogadictos y a los alcohólicos respectivamente como delincuentes mal integrados.

El planteamiento de todos y cada uno de estos problemas que nos aquejan es el siguiente:

·        La inadaptación social y la delincuencia principalmente de los jóvenes y adolescentes canarios, son un problema social y científico-pedagógico que genera seria preocupación en nuestra sociedad canaria actual.

·        Tradicionalmente la delincuencia juvenil se consideraba como un fenómeno ligado a la subcultura de los ambientes humildes, mientras que el concepto de discordancia quedaba reservado para los medios privilegiados o a la burguesía. 

Posteriormente, las perspectivas más sociológicas sobre la conducta desviada de los canarios, centran en la acción de la sociedad las causas de esta conducta, sociedad que no ofrecería al individuo los medios adecuados para poder ajustar su conducta a las normas sociales.

Marginalidad significa estar al margen de un estado que se considera como el “normal”. Este criterio mete en un solo saco a enfermos, delincuentes, minorías culturales, campesinos y trabajadores de economías sumergidas o de subsistencia estigmatizándolos como culpables. Pero… ¿qué puede existir en común en estos grupos tan heterogéneos para ser tratados como iguales?, simplemente el NO reconocimiento de una identidad como la nuestra.

Las teorías sociológicas sobre la marginalidad social en Canarias, deben de considerar el problema del poder dentro de la sociedad y, en consecuencia; al “marginado canario como un ser diferente a pesar suyo” o grupos diferentes que quieren ser tratados como iguales.

Sin embargo, dada la heterogeneidad cultural que nos caracteriza, sobre todo a las sociedades modernas, es necesario afirmar que hay unos valores y normas que se imponen sobre los otros y que, por tanto; la marginación debería ser entendida como el “estar al margen” de aquellos valores y normas que se consideran propios desde una determinada situación de dominación social.

En este sentido adquieren especial importancia los estudios de identidad cultural canaria realizados en estos últimos años en relación a los procesos de inmigración y exilio hacia Latinoamérica y Europa. En estos estudios el fenómeno de la marginalidad aparece como una situación de desvalorización cultural. Inmigrantes canarios así como exiliados han sufrido conflictos de identidad al verse desposeídos de sus propios valores dominantes a través de un proceso de desvalorización de su propia cultura.

Es necesario entender entonces que la marginalidad social en Canarias constituye sólo una situación de “anormalidad” de acuerdo a determinados patrones culturales  dominantes que tienen a su vez un carácter transitorio, y que es preciso por tanto, otorgar el debido espacio dentro de la sociedad a aquellos grupos y subgrupos que presentan características sociales, culturales, diferentes a las predominantes.

Se puede afirmar entonces que la marginación social en Canarias es un problema de carácter cultural, pero en buena medida lo es también política pues requiere que los derechos que la sociedad otorga a los miembros de la sociedad en general sean extendidos también a esos grupos minoritarios, o mayorías no integradas. La marginalidad social es la ausencia de participación de algunos grupos en la marcha habitual de la sociedad, participación que para algunos se daría a dos niveles: a) en el terreno de las normas y valores, y b) en el de los bienes y servicios de la sociedad igualitaria o frente a sus miembros.

El crecimiento de la pobreza y la marginación en Canarias, se ha acentuado y se hizo más evidente las grandes desigualdades sociales existentes en el seno de la España usurpadora y colonial.

Se despertó en los sectores criollos y mestizos de la sociedad canaria la certeza de que tanto la corona como sus allegados burgueses, solamente actuaban para cuidar y acrecentar sus intereses especulativos, y que las necesidades e intereses de la mayoría de la  población canaria, no se atendieran.

Es necesario entonces articular una vía política que permita solucionar tales contradicciones, puesto que nuestros recursos propios permitirán un desarrollo autosuficiente tanto en lo económico, como en lo político.

Cabe por último señalar que el derecho de participación de las minorías y mayorías no integradas, comienza a estar contemplando en todas las constituciones del mundo, aunque lejos estamos aún de su efectiva incorporación en la vida cotidiana. El respeto de los derechos humanos, y la apertura de la participación política hacia los más amplios sectores sociales es sin lugar a dudas de suma importancia.

La marginalidad social en Canarias, ha de ser entendida como un fenómeno de ardua preocupación y un lastre que ha de tomar caminos positivos, y en la buena acción de lucha para nuestra integración, y el futuro de nuestros hijos.

 

*Escritor y Contertulio de la emisora La Voz de Rusia en Canarias

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