La
marca política
« Pedro
M. González Cánovas *
Conseguir establecer una marca política es el objetivo primordial de
cualquier partido. Adecuar ésta para lograr una cantidad considerable de votos
es hacer bien la tarea.
Hay quién está largos periodos fabricando su marca. Hay quién se
apropia de una prefabricada y de fácil aceptación popular (marcas blancas) aún
a sabiendas de sus limitaciones originales. Lo cierto es que, si no mantenemos
nuestra marca en proceso de construcción continuado corremos el riesgo de
momificar el proyecto político y capar sus raíces sociales, con lo que estaría
abocado a una muerte anunciada.
Algunas marcas blancas (ecologismo, feminismo, animalismo…) están
encaminadas a ser absorbidas por ideologías mayores y ser abducidas por el
progreso real. No se puede vivir eternamente de trozos ideológicos, sin
consciencia de que no se goza de exclusividad. Los fundamentos tienen que
apoyarse sobre una base firme y amplia, tienen que inmiscuirse y tener respuesta
para todo el ámbito social.
Es verdad que las últimas marcas blancas, las que se apropian del
movimiento 15M y se presentan enfrentadas a un sistema que cojea por estar a
punto de caducar, han tenido una fortaleza de nacimiento indiscutible; por estar
sostenidas sobre un clamor popular que advertía de una sociedad harta de
corrupción, de clasismo y distanciamiento de la política, etc. Pero de la
misma manera, indiscutiblemente, hay que darle color político a toda propuesta
y el periodo se maleabilidad, de saltar de izquierda a derecha, se agota y va
tocando definirse con claridad. Cierto es que eso puede restar votantes, y que
el discurso tampoco puede limitarse a adaptarse a un solo sector social; porque
eso es otro de los males típicos de plantar en maceta en vez de en tierra
firme, y esa acotación cierra una burbuja que muy pocas veces crecerá.
En Canarias hay una marca en proceso de creación que se distingue de las
demás. No me refiero a las descafeinadas que acabaron abducidas por marcas
blancas del más allá, me refiero a marcas propias empeñadas en construir el
socialismo canario de siglo XXI. Son unas siglas definidas como socialista,
ecologista, feminista, animalista, independentista… con proyecto de futuro,
con respuesta social… pero que aún no ha sido capaz de enraizar socialmente.
Seguramente no ha sido solo la falta de tiempo, el vacío mediático, la
falta de apoyos financieros, o la competencia desleal de los dueños de los
medios de comunicación, de los mejores clientes de los bancos, de los
aprovechados de la situación colonial, etc. Si no que, tal vez, la nueva voz
está compuesta por un discurso para “socialistas, ecologistas, feministas,
animalistas, independentistas…” olvidando que al pueblo llano hay que darle
soluciones masticadas y libres de títulos políticos: hay que expresarse para
llegar al global de la sociedad.
Y, si no fuera eso, lo que sí es seguro es que hay que soltar el lastre
que nos frena en la construcción de la marca. Alejarse de las pesadas mochilas
que retienen el ritmo necesario para evolucionar, para progresar a la velocidad
de los acontecimientos y lograr adaptar la propuesta a la necesidad real de
nuestra gente. Desprenderse de complejos, pero sin dejar de ver en nosotros y
nosotras mismas el enemigo a superar.
Porque creo en esa capacidad de autocrítica actual, me atrevo a hacer
este rápido análisis y aportar mis humildes sugerencias; sabedor de que
estamos en un momento prometedor, llenito de ilusión y siendo cada vez más y
estando mejor situados en la parrilla de salida de política social; con una
nueva fuerza política canaria que puede ser la guía de verdad hacia el
progreso social y la libertad nacional.
*
Miembro de ANC