El manual del colonialismo

 

Ramón Moreno Castilla

El colonialismo universal, entendido desde el sometimiento de los pueblos aborígenes por las grandes potencias europeas de la época, tuvo en Canarias, archipiélago africano, su primigenia actuación de la mano de las tropas castellanas y las hordas mercenarias que entraron a saco en nuestra tierra, con la aquiescencia de la Iglesia Católica de entonces. Y cuya sanguinaria conquista e implacable evangelización se llevó a cabo entre 1402 y 1496, a la que siguió un despiadado y depredador colonialismo español, que dura ya casi seis siglos. ¡¡The Guinness World Records!!

Sin entrar en la historiografía del colonialismo, lo que sería prolijo, y del que, por otra parte, existe una amplia y extensa bibliografía, sí es importante resaltar algunos aspectos de este fenómeno mundial. Para ello, conviene precisar que colonialismo es el periodo de la historia que va de 1873 a 1914, que coincide cronológicamente con un momento avanzado de la Segunda Revolución Industrial. De hecho, el colonialismo es una de las consecuencias de dicha Revolución Industrial. Durante ese periodo, las potencias industriales europeas se expandieron hacia tierras de África y Asia, sometiendo por la fuerza a los pueblos indígenas de esos territorios. Las potencias coloniales más importantes fueron Inglaterra y Francia, a las que se incorporaron más tarde Alemania, Bélgica e Italia, que fueron potencias coloniales secundarias. España, que había tenido el imperio colonial más importante durante los siglos XVI-XVIII, entró en plena decadencia durante el XIX y experimenta una industrialización tardía y escasa; lo que no fue óbice para seguir manteniendo la posesión de Canarias e ir consolidando el entramado colonial, que perdura hoy en día.

La acción colonizadora, pues, se identifica con territorios ocupados y administrados por un Estado anteriormente ajeno a estos mediante la conquista y asentamiento de poblaciones foráneas, y en los que se impone una autoridad extranjera. Puede hablarse de colonialismo cuando un pueblo o gobierno extiende su soberanía y establece un control político sobre otro territorio o pueblo extranjero como fuente de riqueza y de poder. Esa relación, no deseada, concluye cuando el pueblo subyugado alcanza su propia soberanía, constituyéndose en un Estado independiente.

Centrándonos de forma sucinta en el colonialismo moderno (¡¡aunque el colonialismo español en Canarias se remonta a la época medieval!!), vemos que el colonialismo de la Europa moderna comenzó en el siglo XV y puede dividirse en dos fases que coinciden en el tiempo: la primera, desde 1415 hasta 1800, aproximadamente, y la segunda, desde esa fecha a la Segunda Guerra Mundial. En la primera etapa Europa occidental, encabezada por España y Portugal, se expandieron por las Indias orientales y América; en la segunda, Gran Bretaña tomó la iniciativa en la expansión de Europa hacia África, Asia y el Pacífico. El fin del equilibrio de poder en Europa y las guerras mundiales del siglo XX marcaron el ocaso del colonialismo moderno. El desarrollo de la conciencia nacional en las colonias, el declive de la influencia política y militar del viejo continente y el agotamiento de la justificación moral de los imperios contribuyeron a una rápida descolonización a partir de 1945. Los imperios coloniales, creados a lo largo de siglos, fueron desmantelados casi en su totalidad en tres décadas, y las antiguas colonias se constituyeron en Estados libres y soberanos. Salvo el Archipiélago canario, que, como último reducto del imperio, sigue sometido hoy en día al yugo colonial español.

Y aquí es muy ilustrativo citar de nuevo a mi admirado Jorge Luis Borges cuando dice:

"Entre España y Portugal, que en 1493 se repartieron la mar océana, existe una gran diferencia: mientras Portugal es un País melancólico porque sabe que ha perdido su imperio, España, a estas alturas de la historia, no sabe que ha perdido el suyo y sigue tan campante". ¿Puede alguien rebatir esta clarividente afirmación?

Pero independientemente de su contexto histórico, ¿cuáles fueron las causas reales del colonialismo? Veamos: en primer lugar, las cuestiones económicas son las más importantes y las que mejor explican el colonialismo. En el último tercio del siglo XIX, las potencias industriales compitieron fieramente entre sí por el control de los mercados mundiales. Por ello, dichas potencias fueron muy proteccionistas con sus mercados nacionales e intentaron ampliar sus mercados exteriores, precisamente con la expansión colonial. En segundo lugar, las motivaciones políticas: conquistar colonias era una manifestación de prestigio político y demostración de fuerza y poder. A veces, los conflictos políticos entre las potencias no se producían en Europa, sino en África o Asia (por ejemplo, Alemania y Francia se juegan su prestigio político al luchar por el control de Marruecos en 1906). Y en tercer lugar, las perspectivas estratégicas: el dominio de los mares exigía el control de enclaves estratégicos (estrechos, puertos, islas, canales), distribuidos por todo el mundo (por ejemplo, los británicos controlaron el Canal de Suez -1869-, El Cabo, Gibraltar, Singapur, etcétera).

El mejor modo de describir los efectos nocivos del colonialismo, ¡¡que vulnera los derechos humanos!!, es analizarlo desde la vertiente de inferioridad y menoscabo de los propios colonizados. Es obvio que las colonias reportaron (¡y reportan en el caso de Canarias!) numerosos beneficios a las metrópolis, como son la "adquisición" de nuevos territorios para la emigración y recursos estratégicos, y la expansión del comercio y el aumento de las ganancias económicas. En este sentido, la privilegiada posición geoestratégica de Canarias, nuestra "renta de situación", no es rentabilizada por los canarios. ¡¡Son las plusvalías de la colonización que España explota en su propio beneficio!! Por tanto, la afirmación de que la colonización tuvo -y tiene- efectos negativos para las gentes colonizadas es incuestionable: no solo se interrumpió su estilo de vida tradicional, sino que se destruyeron valores culturales, se impuso una religión y pueblos enteros fueron alienados y subyugados, cuando no, exterminados.

En el caso paradigmático de Canarias, la primera y más antigua colonia del mundo, España, cuyo colonialismo es intrínsecamente perverso, ha implementado, como nadie, el auténtico "manual del colonialismo", del que tiene el "copyright". Y que si bien fueron actuaciones comunes en la impronta del colonialismo europeo, en este Archipiélago devastado adquieren especial virulencia y han causado mayores estragos. El primer epígrafe de ese manual, que España aplicó en nuestra tierra finalizada la conquista y se producía un nuevo poblamiento con "peninsulares", es impedir a toda costa el desarrollo y despegue económico de la colonia para que dependa exclusivamente de la metrópoli; legislando leyes restrictivas y propiciando un infranqueable entramado político-jurídico con ese objetivo. El segundo postulado es la aculturación y la transculturación, con políticas tendentes a mantener en la ignorancia al pueblo colonizado y pierda sus señas de identidad y autoestima, con todo lo que ello implica. La tercera disposición de ese "reglamento de régimen interno" para las colonias es la explotación sistemática de sus recursos naturales y el continuo drenaje de sus activos monetarios tendentes a su descapitalización?, y así sucesivamente hasta llegar al total desmantelamiento del sistema productivo, la destrucción masiva del tejido empresarial, la ruina económica y la descomposición social, con la consiguiente marginalidad, paro, hambre, delincuencia, prostitución, drogas, etcétera.

¡¡Esa es la verdadera realidad de Canarias!! Solo que el citado manual se ha ido perfeccionando y optimizando, por lo que ahora se trata de neocolonialismo.

rmorenocastilla@hotmail.com

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