Nos
mandas lo que te sobre, Merkel
Pedro
González Cánovas *
En Canarias los recursos son limitados y no hay país alguno que soporte
el peso poblacional del archipiélago sin pasar factura. Aquí hay bienes como
el agua, que hay que racionalizar objetivamente y priorizar para la agricultura,
abaratando su coste en el sector. En cuanto al agua potable, vemos como se
suceden los cortes en amplias zonas del archipiélago afectando a miles de
familias, debido a la evidente escasez, cuando apenas se acaba la temporada de
lluvias y la relación calidad precio es la peor que se puede ofrecer. De la
desalación mejor ni hablamos.
Por otro lado, los servicios públicos, cuyas plantillas han sido
duramente atacadas por la reforma laboral española, ha bajado notablemente la
calidad social, ya que cargan inmensas saturaciones de las que todos los
habitantes del archipiélago somos testigos, por sufrirlas diariamente muy
cercanas. Mientras tanto, el ejecutivo canario, con la burguesía local al
frente, no pasa de reclamar circunstanciales ayudas, que parchean pero no
aportan soluciones de futuro. Una burguesía conservadora, cobarde y que no es
capaz de proponer cambios reales, acomodada a la diestra del colonialismo.
Canarias soporta una densidad de población de 286 personas
por kilómetro cuadrado; mientras que la de España es de 93 p./Km2 y la media
de la Unión Europea es de 116 p./Km2. Triplicar el número de personas de la
metrópolis debería ser motivo más que suficiente para exigir el total control
de fronteras; así como la urgente elaboración de una legislación que
permitiese conservar el nivel de vida de los habitantes, que padecemos unas
condiciones sociales que ya son inadmisibles. Máxime cuando los resultados están
a la vista: mayor índice de desempleo, pensiones más bajas, mayor índice de
pobreza, alarmante riesgo de exclusión social, etc.
Nótese que el término
es como un equivalente a xenófobo, pero ablandado, sin que cambie su sentido
original.
Alemania protege lo suyo como Canarias no lo ha hecho nunca consigo
misma, a pesar de hablar tanto de una Ley de Residencia que limite la entrada de
más pobladores en el archipiélago, pero sin llegar a nada, lo que nos ha
convertido en el referente con peores cifras de los territorios que hoy
pertenecen a la Unión Europea. Pues si nos descuidamos, todos los expulsados de
Alemania acabarán en Canarias. Porque nosotros tenemos fobia a que se nos pueda
tachar de xenófobos o "filo-" aún a costa de sacrificar nuestro
estado del bienestar. Siempre ha sido así: de buenos, bobos.
En Alemania acordaron expulsar a todos los inmigrantes miembros de la UE
que lleven más de 6 meses sin trabajar, sin preocuparse por cómo se les
califique, por el tratado Schengen, ni las caras que se le pueda quedar a sus
socios europeos. En Canarias seguiremos hablando en voz baja, porque no somos un
estado que tome sus propias decisiones, sino que estamos sometidos a uno de los
estados de la cola de la UE.
En Canarias, donde podríamos gozar de otra de esas excepciones al
tratado Schengen, sin estar fuera de él, como hay tantas, vamos a tener que
esperar un relevo político para conseguir una mejora social que no nos da el
actual y nunca va a ser una iniciativa española. Porque para España seguimos
siendo la cloaca colonial que representó la primera colonia de ultramar y al
fin la última. Hasta que los habitantes del archipiélago queramos, nada más.
Ya nos podrían mandar de Alemania un poco de ese afán de autoprotección,
que parece que les sobra, en lo que nos organizamos como nación y nos vamos
sacando de encima a tanto mangante conservador, cuyas fobias les limitan, encerrándolos
en la sumisión y la colaboración con ese estado colonial que se empeñan en
alimentar.
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