La
desesperación de Luz Marina
y sus cinco hijos
Por
René Acosta *
Luz Marina con sus cinco hijos
Luz
Marina es una mujer de 35 años
con cinco hijos a su cargo. Está ya cansada de ir Asuntos Sociales,
donde le dicen una y otravez, repetidamente “ven mañana”, y más mañana,
mientras tanto llegue ese mañana en que la reciban,
hace de tripas corazón para alimentar a sus hijos, para que tengan algo
que llevar a la boca.
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Con lo escasos recursos de que dispone, Luz Marina
hace malabarismos para poder alimentar a sus cinco hijos
Luz
Marina muestra el contenido de su frigorífico el cual está prácticamente vacío;
la mantequilla caducada, aunque afortunadamente no en malas condiciones, porque
la ayuda solicitada no llega, y cuando solicita una y
se le agota y pida otra, le comentan que hasta el próximo 22 de octubre no
llega, y si es que llega rebuscan en los armarios y le presentan un documento
diciéndole que la ayuda está aprobada; pero de que le vale que le digan que
está aprobada a falta de la última firma, y no se explica Luz Marina ¿a qué
esperan entonces para estampar la firma de marras? para que le pueda dar de
comer a sus cinco hijos.
¿Las
ayudas están llegando a las personas que verdaderamente las necesitan? o,
supuestamente a quien crean conveniente, porque cuando Luz Marina la pide la
espera se hace interminable. Sería cosa de investigar qué estará pasando en
Asuntos Sociales, si será cosa de mala gestión del personal o que no tienen la
preparación suficiente para estos menesteres. Quizás habría que vigilar más
los repartos para verificar si le llegan a las personas verdaderamente
necesitadas, como Luz Marina. Pero no solo Luz Marina está en esta lamentable
situación, hay bastante más gente que la está pasado canutas. Una
pregunta ¿se verifica el trato personal de los/las
trabajadores/as de Asuntos Sociales a las personas realmente necesitadas, quién
garantiza el reparto de ayudas a quien realmente las necesita?
Pero
no estaría mal que, por ejemplo, cada tres meses se hiciera una inspección al
personal y comprobar que realmente son las personas adecuadas para estar en el
puesto adecuado, ya que quien va a pedir ayuda ya lleva el corazón encogido para
que encima alguien le diga simplemente una y otra vez “ven
mañana”. Hay que estar en el
pellejo de la persona necesitada, porque son gente que, como concesecuencia de
su falta de recursos, cargan con unos problemas sicológicos
muy grandes, y con hijos sin tener nada que comer, más grave aún.
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René Acosta