¡Enhorabuena!
La lucha valió la pena
Isidro
Santana León
Felicito
al pueblo palestino por su consecución de estado observador, reconocido por la
aplastante mayoría de los miembros de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, porque éste es el preludio de un nuevo estado soberano en el mundo.
La
pataleta del sionismo, amenazando con ocupar más zonas del territorio
palestino, demuestra, además de la impotencia ante una resolución histórica
para el sufrido pueblo, su innata actitud reaccionaria y dominadora, quizás
aprendida de los nazis, pues no se entiende de dónde nace tanto odio y
desprecio hacia el pueblo árabe. Se ha quedado solo el minoritario
imperialismo, entre el que un país como los Estados Unidos de América, que
aportó de su democrática constitución para la elaboración de la carta
fundacional de las Naciones Unidas el derecho a la soberanía de los pueblos,
que ellos conquistaron independizándose de Inglaterra, se contradiga en sus
principios constitucionales porque los lobby del capitalismo le han ajado su
referencial democracia. Los países del mundo, sobre todo los que tienen
influencia en la economía y la política, por su alto nivel de crecimiento y
desarrollo, debieran forzar la eliminación de un anacronismo convertido en un
privilegio, que sólo fue útil en la segunda posguerra mundial y durante la
guerra fría, tal lo es que, en el Consejo de Seguridad, sean cinco países los
que tienen derecho a veto: Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y
China, quienes se han arrogado la autoridad, tutoría y gendarmería del planeta
y toman las decisiones sobre las resoluciones determinantes para la soberanía,
la paz, y el equilibrio etc.
Quien
paga manda, y de ahí que la ONU haya degenerado de sus principios fundamentales
para convertirse en un instrumento de las grandes potencias que presionan y
escoran las decisiones y resoluciones hacia sus intereses nacionales y no
internacionales. Por eso, apuesto porque sean todos los miembros de la Asamblea
General quienes decidan sobre los asuntos del mundo, para que esto no siga
siendo el club privado de los de siempre y ahí, como indicaba arriba, tienen
mucho que decir los países en vía de desarrollo. Otro aspecto susceptible de
análisis es el papel hegemónico que deben jugar las organizaciones
continentales en su espacio geográfico, pues tenemos ejemplos y precedentes de
cómo alguna agrupación militar como la OTAN –más que amparada por la ONU,
descarriada por la anuencia de los que tienen derecho a veto–, se salta sus
competencias jurídicas, diplomáticas y territoriales, violando la soberanía
que representan a sus naciones, como ha pasado con la agresión a Libia sin el
consentimiento ni consulta de ni a la U.A. (Unión Africana).
Me
parece alucinante la metamorfosis del presidente de España, Mariano Rajoy,
posicionándose del lado de Palestina: andan locos los gobiernos de Espein por
que le den asiento en el Consejo de Seguridad. Ya ha habido otros
posicionamientos de España apoyando el Derecho de Autodeterminación a las
naciones componentes de la antigua Yugoslavia, derecho al que se opone para el
asunto de Euskalerria, Cataluña o la ilegalidad manifiesta y reprobable de
seguir manteniendo colonias en el siglo XXI, tal lo es el caso de las Islas
Canarias: demócratas según donde. Aquí tiene la autoridad colonial de la nación
canaria una rendija para colarse en la Asamblea General de las Naciones Unidas y
hacer entrar en contradicción al Gobierno español, por el agravio comparativo
para con nuestro derecho a confeccionar un estado canario independiente. No
obstante, me voy a salir del tema de Canarias porque cuando lo menciono o lo
analizo, a causa del evidente lacayismo de nuestros mandarines, cualquier día
me da un soponcio comatoso: no acabará conmigo tanto el colonialismo como sus
servidores.
Esperamos
de los judíos antisionistas, para conseguir la paz definitiva en esa y otras
regiones del mundo, que ejerzan su influencia sobre Israel, posicionándose a
favor de dos estados en la zona, cuyos pueblos podrían vivir en paz, armonía y
cooperación, dejando de ser el satélite para los intereses del imperialismo
yanqui y la antipatía de todos los pueblos de la tierra: el aprecio que ganaron
por ser victimas del nazismo lo están perdiendo por ser los verdugos de los
palestinos.
Un
mundo de justicia es posible, pero sólo se puede lograr mediante la lucha de
los pueblos: primero por su soberanía nacional, único estatus que posibilita
la justicia social.
Otros
artículos de Isidro Santana León publicados en El Guanche y en El Canario