Abordando eso gris, que parece la
teoría.
LO
QUE PASE EN
EUROPA, PASARÁ EN EL
MUNDO.
Jorge Aniceto Molinari *
No son pocos los amigos que me
han señalado la coherencia de lo que hemos predicado con la resolución del
Parlamento europeo sobre la aplicación de un impuesto a las transacciones
financieras (tasa Tobin). Algunos de estos amigos en su oportunidad me advertían
que la crisis europea, contrariamente a lo por mi afirmado, ya estaba pasando.
La realidad indica que la
crisis está en pleno y que este intento de “tasa Tobin”, que sin duda se
realiza en el sentido correcto, es de una debilidad que muestra claramente el
desfasaje de la crisis económica con la respuesta política. (Alguien diría el
camino al infierno está empedrado de buenas intenciones).-
¿Cuál es la razón de ese
desfasaje? Primero que no existen posibilidades de soluciones nacionales,
segundo, que lo que suceda en Europa inexorablemente marcará el curso de la
economía en el mundo.
Ya ocurrió con la moneda; las
economías fuertes europeas miraron Europa, y pretendieron, a través de una
moneda única europea, tener una proyección económica mayor, sin entender que
eso determinaba un reacomodo universal, que solo puede ser resuelto con un
signo monetario único en todo el planeta. Moneda que ya existe en el plano
interno de los complejos empresariales multinacionales.
Ahora aparece el impuesto a
las transacciones financieras limitado a los estados europeos, lo cual es
instrumentalmente absurdo. Y no porque no existan medios técnicos para
realizarlo. ¿Ahora que es lo que impide a los lideres políticos pensar con
cabeza universal? ¿Hay limitaciones tecnológicas? Es claro que no.
La moneda única es una
necesidad, lógica de la propia vida, no pueden existir medidas distintas para
las distancias, para el peso, para los líquidos, etc., etc. El origen de las
monedas y el señoreaje en las economías, primero locales, luego nacionales,
luego zonales, podía justificar las diferencias, hoy eso es insostenible,
porque más allá de las emisiones monetarias y el juego de los gobiernos con las
mismas, quien gobierna en última instancia su valor es el propio aparato productivo.
Los líderes europeos desconocieron esta realidad y la limitaron a sus
necesidades.
Ahora aparece el impuesto a
las transacciones financieras, aplicado como antes con el Euro obliga a un
reacomodo universal. La contradicción es que todos ya saben que hay que
aplicarlo, el como es el problema, y no tiene tampoco soluciones nacionales, ni
zonales. En este caso los impedimentos van a ser mayores que con la moneda. La
puja de intereses es mayor.
En el caso del Euro, importantes
economistas fuera del área de Europa vieron que era una medida fácilmente
bombardeable, y lo hicieron, la crisis de las economías nacionales europeas
parecen estarlo demostrando, aun cuando no pueden ordenar sus ideas para ver
como salen. Pues lo que ocurre en Europa ocurre para el mundo.
Con el impuesto pasa lo mismo,
en un grado superior. Una vez iniciado el camino no se puede volver atrás y no
son pocos aún los poderosos que sueñan con una vuelta a la normalidad de la
predominancia del modo de producción capitalista, y para ellos todo lo que
afecte la circulación de capital es pecado. Para nosotros el pecado está en la
constitución de paraísos fiscales.
En este inicio los
parlamentarios europeos no se proponen ir más allá que a un paliativo, tocando
un resorte esencial en el proceso económico: los impuestos.
Ahora que pasa en la
izquierda, en los sindicatos, que de esto no se habla.
Hoy es muy grave para la gente
lo que está ocurriendo, pero es esa gravedad lo que determina la búsqueda de soluciones.
Esta es una de ellas, aunque quienes la están manejando no demuestran conocer
los resortes económicos que ello supone.
Lo que ocurre en Europa,
ocurre para el mundo.
Montevideo, 1º de junio de
2012.-