Libertad vigilada
Ramón
Moreno Castilla *
Es realmente
libre el pueblo canario? Esta es la pregunta obligada
a tenor de la situación real de Canarias donde, pese a la apariencia de
territorio cuyos naturales deciden por sí solos su futuro, las decisiones que
nos afectan se toman a
¡¡Esa es la cruda y triste realidad del Archipiélago
canario!! Es como si estuviéramos sujetos, sin ser delincuentes, al Artículo
106 del Código Penal español, que regula esa figura jurídica, y que se nos
aplica de forma masiva para tenernos controlados, y que aquí no se mueva ni
Dios. Esta descripción metafórica es perfectamente válida para describir el
actual estado de cosas de Canarias. Porque no se es libre solo por votar. La
auténtica libertad consiste en la verdad. Sin la verdad, por muy dura que sea,
ningún ser humano es realmente libre.
Y eso es lo que le pasa exactamente al pueblo canario:
desde nuestro propio estatus de "Comunidad Autónoma" del Estado
español y "RUP europea", hasta todo ese entramado
político-administrativo que nos ha impuesto España, todo es pura ficción, y no
se corresponde para nada con lo que pasa en Canarias realmente. Nuestra
libertad está vigilada, porque la innata predilección del ser humano de
identificarse con su tierra, su historia, sus gentes, su folklore, etcétera
-¡¡lo que constituye el origen antropológico del verdadero nacionalismo!!- ha
sufrido una grave mutación al ser sustituida por un sucedáneo, que se inventó y
se puso en marcha para, a modo de gendarme, frenar, precisamente, al verdadero
y auténtico nacionalismo canario, el "nacionalismo ortodoxo", que se
diría en pura práxis política, y que es absolutamente
definitorio.
Y a ese "trabajo", que fue ideado,
propiciado y alentado por España, se aplican sin ningún rubor ni cargo de
conciencia, todas esas fuerzas o partidos políticos que se autoproclaman
cínicamente nacionalistas sin serlo realmente, ya que no propugnan la
independencia de Canarias, como sería lo lógico y razonable. O sea, todos esos
partidos políticos (empezando por CC, y terminando por PNC, CCN, NC, y otros)
han obviado la verdadera esencia y el fin último del nacionalismo, que es el
independentismo. No en vano, nacionalismo e independentismo son
consustanciales, y forman parte indisociable de un concepto político consagrado
en el Derecho contemporáneo. No se concibe, pues, que alguien que se proclama
una y otra vez nacionalista no ponga encima de la mesa la independencia de
Canarias, como hacemos los verdaderos y auténticos nacionalistas, los
nacionalistas ortodoxos, los patriotas canarios, en suma, que somos los que
tenemos la libertad vigilada. Siento sana envidia del caso de Puerto Rico -que
no quiere ser la 51 estrella de la Unión-, cuyo proceso de independencia sigue
en el debate de Naciones Unidas; y del referéndum (que no es extrapolable a
Canarias) que se está celebrando entre ayer y hoy en las Islas Malvinas, en el
que los malvinenses acuden a las urnas para pronunciarse si quieren mantener la
soberanía británica, en respuesta a la reclamación argentina sobre las islas.
Esta será la primera vez que este archipiélago del Atlántico Sur se pronuncia
sobre una consulta de este tipo. Aunque la actual población de las islas es de
casi 3.000 personas, solo 1.650 con nacionalidad británica tienen derecho a
votar. Esta consulta es considerada ilegal por Argentina, y desde hace dos años
el Gobierno de Cristina Fernández ha intensificado una ofensiva diplomática con
Gran Bretaña para iniciar un proceso de negociación sobre la soberanía de las
islas, que el país sudamericano reclama desde 1833. La pregunta que responderán
los malvinenses será: "¿Quiere que las islas Falkands mantengan su estatus político actual como
territorio del Reino Unido de ultramar".
Y Canarias, que lleva seis siglos de colonia española,
sigue tan campante. Aquí no se trata, por supuesto, de
celebrar ningún referéndum de autodeterminación, como se propugna desde diversos
sectores supuestamente nacionalistas. La cuestión canaria se dilucida
directamente en el Comité de Descolonización de la ONU, mediante la Resolución
1514 (XV), que obligará a España a iniciar negociaciones bilaterales con
Canarias para proceder al traspaso de poderes y a la constitución del Estado Archipelágico Canario (EAC), libre y soberano y, por
consiguiente, sujeto de Derecho Internacional, que suscribirá como tal todos
los Acuerdos y Tratados internacionales. ¡¡Esa es la cuestión!!