Ancor
Jorge Dorta *
El
fascismo, las dictaduras comunistas, las teocracias, el colonialismo o el
maltrato de género y la manipulación usan todos los mismos principios. Se
apropian de la verdad, ocultan información e introducen un conjunto de valores
a través de los cuales camuflan e influyen en la percepción de la realidad. Los
principios psicológicos sobre los que se basa el colonialismo son comunes a
todo totalitarismo y abuso de poder.
El colonialismo, como cualquier otra forma de dominación social, se basa en una
lucha por romper la fortaleza psicológica del individuo. Un individuo
psicológicamente débil y desmoralizado, preocupado por su supervivencia y
asilado, no va a poder responder ni organizarse eficazmente contra la tiranía.
Todo individuo se nutre de energía.
Energía económica por un lado y energía social y vital por otro. Se trata por
tanto de reducir esa energía. Mantener a la mayoría de la población en un
estado continuo de ansiedad interior. Funciona porque la gente está demasiado
ocupada asegurando su propia supervivencia o luchando por ella como para
construir una respuesta eficaz.
Un entorno desmotivador -por la falta de
expectativas y la falta de autoestima generada en un sistema colonial- consigue
reducir la energía social y vital del individuo. La falta de dinero también
influye en la energía social del individuo causando desmotivación y apatía.
Otros elementos castradores, como lo políticamente correcto, el castigo al
individualismo o el aislamiento, también contribuyen a reducir la energía
social de un individuo.
Podemos suprimir aun más la potencia
psicológica del individuo mediante el colectivismo. Un yo debilitado
psicológicamente no va a poder generar la capacidad de liderazgo para hacer
frente al entorno y cambiarlo. La insistencia del trabajo en equipo o la demonización del lobo solitario o las individualidades a
favor de lo políticamente correcto o de unos valores colectivistas son ejemplos
de este tipo de argucias, al igual que la eliminación del espíritu crítico en
la educación a favor de valores sociales.
Es por esta razón por la que me opongo a
modelos socialistas, ya que estoy convencido que una sociedad libre solo se
puede construir con ciudadanos libres. Es a través de la libertad del individuo
como se construye una sociedad libre, no hay otra forma. La piedra angular de
la libertad son nuestros derechos individuales y nuestra intimidad personal, y
eso es precisamente lo que está en juego. Si el sistema de dominación se basa
en debilitar psicológicamente el yo del individuo, la contra únicamente puede
estar en el reforzamiento de ese yo.
Solo a través el reforzamiento del yo
podremos enfrentarnos al entorno para cambiar las cosas y tomar conciencia de
que nadie nos tiene que dar la libertad, porque somos libres. Dicen las
crónicas que "nuestros antes" -es decir, los antiguos canarios-
tenían como valor supremo su libertad, y ya es hora de que recuperemos esa
consciencia y ese espíritu. Todo sistema de dominación social tiene un punto
débil, y es que necesita de nuestro consentimiento.
Decíamos que todo individuo se nutre de
energía económica por un lado y energía social y vital por otro. Por tanto,
todo el juego de dominación social en el fondo se trata de reducir esa energía
individual. Es un juego mental que tiene por objetivo romper la fortaleza
psicológica del individuo a través de la desmotivación, el aislamiento y el
sentimiento de inferioridad para reducir su energía vital y social de forma que
no pueda articular una respuesta.
Este aislamiento en Canarias se da no solo a nivel individual y psicológico,
como ocurre, por ejemplo, en los casos de maltrato, sino que también es físico
mediante el monopolio por parte de las compañías marítimas españolas hasta 2020
del transporte con Canarias. El monopolio del cable submarino de telecomunicaciones
de Telefónica, el boicot sistemático al desarrollo de líneas aéreas propias,
así como de las comunicaciones con África y Sudamérica son claros exponentes de
esta política.
Es fácil vender imágenes demagógicas a
sociedades desmoralizadas. Todos los totalitarismos se basan en eso porque son
una solución a una vida insegura y atomizada: someter a la población y llevar a
la sociedad a una fuerte situación de inseguridad, angustia y terror, de manera
que la gente llegue a sentirse tan desbordada que pida a gritos una solución,
la que sea.
La energía económica la podemos debilitar bloqueando el desarrollo económico de
una región manteniendo altos niveles de paro estructural mediante el
intervencionismo y el proteccionismo, así como mediante monopolios y el control
de los cuellos de botella de una economía como el transporte o el sector
financiero. Los monopolios nos permiten extraer la riqueza del territorio al
tiempo que se explota a la población mediante la falta de libertades
comerciales, como en Canarias.
Si el Estado viene y nos quita nuestro petróleo, se arriesga a una revuelta
social que desemboque en la independencia de Canarias. Qué mejor que ahogarnos
económica y socialmente para que nosotros le pidamos vender nuestro futuro por
un plato de lentejas, como Jacob.
Es sintomático que el CCN de Ignacio González abogue por las prospecciones
petroleras o el cumplimiento del artículo 96 del REF, pero no pida que se
apliquen las medidas necesarias para desbloquear nuestro desarrollo. Tan
liberales como se declaran y no piden la eliminación del monopolio español del
transporte de mercancías hasta 2020, que multiplica por diez el precio
internacional de los fletes y hace que cueste lo mismo mandar un contáiner de España a Perú que de España a Canarias.
Tampoco piden la restauración de
nuestras libertades comerciales, ni la eliminación de las barreras burocráticas
para el comercio con África, ni el desbloqueo de los permisos para la creación
de intermediarios y entidades financieras canarias o líneas aéreas chárter, ni
el control de nuestros puertos y aeropuertos.
Es decir, que exploten nuestro petróleo
pero que sigan manteniendo nuestro desarrollo bloqueado a través de una
economía totalmente cautiva e intervenida. Puede que Paulino, Javier González
Ortiz, Ana Oramas, Jorge Rodríguez, Juan Ruiz Alzola y compañía sean los palanganeros del colonialismo,
pero ahora parece que Ignacio González y los suyos están postulando para el
puesto de mamporreros del nuevo amo grancanario José Manuel Soria y sus
muchachos al servicio de Madrid. ¿O creías que nombrar a Soria ministro de
turismo y petróleo era una casualidad?
* Director
de Mencey
Capital
Fuente: menceymacro.blogspot.com
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