Libertad de
expresión
«» Alfonso
González Jerez *
A un periodista -y fundador y
copropietario de un medio de comunicación, eldiario.es-
Ignacio Escolar, lo han "despedido" de la SER. Muchas miles de
personas (incluyendo numerosos compañeros de profesión) se han solidarizado con
Escolar y han mostrado su asombro, irritación o indignación por la decisión del
grupo Prisa. Nacho Escolar afirma (y existen pocas dudas al respecto) que el
consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, ha
decidido expulsarlo de una tertulia semanal de la emisora más escuchada de la
radio española por publicar que tenía vinculaciones con empresas off shore radicadas en Panamá. Cebrián
no solo lo ha negado, sino que ha anunciado acciones legales contra los medios
que han afirmado que existen esas relaciones e incluyen a su esposa. Escolar
publicaba un artículo en su periódico digital en el que insistía en que
continuaría investigando y publicando y difundiendo la verdad.
Es difícil, si se tienen más de veinte años, eludir el
asombro ante el texto obsesivamente digno de Escolar, con su ligero hedor a
tramoya. De manera que publicas en tu periódico que el consejero delegado de un
grupo editorial con el que colaboras andaba metido en confusas operaciones para
evadir dinero del fisco y te quedas estupefacto cuando dicho consejero delegado
ordena que no colabores más en uno de los medios de su conglomerado
empresarial. ¿Sorprendente, no? Es algo que no se ve en ningún lado. Lo natural
es que en la SER se organizara semanalmente una tertulia sobre evasores
fiscales, panamanizables o no, y el aguerrido Escolar
lo contase absolutamente todo:
-¿Y saben ustedes que Cebrián,
muy probablemente, ha mentido canallescamente en todo este asunto y pueden
existir indicios inequívocos de la comisión de delitos tributarios?
-¿Juan Luis Cebrián, el consejero
delegado de esta empresa que te paga como contertulio habitual?
-Sí, sí, ese, ese mismo.
-Cuenta, cuenta, Nacho. Entonces podemos decir desde la SER
que Cebrián es un?
En el mundo adolescente, intangible e irresponsable de los
escolares, Cebrián no debería tocarles ni uno de sus
pelos churretosos, muy al contrario, estaría obligado a convertir a Escolar en opinador diario para que desmenuce meticulosamente todo su
patrimonio. Como no es así el director de eldiario.es
expone su martirologio y se ofrece por enésima vez, humildemente, como peana de
la libertad de expresión en España. En su todavía corto pasado, eldiario.es evidencia algunas muestras de escasa o nula
tolerancia. Generalmente no son los propietarios los que largan a los
incómodos, sino la masa furibunda y babosa de suscriptores y lectores. Firmas
como Roger Senserrich, Manuel Saco, Ignacio Urquizo o Julio Embid desaparecieron porque no respetaron
consignas, no hozaban en los lugares comunes de la
izquierda sonambúlica o criticaron las divinas
proporciones de Podemos y otras bellezas políticas. No tuvieron que meterse con
Escolar: bastó con que no demostraran un pensamiento de izquierdas tan sólido,
genuino e independiente como gerardo tecé o barbijaputa.
Fuente:
alfonsogonzalezjerez.com
27.04.2016