Guyana
acaba de mostrar (otra vez) que no hay nación demasiado pequeña para
cambiar la historia. En su intervención en la reunión histórica de la OEA en
defensa de Argentina, su canciller identificó a la ley Glass-Steagall de
Franklin Roosevelt como un arma necesaria para destruir a los piratas
financieros modernos, bien llamados buitres. Tiene razón en esto. La pelea
de Argentina, apoyada por la gran mayoría de la humanidad, junto con la
discusión de una estrategia que puede derrotar al imperio de la globalización
de una vez para siempre, nos ha abierto una oportunidad histórica muy grande.
Hay que aprovecharla mientras siga abierta.
5 de julio de 2014
Durante su intervención
en la histórica Reunión de Consulta de los ministros de Relaciones Exteriores
de la Organización de Estados Americanos (OEA) el pasado jueves 3 de julio, el
ministro de Transporte y Obras Hidráulicas de Guyana, y ministro de Relaciones
Exteriores en funciones, Robeson Benn, cambió la historia al hacer un llamado
para discutir ampliamente en todo el continente la necesidad de reinstituir la
Ley Glass-Steagall de 1933 del Presidente Franklin Roosevelt y exhortó a los
legisladores de Estados Unidos a que reinstituyan dicha ley, ya que fue
precisamente su derogación en 1999 lo que creó el sistema especulativo de la
usura, de donde surgieron los fondos buitres que ahora intentan acabar con
Argentina y acabar con la soberanía de los Estados nacionales en el mundo.
La reunión fue
convocada de emergencia por Argentina para hacer un llamado de atención sobre
el crimen que pretenden perpetrar los fondos buitres con el apoyo de la Corte
Suprema de Estados Unidos.
Benn invocó la idea
que había planteado el ex primer ministro de Malasia, Mahathir, en el sentido
de que "el sistema financiero internacional y sus políticas deben girar en
torno a la cuestión de no arruinar al vecino, sino de lograr su
prosperidad". Enseguida agregó: "Quiero plantear la cuestión, de que
quizás, para salir de este embrollo, deberíamos volver a ver la cuestión
general de la derogación de la Ley Glass-Steagall en 1999 en Estados Unidos,
que se relacionaba con la actividad del sistema bancario, las instituciones
financieras internacionales, que residen principalmente en Estados Unidos y en
el Reino Unido. El Presidente Roosevelt de Estados Unidos de América, estableció
una ley bancaria, aprobada como Ley Bancaria de 1933, que establecía
cortafuegos entre las actividades de los bancos, y en la cuestión de la
especulación en el sistema financiero. Quizás ahora existe la necesidad de ver
que se restablezcan secciones importantes de esta Ley Glass-Steagall, que fue
revocada en 1999".
Benn señaló también
que: "Sabemos que la devastación, los trastornos en la economía de
Estados Unidos en el 2008, tuvieron un efecto mucho más devastador y
perturbador en el sistema financiero mundial. De modo que quizás tenemos que
revisar la cuestión, o pedir a los legisladores de Estados Unidos a que hagan
esfuerzos para restablecer el tipo de regulaciones en el sistema bancario que
evitaría a los fondos buitres, que evitaría que hubiera esta respuesta en
donde sea que haya esto que yo llamo la 'piratería de los tiempos modernos', la
piratería moderna que tiene consecuencias graves para la economía mundial, y
en particular ahora en el caso de Argentina, una nación muy importante en América
Latina, tiene implicaciones graves para su economía y que crearía un efecto en
cascada en América Latina y en Centroamérica y en todas partes".
Benn concluyó:
"Guyana se solidariza con Argentina al rechazar y condenar las acciones de
los fondos buitres que han puestos en peligro el progreso hecho por estos países...
El dilema del pueblo y del gobierno argentino resuena en todos los países en
desarrollo. Es responsabilidad moral de todas las partes interesadas, incluso el
pueblo estadounidense y su gobierno, asegurar que países como Argentina, que ha
dado pasos importantes para mejorar su situación de endeudamiento, [no tenga
que adoptar medidas] que amenacen el progreso alcanzado".
El discurso de Benn fue
el último de la reunión antes de que se hiciera la votación en la reunión de
la OEA, en la que la gran mayoría de las naciones allí presentes se levantaron
y con un aplauso cerrado aprobaron la resolución en respaldo de los esfuerzos
que de Argentina para llegar a "acuerdo justos, equitativos, y legales con
el 100% de sus acreedores", y manifiestan "su respaldo pleno a lograr
una solución que busque facilitar un proceso amplio sobre la deuda de
Argentina". Esta declaración fue aprobada por todos los países menos dos:
Canadá y Estados Unidos, que insistieron en que se incluyera un pié de página
en el documento que dijera: "Estados Unidos no puede respaldar esta
declaración, y señala que la cuestión se encuentra en un proceso judicial en
Estados Unidos".
A pesar de la torpe
sofistería de los argumentos de Estados Unidos, se mantuvo una fuerte
solidaridad regional con Argentina desde el comienzo de la reunión, y durante
este proceso varios ministros de Relaciones Exteriores hablaron de modo
vehemente sobre la necesidad de defender a los seres humanos por encima de las
finanzas. Muchos se refirieron con furia a los "fondos buitres",
aunque la declaración final no menciona esa frase.
Venezuela: la
vigencia de la Doctrina Drago
Fue notable la
intervención de Elías Jaua, ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
quien de modo dramático comenzó su declaración leyendo los primeros párrafos
de una carta que denuncia la diplomacia de las cañoneras para cobrar deudas,
para luego informar a los presentes que esto era de la famosa carta de diciembre
de 1902 escrita por Luis María Drago, ministro de Relaciones Exteriores de
Argentina, a su embajador en Estados unidos, en la que denuncia el bloqueo a los
puertos de Venezuela que se llevaba a cabo en 1902 por parte de barcos de guerra
de Alemania, Italia e Inglaterra, en un esfuerzo de cobrar su deuda. Esto se
conoció como la Doctrina Drago, que estableció el principio de que ningún
acreedor puede cobrar su deuda a expensas de la existencia, la soberanía y la
independencia de una nación, citando "al famoso Hamilton" al respecto
de que los contratos entre una nación e individuos particulares "no pueden
ser la razón para el uso de la fuerza". Más tarde Drago describiría su
doctrina como el "corolario financiero de la Doctrina Monroe"[1].
El ministro Jaua,
explicó enseguida que "esa carta se convirtió en una doctrina, la
Doctrina Drago, que estableció el principio de que ningún Estado soberano
puede ser obligado por la fuerza a pagar una deuda y mucho menos a ser
embargado... Por eso hemos acompañado a la Argentina y la seguiremos acompañando
en su legítimo reclamo sobre la soberanía de las Islas Malvinas. Por eso, 112
años después de la carta del digno canciller Drago, venimos en nombre de
nuestro gobierno y de nuestro pueblo a decir que Argentina no puede ser
compelida a pagar en condiciones inaceptables, una deuda que por lo demás es
inmoral y con claros elementos de ilegalidad… Lo que hoy le ocurre a
Argentina, nos ocurre a todos los países de esta Organización... Hagamos más
que un llamado, pongámonos en la tarea imperiosa de rediseñar el sistema económico-financiero
internacional".
Después de que se
aprobó la resolución con una mayoría aplastante de los miembros de la OEA, el
ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jacobo Timerman -–quien había
iniciado las deliberaciones con una fuerte presentación, conjuntamente con la
que hizo el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, sobre la cuestión
elemental que forma parte de los ataques de los fondos buitres—- terminó la
reunión manifestando su agradecimiento por la solidaridad mostrada,
"lamentando mucho" los votos negativos emitidos por Estados Unidos y
Canadá, y prometiendo que Argentina irá a las negociaciones con los fondos
buitres, el lunes, en alguna "lujosa oficina de la Ciudad de Nueva
York" armada con el conocimiento de que "no estamos solos". Eso
no porque iremos acompañados por la solidaridad que aquí hemos recibido, dijo
Timerman, aunque eso también es cierto, pero además porque recordaremos las
almas, las caras de todas las víctimas de los fondos buitres en las naciones de
todo el mundo.
En su intervención en
la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, el
ministro de Finanzas de Argentina, Axel Kicillof explicó con detalle el caso de
la deuda externo. Esta misma explicación la había presentado ya el pasado 25
de junio ante los embajadores de 134 naciones en la cumbre del Grupo de los 77 más
China (G77 + China) en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
Kicillof explicó cómo
históricamente la deuda externa se ha utilizado para saquear a Argentina,
comenzando con la usurera deuda de 1824, un préstamo de un millón de libras
esterlinas del Baring Bank del imperio británico, que muy bien puede servir
como una "moraleja sobre la deuda externa de los países emergentes como
nosotros". El préstamo del Baring Bank fue un fraude, afirmó. Se suponía
que serviría para el desarrollo de puertos, y en cambio, Argentina solo recibió
570 mil libras esterlinas, los puertos no se construyeron, el gobierno incumplió
en los pagos y eventualmente terminó pagando un total de 4 millones de libras,
¡por nada! "Nunca en la Argentina la deuda externa sirvió para
desarrollar al país", dij Kicillof, por lo cual la agencia Associated
Press calificó su discurso como "desafiante". En realidad, sus
observaciones ponen de relieve la necesidad de las soluciones que Lyndon
LaRouche ha planteado en la forma de sus cuatro puntos, la ley Glass-Steagall y
el sistema de crédito hamiltoniano.
Utilizando diagramas y
gráficas, Kicillof demostró con detalles muy precisos el proceso de
endeudamiento eterno. Puso como ejemplo el caso de la "sangrienta dictadura
militar" impuesta en 1976, cuando se instituyó el mecanismo por medio del
cual los banqueros extranjeros y las organizaciones multilaterales de préstamo
hundieron a Argentina en la "dinámica perversa" que la forzó a
endeudarse una y otra vez, no para financiar el desarrollo, sino para seguir
pagando una deuda impagable, "dejando a nuestro pueblo sin nada, excepto
que con más deuda en sus espaldas". Este proceso de saqueo, afirmó, es lo
que finalmente llevó a la explosión y el incumplimiento de pagos del 2001.
El ministro de finanzas
demostró la completa locura del fallo del juez Thomas Griesa y de la Corta
Suprema de Estados Unidos. Argentina ha reordenado y reestructurado sus finanzas
con gran sacrificio desde el 2003, explicó, todo eso mientras garantizaba el
crecimiento económico y restauraba los beneficios sociales que la junta militar
y los subsecuentes gobiernos de libre mercado habían eliminado.
Argentina quiere pagar
su deuda, afirmó, "pero no nos dejan", porque han impuesto
condiciones que tienen consecuencias que ponen en peligro toda la economía
argentina, "que pone en riesgo nuestro derecho a proteger a todos los
argentinos del sistema financiero internacional".
Kicillof advirtió que lo que le sucede ahora a Argentina "es un reflejo de lo que lo que puede pasar a otros países", lo que Argentina enfrentó en el 2001 es lo que muchos otros países enfrentan hoy. Algo en lo que debemos reflexionar, dijo, es que los fondos buitres ya están buscando la ubicación de nuestros activos financieros relacionados con el petróleo y otras riquezas, y ya en el pasado la deuda externa fue el mecanismo para saquear nuestros recursos naturales. Y como había dijo el Presidente de Uruguay, José Mujica, "hoy van por ti, mañana por mí".