Lelos
o tahúres: Titsa the question
Pedro Fernández Arcila *
Mientras
mi compañera y concejala de Sí se puede, Asunción Frías Huerta, mantenía en el
pleno del pasado viernes[25-05-2012] un interesante debate con el concejal Dámaso Arteaga
sobre las reducciones de las líneas de guaguas en Santa Cruz, ese mismo día se
aprobaba por unanimidad en el Cabildo Insular de Tenerife la creación de una
Autoridad Única del Transporte. Con ese órgano (de nombre un tanto tenebroso),
se pretende iniciar los trámites para insularizar el
transporte público de guaguas urbano e interurbano, transfiriéndole las
decisiones sobre el mantenimiento de todas las líneas de guaguas de la isla
(incluidas las de Santa Cruz), pero también el precio de las guaguas, los
bonos, y sobre todo, permitiendo la entrada de la mano privada del
metropolitano en el nuevo diseño del transporte público insular.
La
noticia del acuerdo del Cabildo salía publicada al día siguiente en Diario de Avisos y reconozco que no
acababa de creerme lo que estaba leyendo, porque, a pesar de la trascendencia
que tenía para el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz la decisión que se
adoptaba en el Palacio Insular, el concejal Dámaso Arteaga no hizo la más
mínima mención a este significativo cambio en el modelo de gestión del
transporte público por guagua. Este llamativo silencio sólo puede significar
dos cosas: a) el grupo de gobierno municipal sabía lo que iban a aprobar sus
compañeros del Cabildo pero decidieron hacer mutis por el foro para no dar
argumentos a Asunción Frías, que denunciaba la actitud claudicante del equipo
de Bermúdez frente a las exigencias del Cabildo, o b) los compañeros de
Bermúdez- Pérez en el Cabildo no tienen el más mínimo respeto por esa pareja
política, por lo que decidieron no informarles que se iba a adoptar la decisión
más importante en materia de transporte de guaguas para nuestra ciudad.
Coincidirán conmigo que ambas posibilidades son realmente preocupantes para los
intereses municipales, porque: o bien Bermúdez-Pérez engañaron al pleno,
ocultando elementos fundamentales para el debate; o bien, el Cabildo continúa
menospreciando a los representantes de nuestra ciudad en un asunto de enorme
importancia para nuestros conciudadanos.
Sabiendo
que estas decisiones no se improvisan y conociendo que el consentimiento del
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife debiera ser esencial para que el Cabildo
aprobara esta autoridad única del transporte, la gravedad de este asunto no es
que una de esas dos hipótesis se produjera de manera puntual; es decir, con
ocasión del pleno del pasado viernes, sino que esta situación se ha extendido
durante los casi dos meses que la opinión pública lleva cuestionando las
decisiones municipales en esta materia.
Para
nuestra vergüenza, esto significa que durante todo este tiempo los
representantes de los colectivos vecinales del Suroeste, La Salud, Ofra, etcétera, se han reunido con responsables políticos
que, o bien estaban en el limbo, o bien en el país de los tahúres, donde, con
indudable pericia, jugaban con los intereses vecinales con unas cartas que estaban
marcadas.
* Concejal del Ayuntamiento
de Santa Cruz por Alternativa Sí se puede