Cuando
la Salud Pública no es una prioridad:
el caso de los residuos tóxicos en la leche
Arturo
Borges Álamo*
[…, por intereses económicos de la
oligarquía canaria, con la destrucción masiva de suelo agrícola, a lo que se añade
que a través del Régimen Especial de Abastecimiento (R.E.A.)
además de condenar a la ganadería canaria a su progresiva desaparición, anulan
la soberanía alimentaria, importándose grandes cantidades de alimentos,
animales o vegetales, incluidos de países africanos, asiáticos y
latinoamericanos donde aún está permitido el uso de los mencionados
plaguicidas.]
Acaban
de resaltarse por algunos medios de comunicación de nuestras islas los
resultados del estudio del Grupo de Investigación en Medio Ambiente y Salud y
del Servicio de Toxicología Clínica y Analítica de la Universidad de Las Palmas
de Gran Canaria (ULPGC), publicados en un artículo científico en la revista
internacional Chemosphere que confirman el nivel de
exposición de la población a contaminantes tóxicos nocivos a través del consumo
de leche.
Esa era la hipótesis planteada, tras
estudios anteriores de los mismos investigadores que detectaron residuos
tóxicos en elevados niveles en un porcentaje relativamente alto de la
población, que la leche fuera una de las mayores fuentes de exposición a estos
compuestos dada la importante ingesta láctea de la población canaria.
Anteriormente, de los compuestos estudiados, en el caso de los plaguicidas organoclorados observaron los valores medios detectados en
la población canaria de la carga total de DDT y concluyeron que los niveles de
esta población (370 ng/g de lípidos) son similares a
los que se han descrito en poblaciones europeas o norteamericanas. Lo
preocupante es que los niveles del derivado DDE indican una exposición crónica
a través de la alimentación o el medio ambiente. Igualmente preocupantes son
los datos referentes a los compuestos no derivados del DDT ya que los niveles
encontrados en la población canaria indican un elevado grado de contaminación
por endrina y lindano.
Estos compuestos, especialmente el DDT, podrían estar llegando desde el
continente africano; por ejemplo, este insecticida se sigue empleando en
Marruecos. Esta posibilidad de contaminación aérea existe y ha sido confirmada
por diversos autores en otros lugares del planeta.
También por intereses económicos de la oligarquía canaria, con la destrucción
masiva de suelo agrícola, a lo que se añade que a través del Régimen Especial
de Abastecimiento (R.E.A.) además de condenar a la
ganadería canaria a su progresiva desaparición, anulan la soberanía
alimentaria, importándose grandes cantidades de alimentos, animales o
vegetales, incluidos de países africanos, asiáticos y latinoamericanos donde
aún está permitido el uso de los mencionados plaguicidas.
Otra posibilidad es la existencia de un elevado grado de contaminación del
suelo y acuíferos de las islas por estos plaguicidas, como consecuencia de su
desmesurado uso en décadas pasadas. Y no podemos obviar el uso generalizado
actual del glifosato, herbicida total, no selectivo,
de amplio espectro, que mata las plantas debido a que suprime su capacidad de
generar aminoácidos aromáticos.
Las Islas Canarias, como todas las islas volcánicas, presentan unas
características geológicas (escasez de materia orgánica) que facilitan la
contaminación del suelo y aguas.
Esta contaminación puede tener efectos adversos sobre la salud, por tanto,
situaciones como la descrita para la población canaria constituyen un problema
de salud pública. Así el DDT, su principal derivado, el DDE, la aldrina y la dieldrina son
contaminantes de reconocida actividad estrogénica.
Según la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer la mayoría de
estos compuestos son sustancias posiblemente o demostradamente carcinogénicas.
También son obesogénicas, pudiendo contribuir a la
especial relevancia de la obesidad en Canarias.
Otros compuestos son los productos industriales, los bifenilos policlorados que
han tenido múltiples utilidades como aislantes en condensadores y
transformadores, las dioxinas y los furanos que se
producen en la incineración de residuos, en la industria metalúrgica, en la
fabricación de cemento, en la combustión de madera en calderas domésticas,
etc., son mutagénicos, carcinogénicos, teratogénicos y obesogénicos.
La exposición crónica a estos compuestos se ha relacionado con diversos tipos
de cáncer dependientes de estrógenos, como el cáncer de mama. Precisamente, las
Islas Canarias tienen una de las cifras más altas de incidencia y mortalidad
por cáncer de mama y, especialmente en Gran Canaria, la situación es muy
preocupante. Como problema de salud pública, precisa un sistema de vigilancia y
evaluación del mismo, así como una profundización en el estudio de los efectos
en la población expuesta.
Todos los factores de riesgo señalados deben ser abordados mediante las
correspondientes políticas preventivas que actúen sobre las causas últimas de
los mismos, en absoluto ajenas al sistema económico, social y por tanto
político que rige nuestras vidas: el sistema capitalista y su específica
concreción en nuestras islas. No podemos olvidar que la enfermedad es una
categoría social y política impuesta sobre la gente con una enorme presión
social y económica de dicho sistema que es una de las mayores fuerzas en el
mundo que causa enfermedad y muerte.
Por eso es fundamental la intervención mediante la necesaria Ley Canaria de Salud Pública que
articule los principios de "Salud en todas las políticas" que se
desarrollan en el citado contexto, así como de "Evaluación del Impacto en
Salud" de dichas políticas, incluidas, por supuesto, las que hacen
referencia a los sectores agrícolas y ganaderos, soberanía alimentaria, R.E.A. y actividades de importación de alimentos.
Se precisa acabar, con la falta de control sobre la presencia de residuos
tóxicos que ha hecho posible que los alimentos se hayan convertido en una
fuente notable de aquellos para la población de estas islas. Se precisa en suma
que la Salud Pública sea una auténtica prioridad y no una figura decorativa a
la que la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias no llega a dedicar ni
siquiera un 1% de su presupuesto.
Y se precisa ir más lejos, superar un capitalismo que movido por el acicate de
la máxima ganancia depreda la biosfera, y avanzar hacia un modo de producción
ecológicamente compatible con La Salud.
* Miembro
del Foro Social Canario por la Salud y la Sanidad Pública