Latinoamérica y Canarias
Francisco R. González Alonso
Desde el punto de vista
territorial, la historia de España registra en su haber geográfico el mayor
imperio sobre la faz de nuestro planeta Tierra. Tal fue su dimensión que el sol
siempre brillaba en uno de sus tantos dominios. También podemos afirmar que
ninguna otra nación del planeta Tierra ha estado sometida tanto tiempo como
España, como fue el transcurrido bajo el imperio árabe, 771 años de dominación.
Nuestras Islas
Canarias ya han sufrido el dominio del Estado español más de quinientos años
(1496 al 2012), pero con la gran diferencia de que el imperio árabe dejó un
legado histórico invalorable. A nosotros, los canarios, nos han arrebatado
nuestras riquezas, impulsándonos a tener que emigrar para poder subsistir en
otras latitudes del globo terráqueo, que si bien hemos sido acogidos con
beneplácito por nuestro trabajo creador y honestidad, soñamos con regresar al
terruño que nos vio nacer, pero eso sí, que seamos dueño de nuestro propio
destino sin ataduras al imperio colonial que sigue abusando de nuestra nobleza
espiritual.
Muchos de los hispanos
residentes en nuestras queridas e inolvidables Islas Canarias, en un tiempo
llamadas Islas Afortunadas, pensarán que mi espíritu lo alimenta el odio cuando
escribo manifestando que el pueblo canario ya llegó a su mayoría política, y
tiene todo el derecho de vivir en libertad soberana e independiente, como todas
las naciones que integraron el gran imperio español. No, amigos residentes en
nuestras Islas Canarias, los latinoamericanos se independizaron y hoy mantienen
excelentes relaciones bilaterales. Cuando reclamo nuestro derecho a tener una
patria libre y soberana, no es el odio que yace en mi corazón, ni busco
posición alguna de poder, ya tengo más de ochenta años, vividos la mayoría de
ellos en la diáspora canaria, que me atrevo a decir que, con nuestros
descendientes, somos tantos como los que viven nacidos en Canarias.
Como seres humanos, y
en mi caso con formación cristiana, quiero vivir los años que me quedan de vida
en paz añorando nuestro sueño nacionalista, que, como ya lo he manifestado
públicamente, tarde o temprano Canarias será una República Federal
Independiente, eso sí, manteniendo los lazos fraternales en convivencia
pacífica con todos los residentes establecidos en el archipiélago canario.
Tantos los canarios como los residentes en nuestras islas disfrutarán de un
status político con más libertad de acción en todo el quehacer humano, si
nuestras Islas Canarias fuesen independientes.
Nos han hecho ver que
nuestra existencia insular se debe a los buenos oficios del poder central
español, que si nos independizamos nos moriríamos de hambre, y lamentablemente
en la mente de nuestra gente humilde está sembrado ese temor. También, que si
nos independizamos Marruecos nos invadiría y pasaríamos a ser un territorio
marroquí. Y el más impúdico de los consejos que emite el poder central español
es el de manifestar que nuestro pueblo no está preparado para asumir tanta
responsabilidad.
Todas estas
especulaciones, que han generado el temor suficiente para permanecer indiferentes,
hace siglos se las decían a los nacionalistas latinoamericanos, para frenar los
movimientos emancipadores, y..., como cosa curiosa, que no ha germinado en la
gente humilde, se debe a que nuestra gente insular en su mayoría nunca ha
salido de la isla donde vive, y muchos hasta ni de su propio pueblo. No saben
que los primeros en alzarse contra el poder colonial español en América, eran
hijos de canarios que hoy figuran históricamente en el Parnaso político
latinoamericano.
Otro de los aspectos
que al poder central español no le interesa dar a conocer es la importancia que
tienen nuestras Islas Canarias como enclave geográfico, por los inmensos
recursos económicos que recibe la Hacienda pública española, por el tráfico
tanto de barcos como de aviones que hacen escala en nuestros puertos y
aeropuertos de tránsito a los tres continentes, África, América y Europa.
Nuestra gente común
tiene que entender que si nuestras Islas Canarias fuesen una carga económica
para el Estado español, desde hace mucho tiempo no se opondría a nuestra
independencia. Por lo tanto, el camino que todos debemos tomar es el de la
soberanía absoluta: Canarias Libre e Independiente.
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