Las Riquelas
Wladimiro Rodríguez Brito
Septiembre es un mes adecuado para hablar de la
viña y los campesinos que cuidan esa planta, porque septiembre es vendimia. Por
ello, hemos hecho numerosas visitas con los alumnos a los viñedos de Tenerife.
Me detengo en el Norte, a fin de estudiar la
problemática de una de las zonas que ha sido referencia emblemática en muchos
años, por producir los mejores vinos del Norte. Las condiciones físicas de la
comarca, suelos ricos y húmedos, con una orientación hacia el poniente, hacen
que esta zona tenga unas características propias del sotavento insular en
cuanto a horas de sol, tema clave para la calidad de los vinos. Riquelas es un topónimo que se asocia
al antiguo propietario del lugar, Antonio Riquel de
Angulo, que ya en el siglo XVIII edificó una casa emblemática en el número 15
de la calle de La Carrera de La Laguna. Hoy, afortunadamente para los
agricultores de la zona, las tierras 'pertenecen mayoritariamente a quienes la cultivan, cosa a la que se le incorpora
un valor añadido por el saber hacer de esos paisanos y el esmero con el que
cuidan sus campos. En los últimos años, se ha pasado de un sistema de cultivo en parrales a las
conocidas espalderas. Así es porque, mientras la viña anteriormente se recogía
una vez terminada la cosecha al pie de los ribazos para sembrar papas o manchón
o leguminosas, ahora hemos pasado a su monocultivo, en tanto se han perdido los
demás cultivos de secano y la ganadería complementaria. Por ello, en estos
momentos, hay una devaluación de la cultura tradicional de los secanos en las
medianías de Tenerife, por la
dependencia que hemos tenido de la construcción y los servicios, cosa que la degradó de manera significativa. De
manera que, en estos momentos, un alto porcentaje de las tierras de Las Riquelas son tierras de baluto y,
en consecuencia, tenemos una situación nueva para los agricultores que aún las labran. En las tierras no cultivadas crece la maleza, es decir, zarzas, helechos, hinojos... Eso genera peligros serios para la agricultura del entorno, por los posibles incendios en los veranos (como pasó
en la montaña de El Pastel, en El Sauzal) y por la propagación de plagas, sobre todo ratas, lagartos, mirlos ... , así como
la producción de cenizas en los viñedos abandonados, etcétera.
La crisis en Las Riquelas,
y en otros puntos del Norte, no sólo tiene que ver con el deterioro de la
rentabilidad de los productos agrícolas, sino, sobre todo, con el deterioro
ambiental y social de la agricultura. Hoy Las Riquelas tiene otra lectura,
por el importante deterioro dicho, más el deterioro que acarrea el dicho
abandono. Es indudable que hoy Las Riquelas y los viñedos en Tenerife han de entrar en otra
lectura ante la situación socio económica que vivimos. Pues es difícil entender
que, en una tierra que apenas produce menos del 30% del vino que consumimos y en
la que tenemos miles de parados, el campo y la auto
alimentación puedan continuar por los parámetros actuales. Por ello hemos de
apostar por una agricultura sostenible, por una política ambiental y social que
penalice las fincas sin labrar y asocie las prestaciones sociales de los
parados, al menos en el campo, con cultivos y trabajos productivos. Es en este marco en el que estamos en la
obligación de tomar medidas para incorporar las tierras balutas
a los cultivos, además de incorporar a los jóvenes a la sabiduría popular de
nuestro mundo rural, para que no se deterioren los puentes entre el conocimiento
empírico de nuestro mundo rural y los jóvenes, en eso que llamamos sustitución
generacional, tan importante en el campo y la agricultura.
Las tierras balutas
cargadas de zarzas son una bofetada a la dignidad de los campesinos, máxime en
una sociedad con serios problemas sociales y laborales como la nuestra, lo cual ya se ha dicho. Recordemos, por fin, que hablamos de una tierra en la que se importa más del 90% (le
los productos que consumimos.
Gobiernos, sistemas educativos, formativos y
universidad deben estar atentos para que ejemplos como el de Las Riquelas sean un mal sueño en nuestra tierra.